Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

sábado, 31 de agosto de 2013

Vía Ferrata Foradada del Toscar

                            

Como tercera actividad del día y después de pasar por Ainsa para comprar unos pucheros, nos dirigimos hasta el collado de la Foradada para conocer la vía ferrata de Foradada del Toscar. Dejamos el vehículo aparcado cerca del collado, en un ensanchamiento junto a un cartel indicador de la vía ferrata. Desde este lugar una buena pista nos llevó (25 minutos) justo hasta la base de la  pared rocosa, donde empieza la vía ferrata. En esta ocasión Fonso decidió quedarse en el camping, realizando el recorrido equipado Alicia, Carmen y yo.
La vía ferrata consta de tres tramos bien diferenciados:
El primer tramo es el sector más vertical, encontrando en este recorrido una serie de canales y paredes hasta situarnos en una brecha, a partir de la cual se inicia una travesía muy aérea que nos llevó hasta la cima de una aguja rocosa.


Una vez coronada la aguja comienza la segunda parte de la ferrata, empezando a descender (cosa que nunca habíamos hecho en una ferrata) para después de una larga y bonita travesía horizontal que rodea la aguja, llegar hasta a un puente colgante de más de 10 metros que une la aguja caliza con unos muros situados al norte de ella.


Una vez superamos el puente (tercer tramo) comenzamos a encadenar muros más o menos verticales con tramos de andar. Esta parte es menos aérea y vertical que la primera, pero es entretenida y continúa hasta alcanzar la cima de esta serie de muros, desde donde comenzamos un vertiginoso camino de descenso, con una fuerte y resbaladiza pendiente (hay cuerdas para ayudarnos en algunos puntos), que nos devolvió de nuevo al comienzo del recorrido.


Sin duda la ferrata de Foradada del Toscar es una impresionante vía, un itinerario (2 horas de recorrido) altamente recomendable, teniendo un grado de seguridad muy elevado, aunque no es apta para debutantes ya que presenta varios tramos verticales que requieren una buena condición física. Sin duda es una de las vías ferratas imprescindibles dentro del ámbito nacional.

                

miércoles, 28 de agosto de 2013

Barranco de Ordiceto


Después de haber descendido el Barranco de Trigoniero y tomarnos un pequeño descanso, nos subimos al coche para afrontar los escasos kilómetros que nos separaban del aparcamiento del Barranco de Ordiceto. Para ello cogimos dirección Ainsa, y en las proximidades de la central eléctrica de Barrosa buscamos el camino bien señalizado que se dirige al ibón de Ordiceto, dejando el coche en una buena explanada nada más cruzar el río.
Ya caminando afrontamos los 30 minutos de aproximación, caminando sin desviarnos por la pista hasta llegar a una curva muy pronunciada a izquierdas, en la que sale otra pista por la derecha que se dirige a un prado plagado de colmenas de abejas. Cruzamos el prado y nos encontramos con el cauce del río, lugar que aprovechamos para terminar de ponernos los trastos.


A pesar de su brevedad, este es un descenso muy bonito, una pequeña joya. El abundante caudal ha formado una pequeña gorga labrada en granito de gran belleza.


Según la reseña que llevábamos el tercer rápel (quizás el punto más bonito del descenso)  pudiera complicarse por la presencia de un tronco en la línea de rápel, pero el árbol ya no estorba, pues está en la parte baja del estrecho canalón.


Montamos un total de 8 rápeles, alguno de gran belleza, en apenas 1 hora y 30 minutos que nos llevó el descenso, pero salimos del barranco encantados con este descenso.

                            

Después de andar los escasos 5 minutos de retorno, llegamos de nuevo al aparcamiento en donde nos pusimos a comer y reponer fuerzas. Aún era muy temprano y teníamos toda la tarde para realizar alguna actividad más. Pensamos en varias posibilidades, barranco, piscina en el camping, ferrata, etc. Al final decidimos volver al camping para una vez allí decidir que hacer.

