Comenzamos a caminar y dirigimos nuestros pasos hacia el paso del Sedo, donde encontramos una barandilla que protege el paso y desde donde tenemos una buenas vistas de Caín de abajo.
Continuamos con la subida y de repente nos tomamos con un mastín enorme en mitad del camino. Con un poco de miedo en el cuerpo me dirijo hacia él para ver que intenciones tenía y afortunadamente para nosotros eran buenas, acompañándonos el resto de subida hasta Caín de arriba, en donde le esperaba su dueño.
Desde Caín de arriba seguimos la señalización hacia la Canal de Mesones para poco más adelante girar a la izquierda en el paraje denominado Las Fuentes, internándose el sendero en el hayedo de La Tejera.
Una vez salimos del hayedo nos desviamos a la derecha en Calabredo, iniciando una subida algo dura hasta la Cueva de Santibañas. Decidimos entrar en la cueva para echar un vistazo a las armaduras que los Cainejos construyeron en su interior para curar los quesos, no dejando en el lugar ninguna muestra de nuestra presencia y siendo muy respetuosos con el lugar.
Regresamos hasta Calabredo por el mismo camino de subida, desde donde descendemos siguiendo las indicaciones que nos llevan camino de Caín. Durante la bajada, pudimos disfrutar de la impresionante surgéncia de La Jarda, que llevaba un abundante caudal.
Después de 2 horas y 30 minutos aproximadamente llegábamos de nuevo a Caín, completando de esta manera un interesante y fácil circuito para conocer un poco el terreno tan abrupto por donde tenían que moverse los Cainejos.
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