Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

martes, 9 de abril de 2013

Barranco Diablozulo o Ixostia


Con gran parte del equipo ausente, por encontrase disfrutando de la semana santa por otros lugares, comenzó nuestro viaje a tierras navarras. Las previsiones para los cinco días que iba a durar nuestra salida no eran nada buenas, dando agua para casi todo el puente. Pero esto no nos iba a dejar en casa, si llegado el momento no se podían descender los barrancos previstos, siempre teníamos otras opciones.
El jueves bien temprano nos pusimos rumbo a Pamplona los cuatro componentes de la salida, Alicia, Carmen, Chari y yo. Durante el camino pudimos reservar a última hora un bungalow en el camping Asolaze, situado en el Valle de Roncal. Las previsiones del tiempo habían acertado, lloviznando durante gran parte del camino hacia Navarra, pero es que la situación se puso cada vez mas fea, comenzado a llover con intensidad cuanto más nos acercábamos a nuestro primer barranco, el Diablozulo o Ixostia. El agua corría por todos los lados y los ríos que veíamos durante el viaje bajaban color chocolate, no presagiando nada bueno.


A nuestra llegada a Monreal, decidimos ir a mirar como baja de caudal el Ixostía, sorprendiéndonos la gran cantidad de agua que llevaba, y eso que en las reseñas que llevábamos ponía que era difícil pillarle con agua, pues bien nosotros lo encontramos muy cargado. Con esta situación y como no dejaba de llover con fuerza decidimos dejarlo para más tarde, yéndonos a visitar la cercana Foz de Lumbier.
Después de realizar un agradable paseo por esta bonita Foz y animados porque había dejado de llover y había salido  un tímido sol, decidimos volver hasta el final del barranco, para esta vez sí, intentar su descenso. Con estas condiciones de caudal estaba claro que Chari no nos podía acompañar, pues tan solo había realizado un descenso una semana antes, pero ella se mostró encantada de quedarse en el coche leyendo un libro.


Nos cambiamos y comenzamos la aproximación hacia la cabecera, primero intentamos subir por entre matorral por un sendero en la orilla izquierda del cauce, pero el terreno estaba tan resbaladizo que dábamos un paso adelante y dos atrás. Volvemos sobre nuestros pasos y comenzamos a caminar por el borde de una zona de siembra, para al poco emprender decididamente y monte a través la dura ascensión hasta encontrar la pista que viene desde Monreal. Una vez en la pista la seguimos hasta que encontramos a mano derecha un  hito de piedras que nos indica el camino de bajada al cauce, encontrándonos una cuerda que facilita la bajada de un destrepe, llegando al comienzo del barranco después de una hora y media de aproximación.


El agujero del diablo (Diablozulo) es un descenso espectacular, totalmente encajonado, estético, largo y continuo, realizando casi una veintena de rápeles sin necesidad apenas de tener que recoger la cuerda. Otra de las características de este precioso descenso es que ninguna de las pozas del recorrido cubre, situación esta que nos animó a realizar el descenso con un caudal tan alto.

                      

En algunos puntos del descenso el agua nos golpeaba con fuerza, teniendo que rapelar rápidamente, situación esta que llevó a Carmen a darse un buen golpe en la rodilla, aunque afortunadamente sin consecuencias graves. En el rapel más largo, de unos 28 metros, tuvimos otro contratiempo, pues al recuperar la cuerda  una vez realizado el rapel, no sabemos por que motivo la cuerda se negó a bajar cuando ya estaba terminando de pasar por las anillas, teniendo que cortarla  y abandonar unos cuantos metros.

                      

Tras tres horas y media de descenso llegábamos al final, con la sensación de haber descendido un barranco precioso, y que por la gran cantidad de agua que encontramos en su descenso rara vez lo volveremos a pillar como en esta ocasión.


Hacemos los escasos metros de retorno hasta el coche, en donde nos cambiamos y sin entretenernos mucho comenzar de nuevo el viaje hasta el camping. Una vez alojados, tras una ducha caliente y una buena cena, dábamos por acabada esta primera y lluviosa jornada del viaje.

                 

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