                

martes, 27 de agosto de 2013

Barranco de Trigoniero



El pasado 14 de agosto nos desplazábamos hasta la localidad oscense de Ainsa para pasar unos días de vacaciones y "descanso" realizando unos cuantos barrancos. Tras un largo viaje, con algún despiste importante durante el trayecto, llegábamos al camping Peña Montañesa, que sería nuestro campamento base durante los 4 días del puente. El equipo en esta ocasión estaba formado por Paula y Belén (ellas iban en plan relax) Alicia, Carmen, Fonso y yo.


El jueves 15 después de desayunar como buenamente pudimos, pues nos habíamos dejado todo el armario de los cacharros en casa, dejamos a Paula y Belén durmiendo, mientras el resto cogimos dirección Francia y pasamos la localidad de Parzán hasta encontrarnos con la antigua aduana, aparcando en la amplia explanada. Nos cambiamos y empezamos a caminar cruzando el río Barrosa, tomando una senda bien marcada  que se dirige al Puerto de Tringonier. Seguimos subiendo entre el bosque y poco a poco nos vamos aproximando al barranco por su orilla derecha orográfica. Pasamos de largo una canalización y enseguida nos topamos con un desvío descendente a la derecha, que nos llevo tras 30 minutos de aproximación a una pequeña presa que canaliza todo el caudal del río.


El barranco está formado en granito, siendo un descenso corto y mantenido, que realizamos con muy poco caudal debido a la presa de la central eléctrica.


Del descenso poco que más que contar, siendo al final de nuestro viaje el que menos nos gustó, aunque es un barranco que tiene rincones muy bonitos, que sin duda con algo más de caudal hubiese ganado mucho.


Después de 1 hora y 30 minutos aproximadamente de descenso, y una vez realizado el último rápel, salimos a la derecha por una senda marcada que en apenas 5 minutos nos llevó de nuevo al coche, en donde nos tomamos un respiro antes de afrontar el segundo descenso de la jornada.

               

martes, 13 de agosto de 2013

Río de Castrejón


Hacía mucho tiempo que nuestro amigo Lolo quería conocer el Barranco del Río Castrejón, y también hacia bastante que le habíamos  prometido  llervale a conocer este barranco, poniendo  fin este pasado sábado a tan larga espera.

                           

Lolo se mostró encantado con ir a Ledantes para descender esta barranco desde el primer momento que se lo propuse, y eso que yo no andaba muy animado con el plan, puesto que aún recordaba las dos experiencias que tuvimos con este barranco en el verano del año 2011. A la salida también se apuntó Chus, mientras el resto de los habituales en nuestras salidas, por un motivo u otro fueron baja.

                           

Quedamos con Lolo a las 8 en Panes, para dirigirnos hasta Ledantes con un único coche y afrontar otra vez la larga y dura subida andando por la pista que se dirige a los puertos. Esta vez tardamos 3 horas hasta el refugio que hay en la divisoria con el Valle del Cubil del Can y otra media hora larga hasta el punto en donde nos pusimos el neopreno. El día era muy bueno, con una alta temperatura, y pudimos disfrutar de unas amplias y espectaculares vistas durante toda la subida.


Del barranco poco más que contar que en nuestro primer descenso, encontrándonos esta vez con un caudal algo más elevado, pero que no dio ningún problema.

                           

El descenso nos llevó algo más de 4 horas y 30 minutos, que sumados al largo camino de aproximación y la media hora de retorno, hacen de toda la jornada una actividad muy completa y exigente físicamente.

                           

A pesar de la dureza de la actividad (10 horas en total) regresamos de nuevo a Panes encantados, habiendo disfrutado mucho durante toda la jornada, incluso en la pindia y dura pista de aproximación.


