Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

miércoles, 26 de junio de 2013

Sel del Haya - Sima de la Luna Llena

8-06-2013                                                                                                Crónica de Antonio
          Después de mucho tiempo Adrián lo consiguió. Me había entusiasmado, por fin, para una visita al Sistema de Udías. De hecho una de los sectores más atractivas para mí: la Luna Llena. Un nuevo acceso directo a la Galería Sur que te catapulta de “forma fácil, cómoda y rápida” hacia las puntas de exploración. Y además ¡¡con bonitas formaciones en paredes, techo y suelo!! El nuevo acceso permite mediante una corta aproximación por zona mina entrar en zona cueva. El argumento de Adrián caló hondo en nuestros tiernos cerebros y poco después recolectaba como fruta madura un destacamento constituido por: Manu, Marta, Cura, Alicia, J.Carlos, Nacho, un canadiense, yo mismo y, por supuesto, Adrián. Digamos que bastantes.
La lluvia no cesaba de caer de forma pertinaz a lo largo de una sucesión interminable de días. Aun así, mientras nos vestíamos con los monos, ceso brevemente. El Cura había pinchado una rueda en su viaje desde Oviedo. Eso significaba un retraso importante, así que dejamos como guía a Manu y Marta y partimos hacia el mundo subterráneo. Nosotros mismos habíamos ido retrasándonos sin cesar: a las diez en Mompía, a las diez y media en La Gándara, a las once en la Gándara… se percibía cierta tendencia a la desgana, a irnos a tomar rabas con blancos. Pero al final, había perdido la cuenta de la hora, llegamos a la entrada del Mundo Subterráneo.



Los accesos a la Mina Sel del Haya han mejorado notablemente. Ahora no hay que botar una canoa para llegara a la cancela. Y también han adecentado la verja de entrada. Sin embargo el control que esperaban conseguir poniendo un candado se ha visto enmendado por la realidad de los hechos: ya no hay candado.
            Unas cuantas cuestas abajo por la mina y un breve desvío nos ponen en el comienzo de un alto meandro que se desfonda intermitentemente. Lo peor, sin embargo, no es el tener que transitar varios largos pasamanos, sino la aparición de un barro que tapiza todo, desde suelos a techos. Un barro pegajoso y consistente que se adueña de todo lo que toca. Las botas pesan cinco kilos más de barro, la saca está embadurnada así como los guantes y el mono. Abandono la idea de sacar la cámara para hacer fotografías en este lugar. Un incomodo desviador multiplica su dificultad debido al resbaladizo barro que tapiza los muros del meandro. Cada paso hay que afinarlo y controlarlo. Hay que poner diez veces más fuerzas para estabilizar la posición en las oposiciones y trepadas. Al final, como todo, esto se acaba, pero ahora estas en un estado lamentable. Rebozado de pringoso barro que te hace asquearte de ti mismo. Y, para colmo, entrando en una zona de delicados y raros espeleotemas.



Si bien había dudado entre dedicarme a hacer fotos o balizar, ahora no me cabía la menor duda de lo que tenía que hacer ese día allí: intentar preservar lo mejor posible la belleza de la galería diseñando y montando la balización adecuada. A la salida de la zona de laminadores en una encrucijada montamos el campamento, extendimos los materiales y nos organizamos. Las estacas las pondríamos Ali y yo mientras Juan Carlos iba haciendo fotos. La dificultad consistía en tener que balizar en zona de laminadores, algunos bastante bajos, y con el suelo muy irregular.



            El proceso de taladrar llevo un buen rato. Las posturas de trabajo eran muy forzadas. Pusimos estacas cortas mayoritariamente debido a que la altura de tránsito era muy escasa. Cuando estábamos acabando en dirección hacia la salida nos encontramos con Adrián, Manu y el Cura que venían del meandro. Para poner hilo hicimos dos equipos: uno formado por Ali y yo y otro por el Cura y Adrián. Acabamos pronto gracias a esto. Sin embargo Ali y yo nos turnamos poniendo caperuzas para descansar un poco.



