El Barranco de Cantavella, situado en la zona de Horta de Sant Joan (Tarragona) fue el primero de los barrancos que descendimos en este viaje. Tuvimos alguna pequeña duda en el camino hasta el lugar en donde debíamos dejar el coche, pero pronto dimos con el camino correcto. Un grupo de barranquistas que terminaba de prepararse para realizar la aproximación, nos confirmó que estábamos en el lugar correcto, y que ellos también iban al barranco para reequiparle.
La aproximación no fue tan larga como esperábamos, después de la subida inicial y atravesar la depresión por la que discurre el lecho del Barranco del Salt del Barber, llegábamos al cauce del Cantavella, por el que tan solo corría un hilo de agua.
Nos cambiamos y tras charlar un rato con el otro grupo les adelantamos en el descenso, les dejamos reequipando el barranco con químicos.
El barranco es una sucesión de rápeles encadenados en conglomerado, con muy pocos tiempos muertos.
Las vistas durante el descenso son amplias, bonitas, pero el barranco fue de los que menos nos gusto durante el viaje, quizás si hubiera llevado más agua la cosa hubiese cambiado.
Sin casi darnos cuenta llegamos al último y más largo de los rápeles, de unos 40 metros, dando por acabado el descenso. Tan solo nos restaba continuar hasta la confluencia con el río Estrets y de ahí coger una pista que nos llevó hasta el lugar donde teníamos los coches, para rápidamente emprender la marcha hacia nuestro siguiente barranco del día.
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