12 de octubre, festividad del Pilar. Nos desplazamos hasta Asturias Alicia y yo, en donde habíamos quedado con Lolo para descender el prácticamente desconocido barranco del Arroyo Ortigalón, situado en las proximidades de la estación invernal Valgrande Pajares. La verdad es que el viaje resulto algo largo, pero la idea de conocer un nuevo y viejo descenso en Asturias, del que apenas tenía información hasta encontrar la buena reseña que hicieron en La Garafa de este descenso, nos animó lo suficiente como para afrontar el pesado trayecto hasta el Puerto de Pajares.
El primero de los coches para afrontar este descenso lo dejamos a escasos metros de comenzar la ruta que lleva a los Puertos de Bachota, cuyo comienzo encontramos pocos metros más atrás del bar Rochu ( en sentido ascendente). Dejamos el vehículo antes de una valla que prohibe el paso de los coches no autorizados, para con el segundo subir al aparcamiento más alto de la estación invernal, justo en frente de la cafetería Telesilla. Nos preparamos para el descenso y vamos caminando por la orilla del Arroyo Ortigalón, que vemos justo delante de nuestro coche.
Lo primero que nos llama la atención del descenso, es la gran cantidad de basura que encontramos en la cabecera del barranco y que posteriormente encontraríamos en más zonas del arroyo, y lo fría que estaba el agua. Afortunadamente para nosotros el caudal no era muy elevado y el contacto con el agua era escaso.
Tras superar tres rápeles llegamos a la cabecera del cuarto rápel, desde donde disfrutamos de unas vistas impresionantes de todo el valle. Esta cascada, de unos 50 metros, es la mayor y mas bonita de todo el descenso.
Después de tener algún problema con la recuperación de la cuerda continuamos con el descenso, superando otro pequeño rápel que nos aproximó a la cabecera del R6, otra bonita cascada de 40 metros.
Superada esta zona y después de realizar un par de rápeles más, de unos 20 metros cada uno, nos encontramos con una larga zona de destrepes, en la que la basura volvió a aparecer. Una lástima, pues el bosque por el que desciende el arroyo es una pasada.
Llegamos a la parte final del barranco, en donde encontramos una pequeña gorga que nos obligó a montar un par de rápeles más, de 12 y 15 metros respectivamente, encontrando en el último de ellos la única poza de importancia en el descenso, aunque eso sí, no cubría más arriba del pecho.
Acabada la parte deportiva del barranco aún nos restaba una larga camina descendiendo por el precioso bosque, en donde por cierto tuvimos algún despiste que solventamos rápidamente. Esta parte, si bien es muy bonita, se hace muy pesada hasta llegar a la pista que utilizamos para el retorno. Justo en este lugar aprovechamos para comer, disfrutando de la buena temperatura, antes de emprender el camino de regreso con la incertidumbre de cuanto sería la distancia hasta el primer coche. Al final tardamos una hora en hacer el camino de vuelta (creemos que unos 4 kilómetros) siguiendo la pista que sin ningún tipo de perdida nos devolvió al punto de partida. Nos habíamos ganado un buen descanso, con tumbona y cerveza incluida, antes de emprender el camino de vuelta.
Me alegro que os sirviera la reseña de La Garafa para conocer este barranco...
ResponderEliminarMuchas gracias Felix por compartir esa magnifica reseña. Saludos.
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