            Una vez acabada la balización nos reunimos para comer en la encrucijada. Cuando acabamos eran las cuatro de la tarde. Me despedí del grupo e inicié en solitario la salida. Tenía que salir temprano. Según me contaron después, la exploración fue un éxito. Se topografió más de cuatrocientos metros de galerías inexploradas. Pasadas las diez salieron dela cueva-mina. Sin dudad este camino rápido a pesar de su barro va a relanzar la exploración de Luna Llena. 

Crónica de Manu
Había una vez,  un grupo de espeleo formado, este sábado ocho, por Alicia, Marta, Antonio, Pelos, Sean, Nacho, Carlos, Qra y yo, que no sabía, que no podía recordar desde cuando se habían juntado tantas personas para explorar. Han debido de pasar uno, dos o tres años desde el inicio de exploración de torca Urbio, en que se observara reunirse a un equipo tan numeroso para esta finalidad.
Volvemos a insistir en el último sector de la galería Sur de Luna Llena. Como ya sabéis, los que estéis al día, ahora accedemos a este lugar de una manera más abreviada, aunque no menos sufrida. Antes de haber entrado,  y como casi siempre,  el Qra nos comunica vía whatsapp que se retrasará, ha tenido un pinchazo. Decidimos esperarle Marta y yo, mientras se adelantaban Pelos, para reequipar la instalación, y Antonio con los demás, para empezar la balización en esa zona.


Cuando llegamos a la Sur, Qra se queda con el Pelos para sustituir la cuerda del último pasamanos, posteriormente nos encontramos con Antonio y Alicia balizando. Carlos,  en su línea, haciendo fotos.  A Sean se le veía cansado, como si hubiera sufrido para llegar hasta aquí. El Nacho estaba tranquilo, viviendo el momento.
Formamos grupos,  Marta, Sean, Nacho y yo, nos dispusimos a comer enfrente de la galería La Partera, donde continuaremos la exploración. Dato importante, el Nacho se trae un termo calentito de ¾ de litro de café con leche, con esta perspectiva este hombre aquí dentro va a ganar amigos.


Mientras los demás continúan con sus tareas, nosotros nos dirigimos al último punto de topo, viendo con más detenimiento lo que nos vamos encontrando por la galería, en el final picamos un poco la gatera para poder pasar (sin arnés) , la continuación sigue siendo de un espacio reducido y con quiebros, llegamos a otra gatera la cual hay que desobstruir manualmente,  logramos pasar, y ver con ilusión una galería transversal y amplia. Marta desde el borde de la galería , observa posibles huellas , me adentro en ella y efectivamente nuestro gozo en un pozo. Esta galería nos ha retornado a la Sur.


Nos encontramos con el resto de compañer@s, Antonio se tuvo que marchar había quedado a las siete. Marta y yo regresamos a La Partera a recoger material que nos dejamos. Al volver el personal  se había metido por una de las galerías de enfrente. Nos encontramos retornando a Carlos y Sean, uno dolorido y el otro con cara de sorpresa o susto.  Los otros bordearon un pozo corto pero amplio,  Carlos intentándolo reculó de mala manera, por fortuna quedándose en el borde. Decidimos esperar en la Sur, ya eran cerca de las siete.



Al aparecer  Qra y Alicia, empezamos a ir saliendo, Sean siendo un iniciado cursillista le faltan horas de cuerda, retardándonos un poco la marcha. Una vez fuera aparecen también Nacho y Pelos.
Y colorín, colorado unos cuatrocientos hemos sacado.

               

martes, 25 de junio de 2013

Garganta de los Suplicios


                           
                           Texto: Jesús
Después de realizar cuatro barrancos durante el fin de semana de la Primera Concentración de Barranquismo de Castilla y León,  aun nos quedaban ganas  y decidimos realizar  un último y sencillo descenso próximo al Barranco del Pico el Moro, que habíamos realizado por la mañana, para ello Carlos, que siempre lo tiene todo muy estudiado, propuso realizar la Garganta de los Suplicios.
Para llegar desde Ocejo de la Peña tomamos dirección Riaño, al poco nos topamos con un puente que cruza un río, ahí es donde hemos de dejar nuestro vehículo. Según nuestra información el acceso es inmediato y tan solo tiene un rapel de 4 metros y dos de 20, el cañón discurre paralelo a la carretera, por lo que nos confiamos un poco. Tan solo fuimos equipados con una cuerda de 50 metros, dado que todo parecía muy sencillo y nos podían apoyar desde la carretera.


