Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

martes, 30 de abril de 2013

La Picota - Monte Tolio - Costa Quebrada - Dunas de Liencres


                                  Texto: Jesús                                             Fotos: Carlos y Alicia

Tras el duro invierno que nos ha acompañado durante varios meses, cuando lo primero que ves por la mañana, son los rayos de sol en tu ventana, uno empieza a pensar en playa o montaña, pero si puedes tener las dos cosas.
Tras como siempre decidirlo a última hora, nos animamos a realizar una rutilla sencilla, pero con buenas vistas panorámicas de Abra del Pas, algo de historia de la guerra civil, varios acantilados y playa.
Aparcamos nuestro vehículo en el aparcamiento de arriba de los pinares de Liencres, aunque era pronto ya había un montón de coches, gente con bicicletas, running o simplemente disfrutando del día.
Nuestra ruta comenzó aquí, nos dirigimos hasta el cruce en el que nos desviamos de la carretera general hacia los pinares y de ahí, prácticamente enfrente parte un camino por el que ascenderemos hasta toparnos con un cartel que nos indica que la carretera no tiene salida, ahí giramos hacia nuestra izquierda y recorriendo un pequeño campo a través, siempre mirando hacia la Picota, enseguida nos topamos ya con un sendero que conduce a la cima.


Desde allí, tenemos una bonita panorámica del rio Pas formando un meandro perfecto antes de su desembocadura en la ría de Mogro, también nos encontramos con un antiguo fuerte de la guerra civil.
Continuamos hasta el siguiente pico que podemos ver al Este, el Monte Tolio, desde aquí  podemos observar, el parque Natural de las dunas de Liencres y otro fuerte.


A partir de ahí, cresteamos por un pequeño sendero por el que nos topamos con una infinidad de Bunkers de la Guerra Civil, seguimos el sendero hasta Liencres.


Desde Liencres continuamos dirección de la playa Somocuevas, para continuar paseando por la costa quebrada, una vez allí, decidimos parar en una pequeño acantilado y disfrutar mientras comíamos el bocata de la virulencia del mar.


Seguimos disfrutando de los acantilados hasta que llegamos al aparcamiento de la playa de Valdearenas, como siempre repleta de furgonetas de Surferos, de ahí, continuamos el “Camino de las Dunas”, todo ello muy bien indicado.


Atravesamos  la playa de Valdearenas por las dunas, hasta llegar al otro extremo de la playa, donde tenemos unas bonitas vistas de Mogro, como siempre hicimos un poco el tonto por las dunas y nos acercamos hasta la playa para disfrutar de las vistas, allí pudimos ver como la gente practicaba kitesurf.


Para regresar al aparcamiento elegimos ascender por un camino marcado como “Camino de la Ria de Mogro” que asciende entre los pinos hasta el aparcamiento donde habíamos estacionado nuestro vehículo.

                  
                 

lunes, 29 de abril de 2013

Barranco de Fuente El Haya



Sábado 13 de abril, un par de horas después de haber salido de currar y con mucho sueño encima por mi parte, nos dirigimos hasta la localidad alavesa de Aguiñiga para descender el barranco de Fuente El Haya. A la salida nos apuntamos Alicia, Chari, Carmen y yo, llegando al lugar donde se deja el vehículo sobre las 11:15 horas de la mañana. El sol por fin nos iba a acompañar en un barranco, aunque un fuerte viento hacia que la temperatura no fuese muy agradable. Además, y debido a la orientación del barranco y por la hora en la que comenzaríamos el descenso, lo realizaríamos en sombra.
Comenzamos la larga y dura aproximación hasta la cabecera, primero atravesando un precioso bosque y más tarde saliendo a una zona despejada con unas vistas preciosas del Pico Ungino.


