Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Cueva de Piscarciano - Encuentro Interfederaciones 2013


Los pasados días 20, 21 y 22 de septiembre se celebró en Soncillo (Burgos) el Encuentro Interfederaciones, BurgoSpeleo 2013. A la concentración asistimos Alicia y yo, volviendo encantados para casa al finalizar todas las actividades previstas para el fin de semana. La organización corrió a cargo de la Federación de Espeleología de Castilla y León y el G.E. Niphargus, a los que tenemos que felicitar por el buen trato recibido, la perfecta organización y los buenos y divertidos momentos que pasamos durante todo el encuentro.


Aparte de numerosas e interesantes charlas, durante el encuentro estaban programadas varias visitas a algunas cavidades de la zona, escogiendo nosotros la visita a la Cueva de Piscarciano, aunque apunto estuvimos de cambiar de cueva después de charlar con varios miembros del Niphargus y explicarnos la gran cantidad de barro que tenía la cueva, sobre todo en su comienzo.


La verdad es que era cierto, había mucho, mucho barro, pero fue un aliciente más para hacer la visita muy divertida, echándonos unas buenas risas mientras intentábamos no perder las botas en la barranquera.


Pero la cueva también tiene rincones bonitos, alargando la visita hasta la Sala Alcoy en donde comimos antes de comenzar de regreso hacia el exterior los 18 espeleólogos que realizamos la visita a esta cueva.


Por la noche después de cenar vimos un documental sobre la Piedra de San Martín y a continuación la organización realizó un divertido sorteo, en el que algunos se llevaron la cal y otros la arena, antes de dar paso a una animada fiesta que duro hasta altas horas de la madrugada.


Por la mañana  asistimos a un par de charlas más, para realizar después de la comida la foto de grupo que ponía fin a este encuentro. Después de despedirnos tocaba el regreso a casa, volviendo encantados con la experiencia.

               

viernes, 20 de septiembre de 2013

Pica del Jierro - Morra de Lechugales - Silla Caballo Cimero


Este pasado sábado Alicia y yo nos decidimos por hacer algo de senderismo en los Picos de Europa. Nuestra idea era ir a pasar todo el fin de semana realizando vivac, pero las previsiones de tiempo no eran muy buenas  dando lluvia para la noche del sábado y la mañana del domingo. Con este panorama, nos decidimos por realizar una ruta circular por el Macizo Oriental o de Ándara y dejar el vivac para otra ocasión. Salimos sobre las 10:30 del Jito Escarandi, la temperatura era buena y el cielo estaba algo cubierto, disfrutando de un bonito mar de nubes en las zonas mas bajas. En apenas una hora llegamos al pequeño refugio del Casetón de Ándara.


Continuamos nuestro camino, dejando atrás el refugio y encaminándonos hacia el Pozo de Ándara, pero antes de llegar a la llanura en donde se encuentra la minúscula charca que ahora es el pozo, nos desviamos a la izquierda, cogiendo un camino minero que se eleva camino del Collado Valdominguero. Le seguimos entre un sinfín de perforaciones y ruinas, siempre con tendencia hacia la derecha. En este tramo nos sorprendió un rebeco que se levantó a escasos cinco metros de nosotros, pero no salió huyendo, si no que se quedo parado delante de nosotros, como si nuestra presencia no le importara lo más mínimo. Más tarde en una animada charla con Kike (el guarda del refugio del Casetón) nos comentó que posiblemente tuviese sarna y por eso el comportamiento tan extraño del animal, pues lo normal es que hubiera salido pitando al vernos.


Alcanzamos un hombro que da paso al Jou Lleroso, en donde seguimos el camino marcado por marcas rojas con numeración en descenso, hasta llegar al Collado Valdominguero, desde donde tenemos unas espectaculares vistas del Macizo Central.