                

jueves, 8 de agosto de 2013

Tombu Robru



Hacia mucho tiempo que queríamos conocer la subida a Tresviso por el Tombu Robru, y por fin este pasado domingo nos animamos Alicia y yo a visitar este bello y acrobático paraje.
Salimos de Urdón sobre las 9:30 horas y caminamos por la Senda de la Peña hasta la Posa la Cerrosa, en donde abandonamos el viejo camino minero para superar una molesta pedrera que nos conduce a un collado herboso. Para saber cual es la posición del  Tombu Robru debemos fijarnos en  una pared de color pardo que se mete hacia dentro, y esta adornada con una gran mata de hiedras que cuelga de las paredes.
Desde el collado herboso el camino esta bastante marcado y  va ganando metros con alguna pequeña trepada hasta llegar a  la base de la pared en donde se ubica el Tombu Robru.


Una vez en la pared, iniciamos un recorrido hacia la derecha por una aérea cornisa en la que no se puede dar un mal paso. La cornisa tiene anchura suficiente para caminar, pero la vertical bajo nuestros pies es mayor a medida que avanzamos.


Existe un cable hacia la mitad de la pared que ayuda y da confianza en el paso. A continuación el sendero hace una revuelta a la izquierda en donde encontramos restos de cable de acero por el suelo, y en pocos metros más llegamos hasta el Tombu Robru.


Impresiona ver como los pastores de Tresviso aprovechaban cada rincón por pindio que fuera para uso ganadero, encontrando en el Tombu un cierre para el ganado construido con piedras.
Seguimos subiendo por la arista y en la parte más alta encontramos un paso malo con una caída al vacío de unos 300 metros hasta el río Urdón. Afortunadamente en este lugar encontramos una cuerda que nos da seguridad para superarlo.
Continuamos la subida por una zona muy aérea, realizando numerosas trepadas hasta llegar a las Armaduras del Robru, una estrecha horcada desde donde vemos la desembocadura del río Urdón y una pared vertical de color anaranjado que tenemos enfrente (El Jesu).


Las Armaduras  son una sucesión de enormes losas puestas a modo de escalones, para llegar a una pared por la que subiremos trepando (hay buenos agarres) hasta una portilla que evita que el ganado descienda.


Lo peor, más duro y a la vez más divertido de nuestra ruta de hoy concluía aquí, pero aún nos quedaba una larga subida por terreno herboso mezclado con piedras, en donde tuvimos alguna duda del camino a seguir, hasta alcanzar el sendero de la Pasá del Picayo, que en cómodo caminar nos llevo hasta el pueblo de Tresviso (3 horas 30 minutos) en donde tomamos unas cervezas acompañadas de buen queso picón.


La vuelta hasta Urdón, para cerrar este interesante circuito, la realizamos por el camino de la Senda de la Peña, realizando varias paradas para averiguar y mirar asombrados cual había sido nuestro camino de subida, que de forma magistral realizaron las pastores Tresvisanos hace muchísimo tiempo.

               

miércoles, 7 de agosto de 2013

Caminito del Rey

El vídeo que os dejo abajo corrió como la pólvora por Internet, una ruta temeraria por una pasarela ruinosa. Los aficionados al outdoor la buscaban a la caza de emociones fuertes. Pero el riesgo era claro e innecesario y hubo que derribar los accesos para evitar accidentes. Aun así, escaladores y excursionistas sin problemas de vértigo seguían acudiendo a ella. Ahora, el famoso  Caminito del Rey  va a abrir para (casi) todos los públicos.

   

Cañón del Gándara



Viernes 2 de agosto. Aprovechamos un rato libre que teníamos en la tarde calurosa y tormentosa, para visitar y conocer este barranco 100% de coleccionistas. Ya desde un primer momento sabíamos más o menos lo que nos íbamos  a encontrar, así que no llevábamos grandes expectativas, tan solo queríamos darnos un baño que sofocara nuestro calor.