Más tarde empalmamos con un sendero que viene desde Lendoño e iremos hacia el Portillo de Menérdiga, pero cuando estamos a punto de llegar a dicho portillo, nos salimos a la derecha por unas rampas muy empinadas y sin existir ningún camino, buscando la mejor manera de aproximarnos a la cabecera del barranco. En total toda la subida nos llevó algo más de 1 hora 30 minutos, siendo bastante dura, en especial la última parte en la que caminas pegados a la base de la pared por unas rampas herbosas muy píndias, que en caso de encontrarse mojadas darían muchos problemas.


Comemos algo antes de comenzar el descenso y nos dirigimos decididos hacia la cabecera del primer rápel, justo al lado de la surgencia, pero no damos con los anclajes de la reunión, situación esta que se repetiría en más de una ocasión durante el descenso, y que hizo que nos cabreásemos un poco. Decidimos destrepar por la izquierda y seguir con el descenso. En esta primera parte del barranco las cascadas son largas y arrampadas, ideales para que Chari siguiese cogiendo experiencia, aunque también eran muy resbaladizas (como todo el barranco) teniendo que caminar con mucho cuidado.

                          

Los rápeles son bastante seguidos, y el barranco poco a poco tiende a encajarse hasta el final, encontrado zonas muy bonitas.


Otra de las cosas que nos ayudó a quitarnos el cabreo que nos causaba el no encontrar las reuniones que debiera de haber, según las dos reseñas que llevaba, fue el hecho de que encontrásemos durante todo el descenso gran cantidad de salamandras, abriendo bien los ojos y teniendo mucho cuidado de no pisarlas.


El barranco en general nos gusto, pero quizás la zona más bonita fue  último rápel que hicimos (de un total de unos 18 rápeles) una preciosa cascada de unos 25 metros.


Superada esta bonita cascada y después de andar un centenar de metros, abandonamos el río saliendo a la derecha, buscando una pista que en unos 20 minutos nos llevó de nuevo al coche, en donde por fin pudimos tranquilizar a los compañeros que habíamos dejado en casa, y es que al final el barranco se nos hizo más largo de lo que en un  principio habíamos pensado, llegando al coche sobre las 19:30 horas, quedándonos aún el largo camino de vuelta a casa.

               

viernes, 26 de abril de 2013

Barranco de Arandari



Lunes 1 de abril, nuestro último día de puente por tierras navarras y la lluvia de nuevo hizo apto de presencia. Recogemos todos los bártulos y un poco cabizbajos por tan solo haber descendido un barranco, emprendemos el camino de vuelta sin intención de hacer ninguna actividad, tan solo algo de turismo. Pero de camino a casa, cuando pasábamos por Burgui, el Barranco de Arandari nos volvió a llamar la atención como  en días anteriores. Por uno u otro motivo lo habíamos dejado sin descender y esta era nuestra última oportunidad antes de regresar a casa para hacerlo. Al final y un poco por la insistencia de Alicia, y para que Chari pudiese sacar el neopreno en este viaje, decidimos realizar el descenso dada la brevedad del mismo.
El corto camino de aproximación (20 minutos) lo realizamos bajo una lluvia débil, al igual que el primer rápel.


Después de un corto tramo de andar, en el que la lluvia cesó, nos encontramos con el segundo de los rápeles, en cuya salida encontramos un bonito arco de piedra.


Superado este bonito rincón nos encontramos de nuevo con una zona más abierta en donde hacemos algún pequeño salto y realizamos un modesto tobogán.


Enseguida nos topamos con el tercer rápel, en donde Chari, un poco harta de nuestros consejos (la verdad es que la volvíamos loca hablando los tres a la vez) saco su mala leche y nos mando a hacer puñetas, aunque el enfado tan solo le duró unos segundos.


Escasos metros más adelante nos encontramos con el último y más bonito rapel de todo el descenso, que nos introdujo en una especie de cueva, creando el abundante agua con el que pillamos el descenso, un ambiente mágico.


El agua sale por un lateral de la cueva, y tras realizar un pequeño salto dábamos por concluido este corto (tardamos poco más de una hora en su descenso) fácil, pero bonito barranco, en el que encontramos varios rincones interesantes. En definitiva y visto como andaban de cargados el resto de los barrancos de la zona, este fue el barranco ideal para realizar el segundo bautismo de Chari.


