Peña Castíl (Picos de Europa .- 2ª parte)

Comienza a amanecer. A través de la ventana de la habitación veo las primeras luces del día, pero todavía no salgo del saco y me hago un poco el remolón. La gente ya lleva un buen rato danzando de un lado a otro y no consigo dormirme. No he dormido muy bien, tan solo unas cuantas horas al comienzo de la noche, y al parecer Julio tampoco a pegado ojo. Yo estoy en la esquina inferior de la larga litera, en la que entramos unas 12 personas. A mi lado Ali, luego Carmen, Julio y a su lado un montañero que nos ha dado un poco la lata con su tos durante toda la noche. Por otro lado el efecto "garbanzos" ha surgido efecto y en la noche y sobre todo al amanecer hubo gran cantidad de ventosidades.

Decidimos levantarnos, ir recogiendo y bajar a desayunar. Salgo a la calle y veo como en el cielo todavía se ve alguna estrella,  también veo como numerosos escaladores van hacia las vías de escalada para ser los primeros. Una vez hemos desayunado y pagado, salimos al exterior a pensar cual será la ruta de hoy. Barajamos la posibilidad de ir hasta Cabrones y bajar por Amuesa hasta Poncebos, pero como el vehículo lo tenemos en Pandébano, buscamos otro camino que nos lleve directamente a él. Así que al final nos decantamos por bajar por la Majada de las Moñas y si nos apetece ascender a Peña Castíl.

Comenzamos a andar a eso de las 9, tomando el camino de la Canal de la Celada, ruta que la gran mayoría de escaladores cogen para ir a la cara sur del Naranjo. Como caminamos en la sombra no nos sobra la ropa de abrigo. En aproximadamente 45 minutos estamos en la parte superior de esta canal, al pie de la cara norte del Urriellu.

Dejamos ahora el camino que va hacia la pared sur y tomamos un desvío a la izquierda, que nos baja por una terraza de roca rota algo expuesta, hasta el Jou del Carnizoso. Una vez superado el hoyo volvemos a ganar algo de altura hasta dar vista a una gran sima, creo que la Torca del Carnizoso, que tiene más de 700 metros de desnivel.

Seguimos bordeando este gran agujero por una repisa colgada sobre el abismo, que consigue ascender hasta la Colladina del Agua. Este paso no es muy largo (una decena de metros), pero si muy expuesto y exige ver donde colocar bien los pies para no irse abajo.

En la Colladina del Agua hacemos un descanso, antes de continuar ascendiendo primero por terreno herboso y luego por las graveras que hay en la base de Peña Castíl, que en suave subida nos lleva hasta la Horcada de Camburero. Ahora toca decidir si subimos a Castíl o no. Ali y yo si queremos subir, pues en dos ocasiones anteriores intentamos ascenderla y nos tuvimos que dar la vuelta. Una vez en su parte final por no llevar crampones y encontrarnos con placas de hielo, y en otra ocasión intentamos una invernal, pero el frío en la Horcada Camburero era tan  intenso que el camelbak se me congelo en tan solo unos segundos.

Julio no esta mucho por la labor de subir, pero al final le convencemos y decidimos subir todos. Además, todavía son solo las 11:30.

Comenzamos su ascensión por una gravera (camino muy marcado) que rapidamente va ganando altura. Dejamos las mochilas en un lugar retirado del camino, para no tener que cargar con peso, y tan solo subimos una con agua y comida. Llegamos a la parte superior en la que el camino se inclina mucho, hasta llegar a la arista cimera y dar vista al Valle de las Moñetas. Ya tan solo nos queda seguirla y en pocos metros, Ali y yo estamos en la cima de Peña Castíl (2.444 metros).

Son las 12 y al poco aparecen Carmen y Julio. Comemos algo y disfrutamos de las buenas vistas que tiene esta montaña, sobre todo del Naranjo, donde hay numerosos escaladores que incluso llegamos a oír. Al poco rato lleva un montañero a nuestro lado, charlamos un rato con él, le echamos su foto de cumbre, y emprendemos el camino de bajada por el mismo lugar, teniendo que prestar atención en la primera parte de bajada para no dar un resbalón y dar con el culo en el suelo. En poco tiempo estamos recogiendo nuestras mochilas y llegando de nuevo al Collado Camburero, en donde seguimos el camino que se dirige hacia un pequeño collado junto a la base de la Cabeza de los Tortorios. Una vez hemos ganado este collado tan solo nos queda seguir el camino descendente a través de la pradera hasta llegar a la Majada de las Moñas, en donde volvemos a comer y descansar algo, rodeados de rebecos. Ahora sí empezamos a notar que el sol calienta y mucho, pues en el resto del fin de semana la temperatura ha sido ideal.

Después de comer tan solo nos queda descender la Canal de las Moñas, desde la cual  vemos el coche aparcado en Pandébano. Cada vez hace mas calor y en cada tramo con sombra que encontramos, Ali y yo esperamos a Julio y Carmen, que nos dicen que bajamos muy rápidos, pero es que la canal es bastante pindia y las rodillas sufren mucho si vas lento. Llegamos a Pandébano  aproximadamente a las 15:45. Nos cambiamos bajo un sol de justicia y nos arrepentimos de haber dejado las alturas, en donde la temperatura era mucho más agradable. Ha llegado la hora de bajar hasta Arenas de Cabrales a tomar unas sidras y unas cervezas para reponer líquidos, y charlar sobre lo bien que se nos ha dado el fin de semana por las alturas de los Picos de Europa.