Cuando llegamos a Ramales cogemos el desvío hacia La Gándara, para a unos centenares de metros más adelante encontrar un monolito de piedra a mano derecha de la carretera. Este lugar marca el final del barranco y hay un reducido espacio para dejar un coche, pero como nosotros no disponíamos de dos vehículos, nos fuimos hasta el lugar donde dejar el coche bien aparcado, junto a una casa de obras públicas con un gran cargadero de sal, situada a escasos 1500 metros.
Nos cambiamos y por la parte izquierda de la casa bajamos hacia el cauce del río, aprovechando la limpieza que han realizado los operarios de la red eléctrica y buscando el mejor camino para llegar hasta el agua (10 minutos).


Del descenso poco que contar, nos encontramos con un gran río en el que no hay que realizar ningún rápel. En este tramo del río Gándara lo que predominan son los tramos de rápidos y grandes badinas de nado con un agua no muy limpia, todo ello dentro de la abundante vegetación del bosque Bocarón.


Se puede buscar algún salto desde las orillas rocosas, pero hay que tener mucho cuidado, pues no en todos los sitios cubre lo suficiente.


El descenso nos llevo 1 hora y 30 minutos, saliéndonos del río tras salir de la hoz, aunque lo hicimos jabalineando y un poco antes de lo que la reseña nos marcaba, pero a escasos metros del monolito de piedra. Ya tan solo nos quedaban unos 20 minutos de regreso a la casa de obras, para de esta manera dar por concluido este descenso, que por otro lado creemos que ya hemos realizado dos veces: la primera y la última.

                

martes, 6 de agosto de 2013

Caín - Cueva de Santibañas



Aprovechando que estábamos de turisteo por Caín (León), nos decidimos a realizar una pequeña ruta circular que nos llevó hasta la Cueva de Santibañas. Si bien nuestra intención tan solo era subir a conocer Caín de arriba, lo bonito de la ruta y la facilidad para seguir el sendero, hicieron que completásemos la ruta entera. Esta ruta tiene un alto valor etnográfico, puesto que, aparte de llevarnos hasta la cueva que antiguamente los habitantes de Caín utilizaban para curar sus quesos, accede en su primera parte hasta el antiguo asentamiento del pueblo de Caín, situado a algo más de 100 metros por encima del actual enclave.
Comenzamos a caminar y dirigimos nuestros pasos hacia el paso del Sedo, donde encontramos una barandilla que protege el paso y desde donde tenemos una buenas vistas de Caín de abajo.


Continuamos con la subida y de repente nos tomamos con un mastín enorme en mitad del camino. Con un poco de miedo en el cuerpo me dirijo hacia él para ver que intenciones tenía y afortunadamente para nosotros eran buenas, acompañándonos el resto de subida hasta Caín de arriba, en donde le esperaba su dueño.

                          

Desde Caín de arriba seguimos la señalización hacia la Canal de Mesones para poco más adelante girar a la izquierda en el paraje denominado Las Fuentes, internándose el sendero en el hayedo de La Tejera.


Una vez salimos del hayedo nos desviamos a la derecha en Calabredo, iniciando una subida algo dura hasta la Cueva de Santibañas. Decidimos entrar en la cueva para echar un vistazo a las armaduras que los Cainejos construyeron en su interior para curar los quesos, no dejando en el lugar ninguna muestra de nuestra presencia y siendo muy respetuosos con el lugar.


Regresamos hasta Calabredo por el mismo camino de subida, desde donde descendemos siguiendo las indicaciones que nos llevan camino de Caín. Durante la bajada, pudimos disfrutar de la impresionante surgéncia de La Jarda, que llevaba un abundante caudal.


Después de 2 horas y 30 minutos aproximadamente llegábamos de nuevo a Caín, completando de esta manera un interesante y fácil circuito para conocer un poco el terreno tan abrupto por donde tenían que moverse los Cainejos.