Durante la semana hablo con Ivan de los posibles planes para el fin de semana. Si hace buen tiempo nos iremos a descender algún barranco de Asturias, y si hace malo iremos a Tonio - Cayuela. Las previsiones para el sábado no eran muy buenas, así que al final es la idea de la travesía la que gana.
Deseaba desde hace mucho tiempo, el ir a realizar esta famosa travesía, aunque por otro lado tenía dudas si estaba capacitado para superar su famosa diaclasa vertical. Estaba seguro que pasar iba a pasar, pero no sabía si la superaría con más pena que gloria.
No me puedo acercar a la sede del club el viernes por la noche, puesto que curro (otra vez que tengo que ir casí de empalmada), pero de camino al trabajo recibo la llamada de Fonso, diciéndome que se apunta y me comunica la hora a la que quedaremos en Sarón con Oscar (Pico Tres Mares). Nosotros iremos por un lado y quedaremos en Arredondo con Ivan, Cris y Oscar (S.C.C.) que irán directos hasta allí. Alicia no nos puede acompañar, puesto que curra por la mañana, situación esta de la que luego me arrepentiré, y mucho.
A las 9:30 suena el despertador. No se donde estoy pinado, ¡que día es hoy! ¡Para que he puesto el despertador a esta hora! Al poco rato ya caigo en que tengo una cita con Tonio - Cayuela. He dormido dos horas y media y estoy peor que si no hubiera dormido nada.
Me reúno con Fonso y Oscar a las 10:20 y nos vamos hasta Arredondo, en donde tendremos que esperar un rato a que llegue el resto del grupo. Cuando llegan vemos que también vienen Fran y Matias, que se han apuntado a la salida. Toman un café y nos ponemos camino de Bustablado, en donde cogemos una pista bien asfaltada que rapidamente gana altura y nos lleva hasta el cruce con una pista de reciente construcción (no lleva hecha ni un mes, según nos comentó un vecino del pueblo), lugar donde dejamos el primer coche. Ahora toca bajar a dejar el otro vehículo en la salida de Cayuela. Bajan Matias y Fonso, momento que el resto aprovechamos para acabar de cambiarnos. Una vez están de vuelta, todos juntos emprendemos el camino hacia la sima Tonio. Son algo más de la una y cuarto de la tarde.
Seguimos esta nueva pista, que está algo embarrada en alguno de sus tramos, pero por la cual se camina con facilidad. Cuando estamos en una zona alta de prados, Ivan nos indica que nos salgamos a ellos, para ir caminando entre dolinas y buscar una alambrada. Al poco rato, nos damos cuenta de que si hubíesemos seguido la pista, esta nos hubiera llevado directamente hasta las cabañas de Buzulucueva. Como arreglen esta pista, y la dejen en buen estado, el subir hasta Tonio va a ser coser y cantar.
Llegamos a la alambrada, la superamos y en pocos minutos estamos en la parte baja de las cabañas de Buzulucueva, donde se encuentra la sima Tonio. Son las dos de la tarde y la aproximación nos ha llevado unos 45 minutos. Mientras Ivan se pone a instalar el primer pozo, el resto nos ponemos a comer algo.
La Sima Tonio debe su nombre a Manuel Antonio Peral, pastor de Socueva, que fue el que enseñó la sima y durante varios años ayudó a los espeleólogos franceses en sus exploraciones por la zona de Peña Lavalle.
Ya estamos preparados para comenzar el descenso, Ivan es el primero en bajar y luego lo toca el turno a Oscar (SCC), quien con algún que otro problemilla de atascamiento logra superar la estrecha entrada al primero de los pozos de 15 metros. Luego baja Cris, a quien también le cuesta pasar, y después bajo yo, pues me han liberado, por pena de no haber dormido casí nada, del trabajo de ir el último y tener que recoger la cuerda, trabajo este que harán Fonso y Oscar (PTM) durante toda la travesía. La entrada te pega un buen apretón, pero lo supero con soltura. Una vez en la base del pozo veo como baja Matias, antes de continuar descendiendo el segundo de los pozos, el cual tiene un pasamanos de acceso y una altura de 18 metros. Luego otro pozo de 10 metros y posteriormente el primer gran pozo de 48 metros, el cual no hay que bajar entero, si no que a las 35 metros hay que realizar un péndulo para llegar a un pasamanos. Luego tenemos una escalada de 5 metros, un destrepe y un pequeño pozo de 10 metros. Nos encontramos en la pequeña sala que dá acceso a la diaclasa vertical. Hasta aquí el ritmo es bueno, y esperamos a que llegue el resto del grupo. Cuando Oscar (PTM), que va el último, se dispone a bajar el pozo previo a la diaclasa, pisa una roca que se parte, tirando sobre nosotros un buen puñado de rocas. El peor parado es Matias, que se lleva una buena pedrada en la mano, pero afortunadamente se queda en un dolor que le acompañara el resto de la travesía.