Después del corto retorno y de cambiarnos, ahora sí poníamos rumbo decididamente hacia casa, parando a comer en el mirador de la Foz de Arbayún, y sorprendiéndonos una monumental tormenta de granizo en las cercanías de Vitoria. Y es que la verdad, al igual que el año anterior, no tuvimos mucha suerte con el tiempo durante esta escapada de semana santa, pero eso no impidió que las risas y los buenos momentos salieran a relucir. Sin duda que habrá que hacer una nueva escapada por la zona....

                 

lunes, 22 de abril de 2013

Gorgas de Kakuetta


Domingo 31 de marzo, por fin amanece un día soleado. La noche anterior habíamos decidido que pasaríamos a Francia, más en concreto a la pequeña localidad de Sainte Engrâce, para evaluar los caudales de la zona y ver si era posible realizar algún descenso. En caso de que los barrancos fuesen pasados, dedicaríamos el día a visitar las famosas Gorgas de Kakuetta.
Llegamos al aparcamiento de las gorgas y antes de pagar los cinco euros que vale la entrada nos acercamos a evaluar el caudal del barranco Oilloki, desestimando su descenso pues el río en donde acaba el barranco bajaba bastante fuerte. Al final decidimos dejar los barrancos para otra mejor ocasión e ir a visitar Kakuetta.


Gorges de Kakuetta, también conocidas cómo Garganta de Kakuetta, es un desfiladero de 4,5 km formado por el río Uhaitza. Se trata de un cañón situado a 630 metros de altura y que mediante pasarelas y senderos acondicionados nos introduce en un paisaje salvaje lleno de árboles frondosos, acantilados vertiginosos, numerosas cascadas, etc, teniendo la parte acondicionada para la visita  una longitud de 2 kilómetros. Es aconsejable llevar calzado cómodo y que sea resistente, ya que se anda por terreno rocoso y  pasarelas resbaladizas. Podemos usar cascos protectores, éstos están en el interior  del paraje en casetas de madera (gratuitos). También encontraremos a los largo del recorrido unos teléfonos de emergencia por si acaso.


Desde el aparcamiento de las gorgas bajamos la cuesta que nos lleva a la entrada del desfiladero.Vemos a la derecha una “casita” de madera y un bar, en este bar es dónde hay que comprar las entradas y luego éstas entregarlas en la casita de madera para poder pasar. A partir de aquí ya somos libres para andar por dónde queramos.  Después de superar una pasarela y un  tramo de subida el sendero nos lleva al lado del cauce del río, caminando siempre por sus márgenes, atravesando túneles, pasarelas y puentes hasta llegar a la Cascada.

                    

La cascada de Kakueta tiene un aporte relevante pero aún no se ha logrado saber cual es la cuenca de la que se nutre ni la dimensión de la misma. En octubre de 1937 se produjeron grandes precipitaciones que hicieron que Kakueta estuviera durante 9 meses manando más de un metro cúbico por encima de su nivel normal por lo que debía de mantener una reserva superior a 25.000.000 de metros cúbicos mientras que los cálculos sobre la cuenca que alimenta esta afluencia solo justificaban 2.500.000 metros cúbicos.
Continuamos el camino y en poco tiempo llegamos al final del recorrido turístico, junto a la Cueva del Lago.


Volvemos sobre nuestros pasos y damos por concluida la visita a este espectacular cañón, para poco a poco ir regresando hacia España, eso sí disfrutando de las espectaculares vistas del puerto de Belagua y la Piedra de San Martín.


También aprovechamos las últimas luces del día para visitar Burgui y evaluar el caudal del barranco Arandari, que si el tiempo lo permitía descenderíamos al día siguiente.

              

viernes, 12 de abril de 2013

Ermita de Idoia



Después de conocer el Dolmen de Arrako y comer algo caliente en el camping, nos bajamos hasta Isaba para realizar otra pequeña ruta circular de 2,4 km  hasta  la Ermita de Idoia. Un bonito sendero, aunque muy mojado en esta ocasión, nos llevó hasta este apartado lugar de Isaba.

