Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

jueves, 22 de mayo de 2014

Barranco del Barcelada


Domingo 11 de mayo, nos desplazamos hasta Bustaleguin para conocer otro barranco cántabro, que si bien ya llevaba algún tiempo abierto, la poca información que de él teníamos nunca nos animó a acercarnos a descenderlo.


Aunque este no fuera el descenso escogido en un principio, la niebla y una ligera lluvia matutina nos hizo cambiar de planes,  acercándonos a este barranco en gran medida animados por una reciente conversación con Oscar, de Cantabria Activa, quien nos facilito toda la información para afrontar el descenso.


Cuando llegamos lo primero que hacemos es tantear un poco el terreno, buscando el lugar de salida del barranco, el comienzo, donde aparcar, etc,  haciendo tiempo para ver si nos entraban ganas de entrar al agua, pues la fina lluvia seguía cayendo. Al final, después de dejar todo el material escondido en la parte superior del barranco, nos animamos a realizar el descenso.


Como tan solo disponíamos de un coche, lo bajamos hasta el final del barranco, aparcando  en un buen ensanchamiento donde no estorbara. Tocaba remontar hasta la cabecera, teniendo por delante unos 4 kilómetros hasta el comienzo del descenso, que hicimos a un ritmo muy tranquilo,  agradeciendo que el sol por fin iba apareciendo y la lluvia cesando.


Una vez en la cabecera comenzamos el descenso. Lo primero de lo que nos damos cuenta es lo resbaladizo que es el río, nos cuesta mantenernos en pie, vamos caminando con mucho cuidado, pero aún así nos vamos al suelo en más de una ocasión.


El río está bastante sucio, muy sucio, encontrando todo tipo de basura, que en parte deslucen el descenso, pero también encontramos bonitos rincones, unos bellos puentes y varios molinos viejos y derruidos, que demuestran la importancia que tuvo en su día el río Barcelada.


En lo deportivo realizamos unos 5 rápeles, con bastante distancia entre ellos y algún que otro salto, pero teniendo mucha precaución en ellos, pues el agua de color oscuro (no se si por la lluvia caída) no dejaba ver el fondo, antes de abandonar el cauce del río y llegar en apenas 25 minutos al lugar donde dejamos el coche.


Agradecer a Oscar toda la información facilitada para la realización de este descenso, que si bien creo que no se convertirá en un clásico, era de visita obligada en nuestro empeño por conocer todos los barrancos de Cantabria.

                 

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