Comenzamos el paso de la diaclasa, Ivan el primero y después va Oscar (SCC). Hay que hacer un pasamanos, para al final de este bajar a la reunión. Oscar se atasca en el paso del pasamanos, él dice que con el croll, y le cuesta bastante superarle, pero al final lo supera y baja el primero la diaclasa. Él será quien desde abajo nos indique por donde tenemos que descender. Luego pasa Cris con algo más de suerte y luego voy yo. El pasamanos es estrecho pero lo supero mas facilmente de lo que me esperaba. Llego a la reunión, pongo el descensor en la baga corta y comienzo el rapel de 13 metros. Ivan me aconseja que me suelte el barbuquejo del casco y así lo hago. Comienzo a bajar y las piedras te aprietan por todo el cuerpo. Realmente es estrecho, y cuando intentas girar la cabeza para mirar hacia los lados, el casco te lo impide. Superados los primeros metros la diaclasa se ensancha algo, y desviándome un poco a la derecha consigo llegar a la altura de mis compañeros.
En la cabecera de este nuevo pozo - rampa de 8 metros, vemos como hay gran cantidad de piedras que forman un pequeño muro, piedras que salieron de la desobtrucción. Poco a poco van superando todos la diaclasa y bajando este nuevo pozo. Dejo pasar a Matias y Fran en el pozo - rampa.
Después de este pozo esta el paso clave, donde no hay que descender hasta el fondo, si no que hay que remontar una cuerda hasta una ventana. Fran me da el libre en la rampa y la desciendo. Hay un pasamanos hasta una cuerda fija de unos 4 metros que asciende hasta la ventana. Le digo si ya esta libre la cuerda y me dice que no. Se lo repito al cabo de un rato con la misma respuesta. Miro el reloj. Las 6 y poco de la tarde. El ritmo ha bajado mucho, vamos muy lentos y todavía queda mucha sima. Misma pregunta, misma respuesta. A mi cabeza vienen recuerdos, como los vividos en Coventosa no hace mucho tiempo. No quiero volver a salir a las tantas como en aquella ocasión, y tener a las personas que nos quieren preocupadas en la calle. Ahora es cuando más echo en falta a Alicia e intuyo que se puede repetir la historia.
Por fin la cuerda ascendente esta libre, y no veo el porque de tanta tardanza. Indico a Fran como superar el aéreo paso hasta la ventana. Lo supera, luego lo hago yo y después Oscar (PTM) y Fonso. Comento con ellos lo lentos que vamos y me responden que también tienen la misma inquietud con la hora de la salida.
Ahora nos encontramos con un pozo de 11 metros al que le siguen otros de 6 y 4 metros y el gran pozo de 55 metros. La cabecera de este es algo complicada por la roca mediocre, pero rapelar por él es una pasada por lo ancho que es y la sensación de grandeza que dá. No hay que descenderlo entero, puesto que a unos 36 metros nos encontramos un pasamanos fijo. Para llegar al pasamanos hay que hacer un péndulo, pero allí está Fran que tira de la cuerda y me lleva con facilidad hasta el cable de acero.
Luego un par de pozos mas de 5 y 6 metros, y otro de 33 metros en el cual Ivan montó un desviador en una pequeña repisa para evitar roces. Posteriormente nos encontramos un pasamanos que da acceso a un rapel de 15 metros al que sigue uno de 18.
Ya tan solo nos quedan dos pozos. Nos encontramos en la cabecera del anteúltimo pozo y aprovechando que hay una pequeña sala hacemos un reagrupamiento. La cabecera de este pozo se encuentra entre bloques y hay que dejarse caer por un minúsculo agujero. En la base de este pozo nos encontramos con algo de agua en el suelo, estamos en el meandro de la Borrasca, el cual debemos seguir realizando algún destrepe hasta llegar a la cabecera del último rapel.