Después de picar algo continuamos, siguiendo una tímida senda ascendente que nos llevó a los Campos de Valdominguero. Desde aquí ascendemos a la izquierda, buscando decididamente la base de la Pica del Jierro, pero antes tenemos que superar un destrepe algo engorroso. Superado este paso, encontramos las trazas del sendero que sube directamente hacia la cumbre. Seguimos el camino más marcado, siempre con tendencia a la derecha, para por fin poder coronar la cima de la Pica del Jierro (2.424 metros).


Realizamos otro pequeño descanso, comenzando el corto descenso hacia la senda que viene del Grajal y que más tarde utilizaremos en nuestro regreso, para llegar en pocos minutos al collado que da entrada a la Canal de Lechugales, en la divisoria Lechugales -Silla Caballo Cimero. Nuestro siguiente destino es la Morra de Lechugales, para ello seguimos los numerosos hitos que rápidamente nos llevan a la base del curioso bloque cimero. Una trepada con buenos agarres y en la que te puedes ayudar por una cuerda, nos depositan en la terraza cimera, que nos permite alcanzar por fin la cima de la Morra de Lechugales, la montaña más alta del Macizo Oriental con sus 2.444 metros.


Las vistas hacia todos los lados son espectaculares, aprovechando para comer algo antes de dejar la cima y dirigirnos a nuestra tercera cima del día, la Silla Caballo Cimero (2.436 metros). Afrontamos la aérea arista para subir a esta montaña con precaución, pero que sin ningún problema nos llevó a la cima, en donde disfrutamos un buen rato de las vistas, el espectáculo de las nubes apareciendo y desapareciendo en segundos y sobre todo de la tranquilidad y soledad, puesto que lo que antes era un hervidero de gente en las tres cumbres que habíamos ascendido, era ahora una calma total, no viendo una persona en kilómetros a la redonda.


Para el descenso escogimos el sendero del Grajal, haciendo una cuarta cima al ascender el Pico del Grajal de Arriba (2.349 metros), descendiendo después hasta el Collado del Mojón y seguir la pista minera que sin perdida, y entre una niebla que al final nos había engullido, nos llevo de nuevo al refugio del Casetón en donde paramos a tomar algo y mantener una larga y entretenida charla con el guarda. Durante la charla vimos como en el exterior comenzaba a llover, los pronósticos del tiempo no fallaron, teniendo que realizar el descenso desde el refugio hasta el Jito Escarandi bajo una fina lluvia. El día acabó con unas buenas viandas en un restaurante de Sotres para recuperar fuerzas después de una larga y preciosa jornada.

               


miércoles, 18 de septiembre de 2013

De "cuevina" por Asturias


El pasado sábado 7 de septiembre, aprovechando que teníamos unos negocios pendientes con Lolo y una mala previsión meteorológica, decidimos acercarnos hasta el concejo de Peñamellera Alta para conocer una preciosa cueva que es toda una "incognita".

                           

La primera referencia que tuvimos de ella fue por palabras de nuestro amigo Pon, que nos comentó más o menos su ubicación y nos hablo muy bien de ella. Decidimos ir en su busca, quedando con Lolo en la carretera que va hacia Arenas, pero cuando llegamos puntuales al encuentro Lolo no se encontraba en el lugar. A los pocos minutos vimos aparecer su coche por el lugar donde teníamos que buscar la cueva, él ya había localizado la boca, ayudado porque había realizado la visita a esta cavidad hacia algún tiempo, pero no lo recordó hasta reconocer el lugar. De esta forma nos ahorrábamos el tener que ¡¡¡ buscar la cueva !!!


Nos cambiamos y recorremos los escasos metros hasta la pequeña boca de entrada, para adentrarnos por un estrecho paso. En esta primera parte de cueva encontramos numerosos pasos estrechos  y gateras que hacen la progresión lenta. Todo este caos de pasos  estrechos está salpicado de bellos rincones y pequeñas salas plagadas de excéntricas, columnas, etc, que hacen la visita muy agradable, a pesar de lo arrastrada que es la cueva en esta primera parte.

                           

La cueva va ganando en amplitud, encontrando en su parte final las salas más grandes y bellas de toda la cavidad. También encontramos una continuación por un pequeño pozo de unos 10 metros, pero al no llevar cuerda no pudimos descenderlo.


Una vez conocimos todos los recovecos de la cueva, nos dedicamos a realizar una larga sesión fotográfica, en la que Lolo aguantó como un campeón (mira que es difícil tenerle parado) e incluso participó de modelo.
Una vez acabada la sesión fuimos saliendo hacia el exterior, en donde la fina lluvia seguía cayendo. Nos acercamos a un bar cercano en donde tomar algo, dar por concluida la visita  a esta bonita cavidad y preparar nuevas aventuras mientras veíamos en la televisión una etapa de la vuelta ciclista a España.

               

jueves, 12 de septiembre de 2013

Foz de la Canal (parte inferior)



Nuestro puente estaba llegando al fin, pero antes de volvernos para casa decidimos realizar un último descenso, ese que dejamos pendiente por el golpe de Alicia en el pie y por la aparición de la lluvia. Después de recoger todo el campamento, nos dirigimos a descender la Foz de la Canal, uno de los barrancos clásicos del río Cinca. Para ello cogimos la carretera hacia Francia, para aproximadamente en el km 75 cruzar el río Cinca, encontrando varios lugares en donde dejar el coche nada más cruzar el puente o bien un poco más adelante, justo en el final del barranco.


Como no queríamos regresar muy tarde a casa, decidimos que tan solo haríamos la parte inferior, reduciendo en gran medida el tiempo total de la actividad. Preparamos las cosas y comenzamos a caminar por la pista que desde el puente parte hacia el este, para pronto hacer un cambio brusco de dirección y empezar una dura ascensión, que en apenas 25 minutos nos llevó al tramo abierto e intermedio del barranco, para de inmediato comenzar el descenso.


Esta parte inferior de la Foz de la Canal se caracteriza por la sucesión de rápeles dentro de un gran circo, no teniendo que ensacar la cuerda desde el comienzo del descenso al final.

                          

Montamos 5 rápeles antes de llegar a la espectacular cabecera de la cascada de 40 metros, al que sigue otro rápel de 25 metros, separados entre ellos por un gran bloque característico. Esta bonita cascada pone fin al descenso (1 hora 20 minutos).

                          

Después de disfrutar unos minutos de tan bello lugar, continuamos descendiendo por fuera del cauce los escasos resaltes, algunos equipados con cuerdas, que en tan solo 10 minutos nos llevó a la carretera  y de nuevo al coche. Regresamos al camping, en donde nos esperaban Paula y Belén para picar algo y rápidamente emprender el camino de vuelta a casa, con cagada incluida (tenemos pendiente una actualización del gps) pues nos metimos unos cuantos kilómetros de más, pero volviendo con los recuerdos y buenos momentos que nos dejaron estos días de puente.

                

lunes, 9 de septiembre de 2013

Barranco Chico o de Cotorroñera


Después de haber descendido las 12 Cascadas de Liri y reponer fuerzas, nos planteamos el ir a descender otro barranco, pues las previsiones de tormentas y lluvia habían fallado. Al final nos decidimos por ir a conocer el Barranco Chico o de Cotorroñera, situado en las cercanías del pueblo de Liri.

                             

Aparcamos en la entrada del pueblo, para dirigirnos caminando por la carretera hasta una curva cerrada de derechas, en donde un cartel nos indicó el camino a seguir a nuestra derecha. En teoría el camino era fácil y corto, pero nosotros metimos la pata hasta atrás y como no llevábamos la reseña impresa, ¡¡¡ nos fuimos al final del barranco !!! Aún sin saber de nuestro error nos terminamos de poner los aparatos y nos introducimos en el cauce, dándonos cuenta al poco rato de nuestra metedura de pata. Ahora tendríamos que volver a buscar el buen camino, ¡¡¡ anda que no está bien señalizado !!! bajo un sol de justicia. Pronto dimos con él, pero entre una cosa y otra habíamos acumulado un gran retraso.
Cuando llegamos a la cabecera del barranco lo primero que hicimos fue introducirnos en el agua para refrescarnos un poco, para al poco comenzar con el descenso.