Comenzamos a avanzar por el río y a unos 200 metros nos topamos con el primer rapel, no había ni rastro de la instalación por lo que tuvimos que destreparlo  sin demasiados problemas. 


A pocos metros vimos la primera cascada de 20 metros, muy bonita y espectacular, instalamos la cuerda, Carlos bajo en primer lugar, yo en segundo, comprobé que la cuerda se podía recuperar y le di el ok a Ali. Aquí empezaron nuestros problemas, tras bajar Ali, la cuerda no recuperaba, nuestros compañeros que estaban al margen de la carretera no nos veían y lo peor de todo no teníamos cuerda para afrontar la próxima cascada de 20 metros, ¡Estábamos atrapados!


Al final gracias a la tozudez de Carlos conseguimos recuperar la cuerda, en ese momento nos dimos cuenta que Alicia había desaparecido, se palpaba la tensión en el cuerpo. Seguimos avanzando y en un resalte de apenas medio metro me golpeo fuertemente la pierna, yo pensaba en fractura, según mis dolores, afortunadamente todo quedo en un susto. A continuación apareció  de nuevo Alicia, había encontrado un escape y había intentado conseguir otra cuerda.


Continuamos progresando lentamente pero no encontramos el segundo rapel, por lo que antes de sufrir otro suplicio, como acertadamente esta bautizada esta garganta, decidimos abandonar por el margen derecho.
Un vez cambiados y más tranquilos analizamos nuestros fallos, afortunadamente en esta ocasión no nos ha pasado nada, pero por lo menos para mí, me ha servido para nunca menospreciar un barranco por muy sencillo que sea, siempre hay que estar alerta y nunca afrontarlo con el material justo.

                

Barranco del Pico el Moro


                         

Domingo 26 de mayo, después de realizar la oportuna foto de grupo con los barranquistas de la concentración y tras despedirnos de la gente, pusimos rumbo hacia el recóndito pueblo de Ocejo de la Peña para descender el Barranco del Pico el Moro, abierto por el equipo de Xankleteando el 29-03-2011.
Cuando llegamos a Ocejo nos cuesta ver donde se encuentra la iglesia, lugar hasta donde tenemos que subir con el coche. Una vez localizada (en la parte alta del pueblo) nos dirigimos hacia ella, aparcando la furgoneta  intentando no impedir el paso a los vecinos, pues el sitio es bastante reducido. Mónica decide que ya ha tenido bastante barranco durante ese fin de semana y decide esperarnos en el pueblo, mientras el resto del grupo cogemos una pista que parte desde allí mismo y que esta marcada con pintura de sendero de pequeño recorrido.


Seguimos esta pista durante unos 700 metros hasta encontrarnos con otra que sale a la derecha mucho menos marcada que la anterior. A ratos seguíamos su confuso trazado, pero en otras ocasiones ascendíamos directamente campo a través, en dirección al enorme murallón calizo que teníamos en frente. Muy cerca ya de él encontramos de nuevo la pista principal, que en cómodo caminar nos sube al circo que forma el Pico el Moro, la Peña Blanca, Peña Rionda, etc. Una vez allí observamos como el arroyo se encajona a nuestra derecha, después de unos 45 minutos de bonita aproximación.


Nos preparamos para el descenso, dejando un margen de tiempo a un par de grupos que nos preceden, para por fin comenzar el descenso. Se trata de un barranco con dos tramos, separados por una preciosa cascada de 35 metros. En la primera parte del barranco, el cauce se va encajando poco a poco, con pequeños resaltes ( algunos se destrepan y otros se rapelan) y una sucesión de rápeles cada vez más altos, cuya mayor altura llega a los 13 metros. Echamos de menos un poco más de agua en el descenso, pero la verdad es que el barranco nos estaba gustando mucho, incluso aunque el cauce se encuentre bastante tomado por la maleza, y eso que los aperturistas hicieron una buena labor de tala.


