Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Cueva Candeña



El domingo día 16 de septiembre, nos fuimos a visitar una de las cuevas exploradas por el SCC hace 30 años, la Cueva Candeña. A la salida nos apuntamos Juan, Nano, Alicia y yo, siendo Juan el único que tenía algún vago recuerdo y pocas referencias de donde se encontraba situada la boca de la cueva.
Salimos de Puente San Miguel y nos dirigimos hasta la localidad de Riclones (Rionansa), en donde tomamos una estrecha y muy pindia carretera que nos llevó hasta un agradable rincón en donde en el siglo XV hubo un templo en honor a Nuestra Señora de Trespeña.


Pero como este no era nuestro objetivo volvimos hacia atrás, hasta encontrarnos una pista a mano izquierda que Juan tenia localizada en un mapa y que nos acercaba en coche casi hasta los prados en donde creíamos que se encontraba la cueva. Esta pista no estaba en muy buen estado, sobre todo al comienzo, así que nos subimos todos al todo-terreno de Juan y en pocos minutos de agradable subida, con unas amplias vistas de todo el valle, llegamos al final de ella. Aparcamos y nada más bajar del coche vemos como salían volando una veintena de buitres a los que les fastidiamos el almuerzo. No les molestamos más y comenzamos a caminar  hacia unos prados cercanos, con la idea de buscar una dolina en donde hubiese un farallón rocoso, encontrándose allí  la boca de la cueva. Sobre el papel no era tan difícil encontrarla, pero la realidad fue otra.


Llegamos a un prado y empezamos a buscar en una pequeña dolina, encontrando una minúscula boca, pero Juan no las tiene todas consigo, no lo recuerda bien y cree que esa no es la cueva que buscamos. Dejamos a Nano y Ali que investiguen esa cueva mientras nosotros nos damos un paseo por la zona a ver si damos con el lugar. Cuando Nano y Ali salen de la cueva nos confirman a gritos desde la lejanía que esa no era Candeña. Seguimos buscando y a lo lejos vemos un prado con una gran dolina, pero Juan cree que nos hemos pasado de largo y es el prado de Casaquemá, volviendo a reunirnos con nuestros compañeros y siguiendo buscando por la zona, encontrando otra minúscula boca a la que nuestros dos exploradores del día echan un vistazo, confirmando que no se trata de nuestra cueva. Cuanto me alegré de que esa no fuese Cueva Candeña, porque en la salida "lo pasaron mal", teniéndoles que ayudar para salir del puñetero agujero.


Cuando ya casi dábamos por hecho que ese día no íbamos a encontrar la cueva, aparecieron en la lejanía una chica y un chico de Riclones que estaban buscando a sus ovejas. Afortunadamente caminaban en nuestra dirección y en pocos minutos estaban a nuestro lado. Les dijimos que no habíamos visto sus ovejas y les preguntamos por Cueva Candeña, indicándonos que estaba situada en el prado que anteriormente habíamos confundido con Casaquemá. Ni GPS, ni mapas, ni ná, lo mejor las indicaciones de los pastores que llevan años por la zona. Después de despedirnos de ellos, nos dirigimos hasta el prado Candeña, bien visible desde lo alto del collado que separaba ambas zonas de pasto.


Una vez en el prado, la localización de la cueva fue muy fácil. Justo en el fondo de la enorme dolina y entre un pequeño arbolado encontramos la boca de la Cueva Candeña.


Comemos algo antes de entrar, pues ya son las 14:15 horas, y sin perder mucho tiempo comenzamos a bajar por la pequeña rampa de acceso. Nos encontramos con una corta galería que da acceso a una sala bastante concrecionada y con bellos rincones, destacando una zona de gours (en esta ocasión secos) al final de ella.


Nos cuesta dar con el paso que comunica con otra sala de mayores dimensiones, pero al final damos con él. En la zona de acceso a esta sala encontramos bellas excéntricas, que nos recuerdan mucho a las de otras cavidades de la zona.


En la sala grande, y haciendo una trepada por una zona de colada, llegamos a una  galería en la que encontramos una huella que nos sorprende. No sabemos si pudiese ser de algún oso, porque por la zona hay abundantes restos de huesos y dientes, o quizás hace 30 años  algún antiguo miembro del SCC quiso plasmar su arte. Si fuera la segunda opción, la verdad es que le quedó muy bien.


Algo desconcertados por el hallazgo vamos volviendo hacia el exterior, tras recorrer los 400 metros de desarrollo de esta cavidad, en donde nos esperaba otra sorpresa, encontrándonos con dos personas que en ese momento entraban en la cueva. Casualidades de la vida, después de 30 años sin apenas visitas nos íbamos a juntar con más gente en la cueva. Tras la sorpresa inicial hablamos con un hombre (Abel), que era el dueño del prado en donde se encuentra la cueva, y su hijo (Joel) al que traía para que la conociese. Nosotros amablemente les acompañamos para que vieran parte de la cueva, comentándonos Abel que nunca había entrado tan adentro.