Poco a poco van bajando este último rapel. Son algo más de las 22:40, Fran y yo dejamos que bajen primero Oscar (PTM) y Fonso para ganar algo de tiempo y salir a dar el aviso de que no nos ha pasado nada, tan solo que hemos tenido un gran retraso.
Baja Fran y me quedo solo en la acrobática salida de este rapel, desde donde oigo a mis compañeros charlar en el fondo de la sala. La salida no es tan complicada como parecía y la hago con soltura, comenzando a descender este rapel que con sus 20 metros de altura volados me deposita en la sala Olivier Guillaume. Sin duda un rapel precioso y más viendo desde abajo el pequeño agujero por donde hemos salido.
Oscar (PTM), Fonso y Matias ya han salido pitando hacia el exterior para tranquilizar a la gente, mientras el resto del grupo come y bebe en la inmensa sala. Cris me ofrece algo de chocolate y galletas. En un principio lo rechazo, no tengo hambre, mi cabeza hace mucho que esta en otra parte, pero al final acepto unas galletas de chocolate. Nos ponemos en marcha, pues aún nos queda el camino de regreso hasta la boca de La Cayuela (llamada así por los lugareños). Vamos descendiendo la gran sala Olivier Guillaume, seguimos por la antesala, Galería del 10 de Agosto, vemos las famosas sierras hasta llegar al Pozo del Arca. La cueva me esta gustando mucho (no la conocía) sobre todo por la amplitud de sus salas. El ritmo es lento, pero ya nos da igual, confiamos en que nuestros compañeros hallan salido rápido para tranquilizar a la gente. Superado este rapel de 15 metros comienzo a caminar decididamente hacia la boca. Oscar (SCC) me sigue y al resto lo dejamos atras. Llegamos al pasamanos, lo superamos y en poco tiempo estamos en la salida. Son las dos menos diez de la mañana. No conocemos el camino de retorno, pero como Oscar no se quiere quedar frío comenzamos la bajada sin nuestros compañeros. Ademas el camino estará muy marcado.
Poco a poco vamos bajando por la inclinada y resbaladiza ladera hasta adentrarnos en el bosque.
Salimos de él y el sendero ya no es tan marcado, así que cogemos y bajamos directamente hasta el río, lo cruzamos y subimos hasta la carretera. Yo digo que el coche esta en una dirección y Oscar en otra, pero me hace caso y me sigue. Al rato veo luces del pueblo de Arredondo en la lejanía y me doy cuenta que he metido la pata, Oscar tenía razón.
Camino por la carretera en la oscuridad, mientras analizo porque salimos tan tarde, quizás la entrada tardía en la sima, quizás la poca experiencia de alguno de los miembros del grupo, quizás que eramos un grupo numeroso, etc....
No tengo sueño, ni hambre, no estoy cansado, tan solo quiero ver a los compañeros que han salido a tranquilizar a nuestros familiares. Al poco rato veo los coches de Fonso y Matias, ya han ido a buscar el coche que dejamos en la parte superior. Salen a recibirnos y nos cuentan que ya han tranquilizado a la gente, que estaban un poco moscas con el retraso. Afortunadamente solo ha sido retraso que les causo un par de horas de incertidumbre. Minutos después llega el resto del grupo.
Cuando acabamos de cambiarnos son las 3 de la mañana, y Oscar (SCC) me recuerda lo bien que me sentaría ahora una cervecita, esa que nos íbamos a tomar al salir de la cueva, antes de la cena.
Subimos el puerto de Alisas charlando, hasta que mi cuerpo dice basta y me pego un sueñecito hasta llegar a Sarón. Allí me despido de mis dos compañeros y me voy para casa. Le cuento a Ali un poco por encima lo sucedido, y me tumbo en la cama con un "sabor agridulce", el que me ha dejado una gran y preciosa travesía, que sin duda hubiera disfrutado mucho más si no hubíesemos tenido tanto retraso.
Llegamos a la alambrada, la superamos y en pocos minutos estamos en la parte baja de las cabañas de Buzulucueva, donde se encuentra la sima Tonio. Son las dos de la tarde y la aproximación nos ha llevado unos 45 minutos. Mientras Ivan se pone a instalar el primer pozo, el resto nos ponemos a comer algo.