Descenso  corto, pero muy bonito, que atraviesa una pequeña gorga muy escavada y estrecha, donde destaca el color rojizo de la roca.

                           

Durante el descenso montamos seis  rápeles, alguno de ellos realmente bonitos, como el estrecho cuarto rápel.


El descenso es muy corto, en menos de una hora concluimos el barranco, eso sí con muy buen sabor de boca pues el descenso es muy estético.

                           

En el retorno no tuvimos perdidas (ya nos conocíamos la zona casi completa) y en apenas 15 minutos llegamos de nuevo al pueblo, en donde nuestros compañeros esperaban extrañados por el retraso, teniéndoles que explicar nuestras peripecias en la aproximación. Para concluir la jornada nos acercamos hasta Benasque para visitar el pueblo, ver los destrozos que hizo la riada meses atrás y realizar alguna compra.

                 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

12 Cascadas de Liri

                            

El sábado 17 de agosto nos desplazamos hasta la zona de Castejón de Sos para descender algún barranco de la zona. El pie de Alicia, aunque no estaba al 100%, parecía responder satisfactoriamente. Como para la tarde daban tormentas en la zona, decidimos descender las 12 Cascadas de Liri, dado que como Fonso no haría ningún descenso en ese día, quedándose de turisteo con Paula y Belén, nos podían hacer la combinación de coches, no perdiendo ni un minuto en los desplazamientos.
Cuando llegamos a Castejón de Sos buscamos el cementerio, lugar en donde nos tendrían que recoger más tarde. Una vez localizado el lugar de recogida nos desplazamos hacia Liri, pero antes de llegar  a esta localidad, en una curva muy cerrada de derechas con una amplia explanada al lado izquierdo y los restos de un molino  al lado opuesto, aparcar para comprobar el caudal del río y cambiarnos.


Nos acercamos para ver el caudal de las dos primeras cascadas, comprobando que es alto, quizás demasiado para la época en la que estamos. Tras unos momentos de incertidumbre sobre si entrar o no, charlamos con un grupo de barranquistas que también se disponen a realizar el descenso, comentándonos que no hay problema, así que sin perder tiempo nos cambiamos rápidamente.
Comenzamos el corto camino de aproximación hasta la primera de las cascadas para de inmediato comenzar con el descenso.


En el primer tramo del descenso encontramos 7 cascadas encadenadas, en tramos estrechos y encajados sin apenas tiempos muertos, disfrutando mucho de los bonitos juegos de colores en la roca caliza y del abundante caudal.

                           

Superado este primer tramo nos encontramos un tramo abierto, donde se podría salir sin problemas al coche, que rompe un poco la continuidad en lo deportivo del barranco, pero que no se hace muy pesado.


Llegamos a la parte final del barranco en donde encontramos las 5 cascadas más altas del descenso, disfrutando mucho con el magnífico ambiente.

                           

Después de 2 horas y 15 minutos de descenso llegamos al fin del barranco, en donde encontramos una vieja canalización y un cartel indicador de salida de barranco, que nos llevo siguiendo las indicaciones del camino del Solano hasta el cementerio (35 minutos), en donde pudimos contemplar como aterrizaban los parapentes en un campo cercano, mientras esperábamos la llegada de nuestros compañeros.

