Texto: Alicia |
Después de descender l'Imberguet nos volvemos a cambiar de valle, vamos en busca del Cramassouri. Según las reseñas que llevábamos la combinación de vehículos era casi obligada, pero tras superar el pueblo de la Courbaisse y llegar al aparcamiento que hay justo en frente del final del cañón, vimos que el río la Tinée bajada cargado y con el agua de color cemento. Echamos un vistazo en busca de un buen lugar para vadearlo, pero en estas condiciones nos pareció imposible hacerlo. Justo en ese momento apareció una empresa a la salida del cañón, viendo que utilizaban un pasamanos a la derecha y más tarde subían por un sendero entre el bosque. Decidimos dejar la combinación de coches y realizar la salida del barranco como lo hizo la empresa de aventura.
Un poco más adelante encontramos un cruce a la derecha que se dirige a la Tour, lo tomamos y tras un rato subiendo vemos una placa conmemorativa de un grupo de aviación. Poco más adelante encontramos el cartel de entrada al cañón y el aparcamiento.
Cogemos el equipo y dejamos a Luisa en el coche, no se anima a realizar el descenso porque el retorno por el bosque le parece demasiado duro y no sabemos cuanto tiempo nos podrá llevar. Comenzamos el descenso por el sendero que nos lleva hasta el cauce en apenas 15 minutos, encontrando en la bajada varios tramos equipados con cable de acero en forma de pasamanos.
Acabamos de ponernos los aparatos y oímos como en la lejanía se oye algún trueno, así que nos damos prisa en comenzar el descenso. Ya en el agua encontramos un descenso muy entretenido con saltos, toboganes, badinas, rápeles.
El agua es trasparente y disfrutamos de una temperatura muy agradable durante el descenso que hizo que disfrutásemos mucho en las pozas.
En poco más de una hora llegamos al final del descenso, optando José Mari y yo por quitarnos el neopreno. Salimos al río la Tinée, encontrando a mano derecha el pasamanos con cable de acero que utilizaron los de la agencia de aventura, evitando de esta manera el tener que tocar el desagradable agua de color cemento que bajaba el río.
Encontramos una baliza que indica el camino de retorno hacia el aparcamiento superior, vamos siguiendo los hitos por entre el bosque que nos llevó a la carretera a pocos minutos de donde dejamos los coches y nos esperaba Luisa, tardando unos 30 minutos en realizar el retorno. Nos ponemos a cambiar bajo un cielo bastante gris, pero la tormenta al final no llegó.
Pasaban algo de las 6 de la tarde cuando empezamos un largo viaje en busca de nuestro siguiente destino, llegando incluso a pasar a tierras italianas para más tarde volver a entrar en Francia. Sobre las 8 de la tarde llegábamos al pueblo de Breil-sur-Roya, dirigiéndonos a ver como bajaba de caudal uno de los barrancos imprescindibles de Alpes Marítimos, La Maglia, que descenderíamos la jornada siguiente. Como casi todas las tardes había caído algo de tormenta, viendo el caudal bastante alegre.
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