La Sima Tonio debe su nombre a Manuel Antonio Peral, pastor de Socueva, que fue el que enseñó la sima y durante varios años ayudó a los espeleólogos franceses en sus exploraciones por la zona de Peña Lavalle.
Ya estamos preparados para comenzar el descenso, Ivan es el primero en bajar y luego lo toca el turno a Oscar (SCC), quien con algún que otro problemilla de atascamiento logra superar la estrecha entrada al primero de los pozos de 15 metros. Luego baja Cris, a quien también le cuesta pasar, y después bajo yo, pues me han liberado, por pena de no haber dormido casí nada, del trabajo de ir el último y tener que recoger la cuerda, trabajo este que harán Fonso y Oscar (PTM) durante toda la travesía. La entrada te pega un buen apretón, pero lo supero con soltura. Una vez en la base del pozo veo como baja Matias, antes de continuar descendiendo el segundo de los pozos, el cual tiene un pasamanos de acceso y una altura de 18 metros. Luego otro pozo de 10 metros y posteriormente el primer gran pozo de 48 metros, el cual no hay que bajar entero, si no que a las 35 metros hay que realizar un péndulo para llegar a un pasamanos. Luego tenemos una escalada de 5 metros, un destrepe y un pequeño pozo de 10 metros. Nos encontramos en la pequeña sala que dá acceso a la diaclasa vertical. Hasta aquí el ritmo es bueno, y esperamos a que llegue el resto del grupo. Cuando Oscar (PTM), que va el último, se dispone a bajar el pozo previo a la diaclasa, pisa una roca que se parte, tirando sobre nosotros un buen puñado de rocas. El peor parado es Matias, que se lleva una buena pedrada en la mano, pero afortunadamente se queda en un dolor que le acompañara el resto de la travesía.
Comenzamos el paso de la diaclasa, Ivan el primero y después va Oscar (SCC). Hay que hacer un pasamanos, para al final de este bajar a la reunión. Oscar se atasca en el paso del pasamanos, él dice que con el croll, y le cuesta bastante superarle, pero al final lo supera y baja el primero la diaclasa. Él será quien desde abajo nos indique por donde tenemos que descender. Luego pasa Cris con algo más de suerte y luego voy yo. El pasamanos es estrecho pero lo supero mas facilmente de lo que me esperaba. Llego a la reunión, pongo el descensor en la baga corta y comienzo el rapel de 13 metros. Ivan me aconseja que me suelte el barbuquejo del casco y así lo hago. Comienzo a bajar y las piedras te aprietan por todo el cuerpo. Realmente es estrecho, y cuando intentas girar la cabeza para mirar hacia los lados, el casco te lo impide. Superados los primeros metros la diaclasa se ensancha algo, y desviándome un poco a la derecha consigo llegar a la altura de mis compañeros.
En la cabecera de este nuevo pozo - rampa de 8 metros, vemos como hay gran cantidad de piedras que forman un pequeño muro, piedras que salieron de la desobtrucción. Poco a poco van superando todos la diaclasa y bajando este nuevo pozo. Dejo pasar a Matias y Fran en el pozo - rampa.
Por fin la cuerda ascendente esta libre, y no veo el porque de tanta tardanza. Indico a Fran como superar el aéreo paso hasta la ventana. Lo supera, luego lo hago yo y después Oscar (PTM) y Fonso. Comento con ellos lo lentos que vamos y me responden que también tienen la misma inquietud con la hora de la salida.
Ahora nos encontramos con un pozo de 11 metros al que le siguen otros de 6 y 4 metros y el gran pozo de 55 metros. La cabecera de este es algo complicada por la roca mediocre, pero rapelar por él es una pasada por lo ancho que es y la sensación de grandeza que dá. No hay que descenderlo entero, puesto que a unos 36 metros nos encontramos un pasamanos fijo. Para llegar al pasamanos hay que hacer un péndulo, pero allí está Fran que tira de la cuerda y me lleva con facilidad hasta el cable de acero.
Luego un par de pozos mas de 5 y 6 metros, y otro de 33 metros en el cual Ivan montó un desviador en una pequeña repisa para evitar roces. Posteriormente nos encontramos un pasamanos que da acceso a un rapel de 15 metros al que sigue uno de 18.