Esta primera parte acaba con la gran cascada del descenso (35 metros), en donde a alguno le temblaron un poco las piernas, pero la verdad es que la bajada es muy fácil y gratificante.

                         

 En la base de la cascada, el barranco se abre unos metros y hay una serie de caminos que van por los margenes del arroyo, pudiendo abandonar en este punto el barranco si lo deseábamos, pero nosotros tan solo hicimos una parada para picar algo y continuar con el descenso.

                         

Enseguida el barranco vuelve a encañonarse entre paredes de unos 15 metros de altura, lo que da lugar a una serie de rápeles en los que se encadenan las badinas, hasta llegar al final del descenso.


Una vez terminado el segundo tramo salimos por la izquierda para evitar las zarzas y muy pronto vemos un camino que cruza el arroyo. Lo seguimos unos metros, para una vez que damos vista al pueblo hacer un poco el cabra y bajar monte a través hasta él (30 minutos de retorno).
En la iglesia nos ponemos a comer algo, mientras comentamos la suerte, o más bien tesón, que tuvieron Xankleto y su equipo de poder encontrar este pequeño y estético barranco, muy recomendable si se pilla bien de agua, demostrando que aún quedan joyas barranqueras por descubrir.
Una vez acabamos de comer, convenzo a parte del equipo para descender la Garganta de los Suplicios, situada en la salida del pueblo de Ocejo, y así conocer ese barranco de coleccionista, que si no se está por la zona, no merecería la pena ir hasta él por su brevedad.

             

jueves, 13 de junio de 2013

Barranco de Valdorria


Tras haber descendido el Barranco 40 Aniversario y el Curso de Aguas de Valporquero, todavía teníamos ganas y fuerzas para afrontar el tercer barranco de la jornada. Para ello nos desplazamos hasta la localidad de Nocedo, en donde justo antes de llegar al pueblo nos encontramos un ensanchamiento de la carretera a ambos lados. Desde aquí, en 5 escasos  minutos podemos acceder al final del barranco, más en concreto a la última de las cascadas del descenso, conocida como cascada de la Cola de Caballo, lugar a donde los enamorados van a dejar sus candados en señal de su amor. Puesto que Mónica ya había tenido suficiente barranco ese día, nos haría la labor de apoyo en la combinación obligada de los coches, indicándole el lugar exacto en donde nos tenía que esperar.


Desde el pueblo de Nocedo, una revirada y empinada carretera gana altura rápidamente hasta llegar a la localidad de Valdorria. Justo a la entrada aparcamos, cogemos el material necesario y nos despedimos de Mónica, que volverá a esperarnos hasta la Cola de Caballo.
Atravesamos el pueblo, siempre cuesta abajo, con tendencia hacia la derecha y en dirección al cortado de rocas que tenemos en frente, que es donde comienza el barranco. Al cauce del río se llega en 5 minutos, pero antes de comenzar con el barranco tenemos otros 20 minutos de caminar por las orillas salvando como  buenamente pudimos la abundante maleza de ribera.


El barranco comienza con un tobogán de unos dos metros, instalado con una anilla en el bloque de la izquierda por si fuera necesario rápelar. Enseguida nos encontramos con un segundo tobogán de unos 4 metros y que se puede rápelar pues está  instalado con una anilla en un bloque unos metros atrás del resalte.


Después de andar unos metros llegamos al primer rápel obligado del descenso, de unos 20 metros. Nosotros optamos por rapelarlo, aunque se puede llegar a hacer también como tobogán. Ninguno de nosotros se atrevió con él, pues nos pareció el jugarse el culo demasiado, utilizando las reuniones de la derecha para descender la cascada.


