La ruta que íbamos a realizar es la conocida como el Hayedo de Suano, que parte desde este pueblo, pero tras algún despiste que otro en el trayecto hasta esta localidad y más tarde la imposibilidad de llegar a ella por una carretera cortada por la nieve, hizo que comenzásemos la ruta desde el Collado de Somahoz, entre Espinilla y Brañosera.
El frío viento en el collado invitaba a ponerse en marcha cuanto antes, así que rápidamente preparamos el equipo y nos pusimos a caminar hacia el hayedo.
Una vez al resguardo del collado la temperatura era muy buena, disfrutando incluso con la presencia del sol, sintiéndonos un poco privilegiados por ello, pues todo lo que veíamos en la lejanía eran nubes negras y lluvia.
Pronto dejamos la parte más bonita del hayedo, comenzando un descenso que nos acercó hasta el pueblo de Suano. En esta bajada decidimos salirnos de la ruta y atravesar el bosque por mitad para recortar el recorrido, encontrando en el camino los restos de algún corzo que no pudo sobrevivir a la gran nevada.
Aprovechamos para sentarnos en unas rocas libres de nieve y comer algo antes de iniciar el camino de vuelta hacia el collado de Somahoz. Nada más comenzar el ascenso encontramos numerosas barras de pan en varios árboles, que los vecinos del pueblo habían colocado para alimentar a los corzos, venados, etc que en teoría andaban por la zona, pero nosotros no tuvimos mucha suerte y no conseguimos ver ninguno de cerca.
La vuelta hasta el coche se hizo algo dura por la subida y por el estado de la nieve, que cada vez era más blanda por una fina llovizna que por unos minutos durante la ruta hizo apto de presencia.
Nada más subir al coche y comenzar el trayecto hasta Reinosa para tomar algo comenzó a llover, habíamos aprovechado bien el domingo, que a primera hora solo parecía predestinado a ser un día de sofá y manta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario