Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Vallon de la Maglia

                             

Texto:Alicia

Día 7, despertamos a las 8 de la mañana y nos hacemos los remolones hasta la las 8:30, desayunamos y damos un pequeño paseo por el pueblo visitando la oficina de turismo. Nos ponemos en marcha y abandonamos el pueblo, pasando de largo el cruce que sube al Col de Brouis. Pocos metros más adelante encontramos el lugar de aparcamiento del primer coche, nada mas pasar un puente.
Con el segundo coche volvemos hacia atrás, tomando la carretera que sube hacia el Col de Brouis, para más adelante encontrar en desvío a mano derecha que se dirige a la Maglia. Esta carretera es muy estrecha, teniendo que circular por ella varios kilómetros hasta llegar al aparcamiento superior, bien indicado con los carteles del barranco. Afortunadamente no nos encontramos a nadie en la subida, pudiendo aparcar bastante bien arriba, pues hay bastante espacio e incluso un baño publico que parecía del oeste.

                             

Cogemos el camino descendente de acceso al barranco, que en apenas 15 minutos nos dejo en el cauce. Casi al llegar al río vemos un cartel que nos avisa de un peligro en el rápel 12, justo antes de la confluencia con el Morghé, que hace que nos pensemos el entrar al agua. Luisa decide darse la vuelta y subir a la furgo, pues cree que hay mucho agua.


Nosotros decidimos afrontar el descenso, pero mi cabeza me está jugando una mala pasada, pensando constantemente en cual sería el dichoso peligro.


El caudal es alto, ponemos los cinco sentidos en lo que hacemos y vamos progresando con seguridad. En los primeros rápeles encontramos una mochila en una cabecera, oyendo como desde abajo nos silbaban un grupo de franceses que se la habían dejado olvidada, devolviéndosela para que pudieran continuar el descenso.

                             

El descenso es muy completo, encontrando zonas estrechas, realizando saltos, toboganes y numerosos rápeles con bastante agua de color verdoso, que vistos desde arriba y sin conocerlos parecían más complicados de lo que en realidad eran.

                             

Llegamos al rápel 12, el más fácil de todo el descenso, mas tarde entendimos el peligro del que nos avisaba, la presencia de troncos en el agua, pero no hacía falta ni tan siquiera entrar en ella.


Mi cabeza se tranquiliza, por fin comienzo a disfrutar del descenso, de un entorno precioso, y tan solo hacía unos minutos que quería haber abandonado el cañón, cosa que no hice ante la insistencia de Carlos y José Mari.

                             

Llegamos a la cueva, el paso por ella es precioso e impresionante, pues realmente parece que estemos bajo tierra. Rapelamos por la entrada a la cueva, siguiendo el curso de agua, pero también se puede realizar desde el techo de la gruta, como hicieron el grupo de franceses que habíamos superado rápeles atrás.

                             

En la base de esta cascada la cuerda se nos soltó de la mochila, dejándola atrás en una amplia y agitada poza de recepción. Posiblemente hubiésemos llegado a alcanzar la cuerda para recuperarla, pero como por detrás venían los franceses, les pedimos que nos devolvieran el favor y la recuperaran por nosotros.

                             

Continuamos con el descenso, encontramos más saltos y cascadas, alguna de ellas equipadas en plan ferrata, como la que encontramos en una vieja presa.


En este descenso también encontramos las chapas con el número de rápel, colocados en forma descensdente, sabiendo de esta manera cuanto nos quedaba por delante.


Llegamos al último de los rápeles, nosotros lo rapelamos pero nuestros amigos franceses lo saltaron como si de una piscina se tratara.


Desde esta última poza cogemos un sendero a mano izquierda que sube a un camino principal, comenzando a descender hacia el lugar en donde dejamos el primer coche, tardando unos 25 minutos.
Subimos a buscar a Luisa y tras salir de la estrecha carretera seguimos hacia el Col de Bruois, tenemos intención de descender otro barranco, pero cuando llegamos a la cabecera es tarde y decidimos cambiar de valle. Por delante otro largo viaje (kilómetros que nos quitábamos para la vuelta del día siguiente) hasta la población de Coaraze, en donde nos dedicamos a hacer algo de turismo y ver el acceso y retorno del Ruisseau de Planfaé.

                

No hay comentarios:

Publicar un comentario