El descenso comienza de inmediato, bajo el puente encontramos la primera de las cascadas, de unos 17 metros, que rapelamos bajo la atenta mirada de varios bañistas que andan por la zona.
A continuación encontramos un largo tramo de andar, sin muchos alicientes, pero realizamos algún que otro pequeño salto para amenizar el descenso.
Un par de pequeñas cascadas rompe la monotonía de andar por el cauce, pero pronto volvemos a encontrar tramos sin mucho interés deportivo.
Poco a poco nos vamos acercando al final del barranco, un poco hartos de tanto tramo de andar por el río, aunque también encontramos alguna bonita cascada.
Llegamos al final del descenso (2 horas y 45 minutos) dos bellas cascadas enlazadas ponen final a un barranco con varias zonas de interés, pero con grandes pateadas entre ellas que hacen que el barranco pierda bastante, aún así nos sirvió como buen complemento de jornada.
Superadas estas dos últimas cascadas, encontramos poco más adelante a mano izquierda el sendero que en unos 25 minutos nos llevo a la carretera. Aquí dejamos a Marisa y Alberto cuidando los trastos, mientras Alicia y yo subíamos andando a recoger el coche.
Una vez de vuelta nos cambiamos y emprendimos el viaje de retorno hacia el camping, cuando llegamos era de noche cerrada, hoy había algo más de ambiente en el bar pero seguíamos solos en la zona de acampada, o eso creíamos. Las sospechas que tuvimos durante la noche anterior, de que algún animal venía de vez en cuando a nuestra tienda de visita, iban ganando fuerza al encontrar parte de la comida tirada por el suelo. Cenamos, un poquito de sobremesa y pronto a dormir, que para el día siguiente teníamos pensado realizar otro par de descensos.
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