Después de andar otros 200 metros nos topamos con una zona de toboganes, todos ellos remontables para repetirlos cuantas veces se quiera. El primero de ellos es de unos 15 metros, el segundo de unos 10 y el último y más divertido es el tercero de unos 17 metros, en cuyo final encontramos una poza que te frena mucho.


Acabada esta divertida zona del barranco nos salimos del agua, teniendo por delante  una larga caminata de unos 45 minutos por un precioso robledal, siguiendo la senda que nos obliga a cruzar repetidamente el río e incluso en algún punto se separa bastante del cauce, pero al final vuelve al agua escasos metros antes de la última e impresionante  cascada de unos 30 metros, desde donde ya vemos en la parte inferior a numerosos turistas y a nuestra compañera Mónica esperándonos.


Hay varias reuniones, todas ellas en la parte izquierda, utilizando en nuestro caso la que hay escasos metros por debajo del comienzo de la cascada, que nos facilitó la recuperación y que evitó el roce de la cuerda respeto a si la hubiésemos colocado directamente en la reunión existente en un árbol unos metros más arriba.
Es una cascada preciosa y abajo se hace pie sin problemas pues no cubre más de 1,5 metros.


Con esta espectacular cascada terminaba el descenso, tan solo quedándonos por delante unos  5 minutos por el sendero bien marcado hasta la carretera, en donde nos encontramos con la gente de xankleteando que venía de evaluar el caudal de los Estrechos de Crispín. Después de pasar unos minutos charlando con ellos nos fuimos en busca del coche, en donde por fin nos quitamos el neopreno tras  muchas horas de barranqueo. Nos habíamos ganado una buena cena y el disfrutar de las proyecciones que esa noche habría en la concentración.

               

lunes, 10 de junio de 2013

Curso de Aguas de la Cueva de Valporquero



La visita  a la Cueva de Valporquero era una visita obligada durante el encuentro barranquista, pero teníamos muchas dudas de por donde realizar la entrada. Creíamos que si entrábamos por  Sil de Perlas las aglomeraciones que se podían forman serian importantes, aún cuando la organización había realizado un cuadrante con los horarios de entrada asignado a cada grupo. Por esta circunstancia y por conocer la travesía de la sima (la realizamos hace un par de años) decidimos entrar por la entrada turística y de esta forma conocer las dos opciones de entrada.


Tras finalizar el Barranco 40 Aniversario seguimos decididamente hasta la entrada de la cueva turística, quedándonos sorprendidos por el gran tamaño de las salas. Durante nuestro trayecto hacia el curso de agua nos topamos con un par de guías de la cueva con su respectivo grupo de turistas. El primero de ellos se mostró un poco borde, volviendo en alguna ocasión sobre sus pasos para ver si nos encaminábamos hacia el agua o hacíamos algo de turisteo por la cueva. El segundo en cambio fue todo lo contrario, muy amable, mostrándonos en varias ocasiones el camino a seguir e incluso entablar una larga conversación con él y su grupo. Les tuvimos que explicar un poco sobre el material que llevábamos, de que material estaba hecho, para que servía, etc. Después de despedirnos de ellos y ya con las últimas indicaciones del camino a seguir, conseguimos llegar al comienzo del curso de aguas.


La primera parte del río es bastante encañonada, encontrando varios resaltes sencillos, algunos de ellos equipados con cuerdas. Enseguida llegamos a la conexión con el Sil de Perlas, llevándonos un pequeño chasco, pues el tramo que no conocíamos del curso de aguas era muy corto, aunque de esta manera ya conocemos las dos entradas para futuras visitas.


Enseguida llegamos a Los Rápidos, en donde Fonso nos dio un buen susto al pegarse un resbalón que le llevaron por el suelo unos cuantos metros, afortunadamente sin consecuencias. En esta zona coincidimos con   un grupo numeroso de gente que llevaban los chicos de Naturocio, indicándonos una de las guías que podíamos pasar a instalar la Gran Cascada en la reunión existente en la izquierda, cosa que hicimos y bajamos por el agua.