Ya tan solo nos quedan dos pozos. Nos encontramos en la cabecera del anteúltimo pozo y aprovechando que hay una pequeña sala hacemos un reagrupamiento. La cabecera de este pozo se encuentra entre bloques y hay que dejarse caer por un minúsculo agujero. En la base de este pozo nos encontramos con algo de agua en el suelo, estamos en el meandro de la Borrasca, el cual debemos seguir realizando algún destrepe hasta llegar a la cabecera del último rapel.
Poco a poco van bajando este último rapel. Son algo más de las 22:40, Fran y yo dejamos que bajen primero Oscar (PTM) y Fonso para ganar algo de tiempo y salir a dar el aviso de que no nos ha pasado nada, tan solo que hemos tenido un gran retraso.
Baja Fran y me quedo solo en la acrobática salida de este rapel, desde donde oigo a mis compañeros charlar en el fondo de la sala. La salida no es tan complicada como parecía y la hago con soltura, comenzando a descender este rapel que con sus 20 metros de altura volados me deposita en la sala Olivier Guillaume. Sin duda un rapel precioso y más viendo desde abajo el pequeño agujero por donde hemos salido.
Oscar (PTM), Fonso y Matias ya han salido pitando hacia el exterior para tranquilizar a la gente, mientras el resto del grupo come y bebe en la inmensa sala. Cris me ofrece algo de chocolate y galletas. En un principio lo rechazo, no tengo hambre, mi cabeza hace mucho que esta en otra parte, pero al final acepto unas galletas de chocolate. Nos ponemos en marcha, pues aún nos queda el camino de regreso hasta la boca de La Cayuela (llamada así por los lugareños). Vamos descendiendo la gran sala Olivier Guillaume, seguimos por la antesala, Galería del 10 de Agosto, vemos las famosas sierras hasta llegar al Pozo del Arca. La cueva me esta gustando mucho (no la conocía) sobre todo por la amplitud de sus salas. El ritmo es lento, pero ya nos da igual, confiamos en que nuestros compañeros hallan salido rápido para tranquilizar a la gente. Superado este rapel de 15 metros comienzo a caminar decididamente hacia la boca. Oscar (SCC) me sigue y al resto lo dejamos atras. Llegamos al pasamanos, lo superamos y en poco tiempo estamos en la salida. Son las dos menos diez de la mañana. No conocemos el camino de retorno, pero como Oscar no se quiere quedar frío comenzamos la bajada sin nuestros compañeros. Ademas el camino estará muy marcado.
Poco a poco vamos bajando por la inclinada y resbaladiza ladera hasta adentrarnos en el bosque.
Camino por la carretera en la oscuridad, mientras analizo porque salimos tan tarde, quizás la entrada tardía en la sima, quizás la poca experiencia de alguno de los miembros del grupo, quizás que eramos un grupo numeroso, etc....
No tengo sueño, ni hambre, no estoy cansado, tan solo quiero ver a los compañeros que han salido a tranquilizar a nuestros familiares. Al poco rato veo los coches de Fonso y Matias, ya han ido a buscar el coche que dejamos en la parte superior. Salen a recibirnos y nos cuentan que ya han tranquilizado a la gente, que estaban un poco moscas con el retraso. Afortunadamente solo ha sido retraso que les causo un par de horas de incertidumbre. Minutos después llega el resto del grupo.
Cuando acabamos de cambiarnos son las 3 de la mañana, y Oscar (SCC) me recuerda lo bien que me sentaría ahora una cervecita, esa que nos íbamos a tomar al salir de la cueva, antes de la cena.
Subimos el puerto de Alisas charlando, hasta que mi cuerpo dice basta y me pego un sueñecito hasta llegar a Sarón. Allí me despido de mis dos compañeros y me voy para casa. Le cuento a Ali un poco por encima lo sucedido, y me tumbo en la cama con un "sabor agridulce", el que me ha dejado una gran y preciosa travesía, que sin duda hubiera disfrutado mucho más si no hubíesemos tenido tanto retraso.
estoy parando en un hotel en buenos aires ya que me tome unos dias en el trabajo, ese es un lindo lugar para ir en verano, lo voy a tener en cuenta
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