                         

El resto de la tarde lo dedicamos para visitar Isaba, Roncal, en donde realizamos unas compras, y más tarde regresamos al camping a tomar unas cervezas, esperando que para el domingo las previsiones del tiempo acertaran y por fin pudiéramos ver el sol.

               

jueves, 11 de abril de 2013

Dronda - Dolmen de Arrako



La noche del viernes al sábado fue sin duda la más lluviosa de todo el puente. Nuestras esperanzas de que los caudales de los barrancos fuesen bajando se fueron al carajo. Al contrario, a la mañana siguiente los ríos bajaban otra vez de color marrón. Con este panorama y con la lluvia que se seguía cayendo decidimos subir hacia el puerto de Belagua para realizar alguna ruta por la zona, pero el tiempo arriba era tan malo, con ventisca y nevadas débiles, que decidimos volver hacia el fondo del valle en donde el tiempo era algo mejor.
Avaluamos el caudal del barranco Jordan, situado a escasos metros de la Venta Juan Pito, pero decidimos dejarlo para otro día e irnos a tomar algo a dicha venta.


Más tarde decidimos hacer una ruta denominada Dronda en los folletos locales, que tenía el interés de ir a conocer el Dolmen de Arrako. Llevados por las prisas en la elección de la ruta, no nos dimos cuenta de que para visitar este monumento funerario megalítico, no teníamos que meternos un largo e insulso paseo junto a la carretera, para mas tarde cruzarla y llegar en cinco minutos al dolmen. ¡Vamos! que si hubiésemos dejado el coche en ese punto de la carretera habríamos ahorrado tiempo y una buena mojadura.

               

miércoles, 10 de abril de 2013

Vía Ferrata Peña Rueba


En nuestro segundo día de viaje y visto como andaban los caudales de la zona, decidimos dejar los barrancos para otra jornada y acercarnos hasta la localidad zaragozana de Murillo de Gállego para conocer la vía Ferrata de Peña Rueba. La subida  a Peña Rueba es una excursión que mezcla senderismo, dos vías ferratas y una larga cresta que cae vertiginosa sobre el río Gállego.
Llegamos a Murillo y aunque el día es gris, por lo menos no llueve. Seguimos el indicador  a la ermita de la Virgen de Liena. A los 300 metros, en el siguiente indicador a la ermita, tomamos a la derecha un amplio camino de tierra. Ya en la pista, accesible con cualquier vehículo aunque un tanto pedregosa, pasamos por delante del muro de una casa y más adelante llegamos a  dos balsas artificiales. La pista pasa ahora a ser de tierra y como las recientes lluvias la han dejado muy embarrada decidimos aparcar al lado de la segunda balsa. Ya a pie, y con las botas llenas de barro, continuamos hasta que nos topamos con un barranco. Unos metros más atrás y antes de llegar a una curva muy cerrada a izquierdas sale una pista señalizada con un hito y triángulos rojos y amarillos que nos encontraremos durante toda la travesía. La pista rápidamente se convierte en una pequeña senda que va a parar al pie de la Cueva Calva, una formación característica de Peña Rueba. 



Un poco antes de la cueva el sendero se bifurca, si tomábamos el camino de la derecha subiríamos por la Ferrata de la Mora, pero nosotros  seguimos a la izquierda, camino de la Ferrata Varela Portillo.
La aproximación a la Ferrata Varela Portillo es larga. Desde la Cueva Calva seguimos al norte rodeando Peña Rueba tendiendo a ir siempre a la izquierda. Perdemos altura para cruzar un barranco y subimos por la loma de enfrente hasta llegar a unos paredones inclinados y lisos. Aquí damos con el paso natural de la Faja Varela-Portillo.


El camino gira bruscamente al este donde tenemos visible al fondo un espolón, inicio de la ferrata y la cresta de Peña Rueba. Ya tan solo nos falta caminar por un prado y subir por un pronunciado pedregal hasta encontrar a la derecha las primeras grapas después de una hora y media de aproximación. Nos ponemos el arnés un poco temerosos con respecto al tiempo, pues el cielo cada vez es más negro y amenaza con lluvia.



La vía se inicia por un  espolón y una placa bastante verticales, pero bien equipados con cadenas y alguna grapa. Algún paso un poco largo nos obliga a salir a la roca buena de conglomerado. En esta zona, la más compleja de todo el recorrido, es cuando la lluvia hace apto de presencia, obligándonos a ponernos los chubasqueros. Alternando pasos de escalones y cadenas accedemos a la espectacular cresta, justo a tiempo de echar una mirada a la otra parte del valle, pues en escasos minutos la niebla y las nubes lo han cubierto todo, no dejándonos disfrutar de las impresionantes vistas que debe de haber desde el lugar.


Pero no tan solo la niebla nos acompaña en el recorrido, si no que por momentos hasta nos cae granizo y la lluvia nos acompañara gran parte del recorrido. La progresión por la cresta, muy aérea, está protegida por un cable, llevándonos en poco tiempo  a la cima de Peña Rueba,  donde encontramos un buzón en donde dejar nuestra firma.


Para descender por la Ferrata de la Mora, descendemos por un sendero siguiendo las marcas de pintura y los mojones. Al poco el terreno se hace rocoso y va cogiendo verticalidad, encontrando las primeras cadenas y el cable de vida. Descendemos por un muro compacto, realizando varios zigzags.


Es en esta parte cuando el tiempo nos da una alegría, pues la niebla y la lluvia que tan rápido hicieron apto de presencia por fin van desapareciendo, dejándonos tener  unas impresionantes vistas de los Mallos de Riglos y de todo el valle.


Al llegar a un collado se puede subir a una aguja equipada, pero tan solo Alicia se animó a ascenderla. Desde el collado giramos a la derecha y descendemos por terreno menos rocoso ayudados de algún escalón, cadenas y cable hasta el pie de la pared.


Tras finalizar la Ferrata de la Mora, seguimos una buena senda que va bordeando la base de las paredes, ayudados siempre por las marcas de pintura amarillas y rojas hasta llegar de nuevo a la Cueva Calva, lugar donde aprovechamos para recuperar fuerzas. Ya tan solo nos queda regresar por el camino de subida hasta el lugar en donde tenemos el coche después de casi 5 horas de actividad.
Si bien teníamos intención de realizar una segunda vía ferrata en Riglos, la lluvia nos echó para atrás en nuestros planes, decidiendo volver poco a poco para el camping haciendo algo de turismo, visitando entre otras cosas el bonito pueblo de Ansó.

              


Foz de Lumbier


La Foz de Lumbier es un desfiladero tallado por las aguas del río Irati en el extremo occidental de la Sierra de Leire, encajado entre paredes calizas. Esta declarada Reserva Natural desde 1987 y sus 1300 metros de longitud pueden ser recorridos por un cómodo camino interior, cercano al río y al pie de los acantilados, legado del antiguo paso del ferrocarril del Irati.


Este ferrocarril, inaugurado en abril de 1911, fue el primer tren eléctrico de la Península y unía Pamplona con Sangüesa. Aunque se proyecto para trasladar la madera pirenaica se uso como transporte de viajeros hasta su desaparición en 1955.


El roquedo calizo es el elemento más destacado y visible. Las tonalidades ocres y rojizas realzan su belleza, pero su tesoro principal es la comunidad de aves rupícolas, presidida por el buitre leonado.
A la salida de la Foz por el sur, después de pasar el segundo túnel, se encuentran los vestigios de un vertiginoso puente datado del siglo XVI. Fue destruido en 1812 durante la Guerra de la Independencia y se le conoce con los nombres de Puente del Diablo, de la Foz o Puente de Jesús.