A partir de este momento hicimos el resto del descenso acompañados por este grupo, que si bien nos retrasaban un poco, no fue ningún problema, pues aprovechábamos  las esperas para comer algo y charlar con los guías. Una a una fuimos descendiendo las pequeñas cascadas de La Dificultad, La Fácil y la Del Embalse.


Superada esta última cascada llegamos al paso más conocido de toda la cueva, el Pasage M o Tubo de Viento, en donde ahora sí nos tocó esperar bastante, situación esta que hizo que un segundo grupo que llevaba la misma agencia de aventura nos alcanzara. Hicimos el paso integrados entre los dos grupos, paso que resultó ameno entre charlas y risas que hacían las esperas agradables.


Ya en el exterior decidimos adelantar a nuestros compañeros de aventura ese día, justo en el primer y espectacular rápel, que hicimos al tiempo que ellos.

                           

Otra bonita cascada más, en donde la anterior visita tuvimos que dejar unos cuantos metros de cuerda al no poder recuperarla, ponía el punto y final a esta preciosa travesía subterránea.


Ya tan solo teníamos por delante unos centenares de metros de retorno y el tener que cruzar el Río Torio, que aunque empujaba con fuerza no daba problemas para superarlo. Una cerveza fresca nos esperaba en la furgoneta, mientras decidíamos si volvíamos al bungalow o realizábamos otro descenso. Al final y como todavía era bastante pronto optamos por lo segundo, poniendo rumbo hacia Valdorria para descender el barranco del mismo nombre.

                  

viernes, 7 de junio de 2013

Barranco 40 Aniversario


Este fue nuestro primer descenso durante la Concentración de Vegacervera. Después de tomar un buen desayuno  nos desplazamos hasta la localidad de Valporquero, en donde aparcamos justo a la entrada del pueblo para cambiarnos. La idea era realizar este descenso y posteriormente enlazarlo con el curso de aguas de la Cueva de Valporquero, para una vez acabada la actividad volver a subir a buscar el coche, bien andando o ya veríamos si alguien nos podía acercar a buscarle. Pero mientras nos cambiábamos se nos ocurrió la brillante idea de bajar a dejar el vehículo a la salida del barranco y ver si algún alma caritativa, de las muchas personas que subirían por la mañana,  nos acercaba de nuevo al pueblo. Ali y Fonso se encargaron de bajar el coche y afortunadamente a escasos metros de comenzar a caminar, vieron como una furgoneta de la empresa Guheko, que estaba venga a realizar viajes para arriba y para abajo, paraba amablemente a recogerlos. De esta manera les ahorraron unos cuantos kilómetros de caminata y podíamos realizar los descensos con la tranquilidad que daba el no tener que buscarnos más tarde la vida para subir a por el coche.


Una vez todo el equipo de nuevo en Valporquero, comenzamos a caminar por mitad del pueblo, atravesándolo con tendencia a la izquierda hasta toparnos con una fuente, que indica que vamos por el buen camino. Enseguida cruzamos una portilla y a partir de este momento tan solo tuvimos que seguir durante 30 minutos un camino bastante evidente que nos llevó hasta el cauce del arroyo, bastante seco por cierto, y eso que la organización en su información decía que el agua era abundante. Seguimos aguas abajo por la orilla hasta que encontramos la primera de las dificultades, un rápel de unos 6 metros cuya poza de recepción estaba estancada, no invitando mucho a entrar en ella.


Seguimos con un centenar de metros por cauce abierto hasta toparnos con la zona engorgada del barranco, en donde nos encontramos el segundo de los rápeles del descenso, de unos 10 metros.


Algún pequeño resalte más y enseguida nos encontramos el siguiente de los rápeles de 7 metros, en cuya base había una buena poza para saltar, pero la verdad es que a pesar de haber muy poca y estar estancada, el agua estaba muy fría, no atreviéndonos ninguno a realizar el salto.


De inmediato los otros dos rápeles que quedaban para concluir el descenso, uno de 10 metros y el otro de 8.


