En los años 50, mientras se extraía tierra en la finca La Barrera de Sarón, propiedad de Antonio Lavín, para su utilización en la fabricación de teja y ladrillo en la tejera de Sarón, su sobrino Atanasio Laredo Lavín observo como aparecían restos que semejaban huesos. Nadie prestó atención a este hallazgo, pero Atanasio , persona curiosa, recogió y limpio aquellos huesos, que podrían corresponder a costillas, fémures, etc.
Considerando que el hallazgo era digno de un museo, personalmente metió los huesos en sacos y en una furgoneta se dirigió al Museo de Prehistoria de Santander, pensando que se trataba de la osamenta de un dinosaurio, y allí deposito su cargamento.
En años posteriores Atanasio acudió en varias ocasiones al citado museo, pero los restos que el había entregado, nunca se exhibieron, ni nadie dio razón de ellos.
Durante estos 50 años, él conservo 2 vértebras, prometiéndose a si mismo que después de la nefasta experiencia, no entregaría las citadas vértebras a ninguna institución oficial.
Las vértebras en el año 2004, fueron examinadas por los paleontólogos J.E. Urquijo, de la Universidad de Cantabria y por M. Castaños, de la Universidad del País Vasco, confirmando que se trataba de vértebras de MAMUT.
En noviembre de 2006, Atanasio Laredo Lavín, en un acto de generosidad hacia el pueblo donde le vio nacer, y hacia sus vecinos, donó las vértebras al centro de salud Pisueña - Cayón, para su exhibición permanente.
Después de ¡62 años! por fin se dieron cuenta del valor del hallazgo.
El Gobierno Cántabro recibió en donación un sacro de mamut
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