              

martes, 9 de abril de 2013

Barranco Diablozulo o Ixostia


Con gran parte del equipo ausente, por encontrase disfrutando de la semana santa por otros lugares, comenzó nuestro viaje a tierras navarras. Las previsiones para los cinco días que iba a durar nuestra salida no eran nada buenas, dando agua para casi todo el puente. Pero esto no nos iba a dejar en casa, si llegado el momento no se podían descender los barrancos previstos, siempre teníamos otras opciones.
El jueves bien temprano nos pusimos rumbo a Pamplona los cuatro componentes de la salida, Alicia, Carmen, Chari y yo. Durante el camino pudimos reservar a última hora un bungalow en el camping Asolaze, situado en el Valle de Roncal. Las previsiones del tiempo habían acertado, lloviznando durante gran parte del camino hacia Navarra, pero es que la situación se puso cada vez mas fea, comenzado a llover con intensidad cuanto más nos acercábamos a nuestro primer barranco, el Diablozulo o Ixostia. El agua corría por todos los lados y los ríos que veíamos durante el viaje bajaban color chocolate, no presagiando nada bueno.


A nuestra llegada a Monreal, decidimos ir a mirar como baja de caudal el Ixostía, sorprendiéndonos la gran cantidad de agua que llevaba, y eso que en las reseñas que llevábamos ponía que era difícil pillarle con agua, pues bien nosotros lo encontramos muy cargado. Con esta situación y como no dejaba de llover con fuerza decidimos dejarlo para más tarde, yéndonos a visitar la cercana Foz de Lumbier.
Después de realizar un agradable paseo por esta bonita Foz y animados porque había dejado de llover y había salido  un tímido sol, decidimos volver hasta el final del barranco, para esta vez sí, intentar su descenso. Con estas condiciones de caudal estaba claro que Chari no nos podía acompañar, pues tan solo había realizado un descenso una semana antes, pero ella se mostró encantada de quedarse en el coche leyendo un libro.


Nos cambiamos y comenzamos la aproximación hacia la cabecera, primero intentamos subir por entre matorral por un sendero en la orilla izquierda del cauce, pero el terreno estaba tan resbaladizo que dábamos un paso adelante y dos atrás. Volvemos sobre nuestros pasos y comenzamos a caminar por el borde de una zona de siembra, para al poco emprender decididamente y monte a través la dura ascensión hasta encontrar la pista que viene desde Monreal. Una vez en la pista la seguimos hasta que encontramos a mano derecha un  hito de piedras que nos indica el camino de bajada al cauce, encontrándonos una cuerda que facilita la bajada de un destrepe, llegando al comienzo del barranco después de una hora y media de aproximación.


El agujero del diablo (Diablozulo) es un descenso espectacular, totalmente encajonado, estético, largo y continuo, realizando casi una veintena de rápeles sin necesidad apenas de tener que recoger la cuerda. Otra de las características de este precioso descenso es que ninguna de las pozas del recorrido cubre, situación esta que nos animó a realizar el descenso con un caudal tan alto.

                      

En algunos puntos del descenso el agua nos golpeaba con fuerza, teniendo que rapelar rápidamente, situación esta que llevó a Carmen a darse un buen golpe en la rodilla, aunque afortunadamente sin consecuencias graves. En el rapel más largo, de unos 28 metros, tuvimos otro contratiempo, pues al recuperar la cuerda  una vez realizado el rapel, no sabemos por que motivo la cuerda se negó a bajar cuando ya estaba terminando de pasar por las anillas, teniendo que cortarla  y abandonar unos cuantos metros.

                      

Tras tres horas y media de descenso llegábamos al final, con la sensación de haber descendido un barranco precioso, y que por la gran cantidad de agua que encontramos en su descenso rara vez lo volveremos a pillar como en esta ocasión.


Hacemos los escasos metros de retorno hasta el coche, en donde nos cambiamos y sin entretenernos mucho comenzar de nuevo el viaje hasta el camping. Una vez alojados, tras una ducha caliente y una buena cena, dábamos por acabada esta primera y lluviosa jornada del viaje.