Superado un último resalte que evitamos por la izquierda, dábamos por acabado el descenso de este pequeño y modesto barranco (1 hora de descenso) que de haberlo pillado con agua hubiese ganado bastante, para enseguida  dar vista al camino de acceso a la Cueva de Valporquero, hacia la cual nos encaminamos decididamente.

                


miércoles, 5 de junio de 2013

1ª Concentración de Barranquismo de Castilla y León. Vegacervera 2013



Durante los días 24, 25 y 26 mayo, tuvo lugar en Vegacervera (León) la 1ª Concentración de Barranquismo de Castilla y León, organizada conjuntamente por la Federación de Espeleología y la de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de dicha comunidad.
Al encuentro decidimos apuntarnos Alicia, Mónica, Fonso, Jesús y yo. Quedamos sobre las 4:30 horas de la tarde del viernes, para después de algún que otro retraso y despiste, por fin poner rumbo hacia la concentración. Por delante teníamos unas 3 horas de coche fuera cual fuese la ruta elegida, así que al final escogimos la mas corta, pero a la vez la mas tortuosa y revirada, pasando por Aguilar, Guardo , Cistierna y Boñar, aunque eso sí, el viaje no se nos hizo nada pesado pues íbamos bien aprovisionados de víveres y cerveza bien fresca. Nada más llegar a las Cabañas El Chaltel, centro base de la concentración, coincidimos en la misma puerta con parte del equipo de Xankleteando (Rubén, Lorenzo, Dani, David) a los que por fin pudimos conocer en persona después de mucho tiempo. ¡Fue un placer chicos!

                              

Mas tarde nos pasamos por la recepción, que a la vez haría las labores de salón de aptos para las diversas proyecciones y cursos que se iban a impartir durante el fin de semana, en donde la organización nos indico donde podíamos alojarnos, nos regaló una camiseta conmemorativa del evento y nos dio un pequeño dosier (muy cutre para mi gusto) con algunos de los barrancos de la zona.
Sin mucha demora nos fuimos a nuestro bungalow, para más tarde ir a cenar y posteriormente asistir a la primera de las proyecciones, Roca y Agua. Europa a través de sus Barrancos que impartían Rubén y Dani de Xankleteando.
Una vez acabada la proyección y después de un tiempo de charla nos fuimos a la cama, pues al día siguiente si todo se daba bien, como al final sucedió, descenderíamos los barrancos del 40 Aniversario, el Curso de Aguas de Valporquero y el Barranco de Valdorria.


Después de descender tres barrancos durante la jornada del sábado y pasar algo de hambre durante todo el día por no acordarnos de comprar pan, nos merecíamos una buena cena, que aunque se hizo algo de rogar, hay que decir que estuvo muy bien y felicitar a la cocinera. Embutidos, tortilla, sopa, pollo y flan, todo ello muy bien preparado y regado con abundante vino, agua y gaseosa.
Acabada la cena, asistimos a dos proyecciones más. La primera de ellas a cargo de miembros del ECH sobre las exploraciones y aperturas que realizaron durante el año 2011 en el Himalaya, en la que Fernando Caro llevó la voz cantante, mostrándonos ademas el trailer de la apertura que han realizado este año del Runchet Khola. Dejo abajo los vídeos para los más dormilones .....

Exploración 2011.


Apertura Runchet Khola.



La segunda de las proyecciones corrió a cargo de miembros de la organización y en ella nos mostraron los bellos cañones que se pueden encontrar en la isla de Madeira.
En la jornada del domingo tocaban las despedidas, la foto de rigor  e ir volviendo a la tierruca, pero no nos íbamos a volver de vacío, descendiendo ese día el Barranco del Pico Moro y la Garganta de los Suplicios.
En resumen, un fin de semana barranquero muy bien aprovechado, en donde hicimos nuevas amistades, saludamos a viejos amigos, realizamos varios descensos, lo pasamos genial, la organización estuvo a gran altura, aunque con cosas que mejorar como en todo evento que comienza y por  fin pudimos ver esa cosa grande, amarilla, que esta en el cielo y últimamente es tan difícil de ver en Cantabria. Creo que se llama sol.