Después de descender
Gorgol volvimos al pueblo de Escarra para conocer la Garganta de Escarrilla. Realizamos la cómoda aproximación hasta la presa del Embalse de Lanuza bajo un sol de justicia, deseando llegar pronto al cauce del río para introducirnos en el agua.
Una vez en el cauce encontramos las primeras y monótonas badinas, realizando un largo tramo de descenso bastante aburrido, sin ningún aliciente y encontrando gran cantidad de basura.
Mas adelante encontramos un gran caos de bloques en donde empieza lo más divertido del barranco, encontrando en esta zona el único rápel del descenso, justo en la confluencia con un afluente por la izquierda que aportaba caudal al río.
Superado el rápel, cuya poza de recepción estaba llena de hojas putrefactas, encontramos una zona de altas paredes y varias pozas que nos llevaron al final del descenso.
Si bien esta corta zona nos pareció bonita, en conjunto el descenso fue el peor de todo el fin de semana.
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