                

martes, 3 de septiembre de 2013

Garganta de Irués


El viernes 16 de agosto, nuestro segundo día de vacaciones por la zona de Ainsa, nos desplazamos hasta la localidad de Badaín para descender la Garganta de Irués. Cuando llegamos al pequeño pueblo aparcamos en un ensanchamiento que hay en las afueras de la población, puesto que en el interior está prohibido el estacionar a los no residentes. Preparamos las cosas y cogemos una pista ascendente a la derecha, justo en la misma entrada del pueblo, que se dirige hacia El Chorro y las Fuentes de Fornos. El camino esta bien señalizado y a los pocos minutos abandonamos la pista principal para adentrarnos en el valle del Irués, siguiendo un sendero sin apenas desniveles que atraviesa un bonito bosque, situación esta que agradecimos, pues fue muy agradable realizar toda la aproximación en la sombra.


Después de 45 minutos de caminata llegábamos al puente que cruza la garganta de Irués, viendo el abundante caudal que llevaba el río. Tras un pequeño ascenso tomábamos una senda a la izquierda que nos llevó sobre las espectaculares Fuentes de Fornos, surgencias de gran caudal de agua subterránea que se mantienen todo el año y aporta caudal al río Irués.


Después de visitar durante unos minutos la surgencia retomamos el camino hacia El Chorro, llegando a él tras 1 hora y 30 minutos de aproximación, encontrándonos el salto de agua seco completamente, cosa por otro lado comprensible pues suele estar activo en época de deshielo y tras lluvias.


Lo primero que notamos al comenzar con el descenso, es que el agua estaba muy, muy fría. Durante el primero de los tres estrechos que forman este descenso, nos sorprende y admiramos el impresionante color azul celeste de las aguas.

                         

Montamos algún pequeño rápel, más que nada por precaución, pues el intenso color de las aguas no dejaba ver el fondo del río y atravesamos largas badinas que te dejaban helado. Menos mal que en cuanto salías del agua recuperábamos la temperatura rápidamente.


En el segundo de los estrechos encontramos  más de lo mismo, pequeños resaltes y badinas importantes dentro de un ambiente de vegetación exuberante.


Después de superar un gran caos de bloques al finalizar el segundo estrecho, llegamos a la parte más bonita de todo el descenso, justo en la confluencia con las Fuentes de Fornos. Si la parte alta de las surgencias ya era bonita, en su parte baja el ambiente es espectacular cayendo gran cantidad de agua por un lateral del barranco y formando impresionantes cascadas que nos dejaron con la boca abierta.


Tras disfrutar un largo rato de tan mágico lugar, retomamos el descenso encaminándonos hacia la parte final del barranco, en la que nos llevamos el susto del día y de todo nuestro viaje. Después de haber superado un pequeño rápel, y al ir Alicia a atravesar el cauce en una de las numerosas veces que hay que hacerlo, en el último esfuerzo que había que realizar para subir a una cornisa rocosa sufrió un resbalón que le llevó a mitad del cauce, dejándola a merced de la fuerte corriente, no teniendo más opción que dejarse llevar. Tras unos primeros segundos en los que por nuestra situación no conseguíamos darla vista, logramos al fin verla nadando en el centro de una gran badina, no sabiendo cual era su estado. Cuando llegamos a su lado nos la encontramos tiritando de dolor y nos comenta que un pie se le metió entre dos piedras. Afortunadamente no hubo rotura, tan solo un fuerte golpe. Tras darla un antiinflamatorio y tiempo para que se recuperara, la ayudamos a ponerse en pie para ver si podía continuar. Afortunadamente estábamos concluyendo el descenso y yendo con mucha precaución logro llegar al puente que marca el final del barranco.
Pero aún nos quedaban unos 45 minutos de retorno por el sendero que habíamos realizado a la ida, que con un poco de calma y ayudada porque el dolor había ido disminuyendo consiguió llegar por su propio pie hasta Badaín.
Mientras comíamos algo sentados en la carretera, junto al coche, hablábamos de si la jornada de barrancos la dábamos por concluida o realizábamos algún descenso más. Al final decidimos que no era bueno arriesgar teniendo Alicia el pie en mal estado, y ademas la lluvia hizo apto de presencia de forma débil, siendo un presagio de la gran tormenta que nos cayo encima por la tarde, mientras estábamos de visita por Ainsa.