La tarde era buena, y la temperatura animaba a meterse en el agua. Sobre las 5 de la tarde, y después de esperar un buen rato en Unquera para alquilar un neopreno para Jara, estábamos cambiados en la cabecera del barranco dispuestos a divertirnos un rato.
Nos introducimos en el agua, percatándonos de que su temperatura no es tan agradable como suponíamos. Enseguida llega el primer rápel de unos 8 metros, y después de dar las explicaciones oportunas a Belén, damos buena cuenta de él. No esta mal para ser su primera toma de contacto con los rápeles en cascada.
A continuación realizamos un pequeño tobogán y un par de rápeles más antes de llegar a la cabecera del cuarto y más bonito del descenso, una cascada de unos 20 metros que acaba en una gran poza, que se ha colmatado en parte después de alguna riada invernal.
Superado este rápel, y a escasos metros encontramos a la izquierda la salida al coche, tras unas 3 horas de descenso en las que Belén estuvo a buena altura y aunque necesita practicar bastante aún, se lo paso genial, sobre todo en los toboganes. El resto pasamos una buena tarde barranquera a la que pusimos un buen final tomando una birras y cenando juntos a nuestra llegada a Sarón.
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