                       

Después de ejercer de guías vamos saliendo hacia la boca de la cueva, en donde tenemos una amena y larga conversación sobre cuevas y personajes de la zona. Cuando nos despedimos de Abel y Joel nos indican donde podemos comer unos buenos piezcos de camino al coche, junto a los restos de una casa en lo alto del collado. Así que no íbamos a dejar pasar las buenas indicaciones, pues además estábamos bastante hambrientos.


Pero los piezcos no fueron suficientes para acabar de llenarnos, así que cuando de nuevo llegamos al coche y después de cambiarnos, nos fuimos buscando un lugar donde picar algo,  acabando al final en Unquera en donde nos pusieron unas buenas, ricas y algo caras "tostas" acompañadas de un buen vino de rioja que pusieron fin a una buena jornada de espeleo.

        

jueves, 20 de septiembre de 2012

Vía Ferrata Canal del Palomo o Canal d'o Ciego

 
                       

           Texto: Jesús y Carlos                                                        Fotos: Carlos y Alicia
           Enlace a porcantabria


Todavía sintiendo la resaca del barranco del día anterior (Gorgas Negras) y  antes de poner rumbo a casa, no nos podíamos marchar de allí sin conocer la Ferrata de la Canal de Palomo, situada muy cerca del pueblo de Vadiello, dentro del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara.
La Canal del Palomo es una de las primeras ferratas equipadas en España. Estaba equipada solamente con clavos por lo que estaba reservada a muy poco valientes, pero recientemente se ha reequipado con cable de vida y algún clavo que faltaba, y se ha convertido en una ferrata apta para casi todo el mundo.
Aparcamos en el parking a mano izquierda que hay nada más pasar el puente del barranco Isarre, nos equipamos y empezamos a leer un cartel informativo con la descripción de la ferrata. En ese momento nos empezaron a temblar las piernas, dado que en el apartado de dificultad aparecía “extremadamente difícil”, pero en ese momento apareció Carlos y nos tranquilizó a todos, comentándonos que al reequiparla, había descendido mucho el nivel.
La aproximación es de menos de 5 minutos, siguiendo las indicaciones de los paneles informativos. Muy pronto podemos ver los primeros clavos, en donde hay que tener mucho cuidado dado que los primeros 30 metros de la ferrata no poseen cable de vida. Es un paso bastante sencillo, pero al no estar asegurado hay que estar un poco alerta.


Enseguida nos encontramos con una visión general de los que nos vamos a topar, una gran chimenea, bastante vertical. Superado este primer resalte ya encontramos los primeros metros de cable de vida, con lo que nuestra ascensión empieza a ser segura.


Después de hacer un flanqueo a la derecha entramos en la canal. Comenzamos con la primera parte de la ascensión y pensamos en como antes se subía sin cable de vida, dado que hay pasos algo comprometidos, pues los clavos están bastante separados y resbaladizos. A medio camino nos topamos con un guía de montaña que estaba rapelando el barranco acompañado de un cliente. En el recorrido podemos observar varias pozas en las que hay bastantes tritones.


Ya casi en la salida, cuando la canal se va abriendo nos encontramos con el paso más difícil de todos,  una pequeña cascada resbaladiza y  ligeramente desplomada, superándola sin apenas dificultad.
Cuando llegamos a la parte superior nos asombró el bello circo de Ligüerri, donde habitan varios tipos de aves rapaces.

                       


Para regresar tenemos dos formas, rapelar por el barranco o descender caminando por un balcón natural a los pies de los Mallos de Ligüerri, eligiendo nosotros  esta segunda opción. El camino se encuentra en gran parte equipado, y en apenas media hora nos conducirá al coche sin apenas complicaciones, llevándonos el recorrido completo de la ferrata y el retorno 1 hora y 45 minutos.


Una vez en el coche buscamos una buena sombra en un parque cercano, dado que el día era bastante caluroso. Recuperamos fuerzas con unos buenos bocadillos y de postre una empanada de manzana que habíamos comprado en una panadería de camino. Después de la comida  pronto a la furgoneta, de vuelta a casa, pues teníamos  5 horas por delante de viaje y la sensación de que se había pasado demasiado rápido el fin de semana.

       

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Gorgas Negras y Barrasil


6 de la mañana del 8 de septiembre. Suena el despertador y lentamente nos vamos levantando de nuestras literas. Hoy vamos a descender el que quizás sea el barranco más emblemático de la Sierra de Guara, el Gorgas Negras. Nuestras caras muestran cansancio después del largo viaje desde Cantabria y al parecer ningún miembro de esta salida ha podido dormir bien. Quizás fuese por el calor que hacía en la minúscula habitación o tal vez porque nos fuimos a la cama después de meternos una buena cena con todo lo que habíamos preparado en nuestros hogares, tortilla, empanada, filetes rebozados, huevos rellenos, quesada, etc, en fin una cena ligera. Desayunamos y después de preparar todo el material salimos del camping El Puente dirección Rodellar, situado a un par de kilómetros de dicho camping, aparcando en el aparcamiento habilitado a la entrada del pueblo, cosa bastante importante como más tarde veríamos.
Sobre las 7:15 de la mañana comenzábamos a caminar Carmen, Jesús, Fonso, Alicia y yo en dirección al pueblo. Tras cruzar el barranquito que divide los dos barrios del pueblo cogemos el Camino d'as Graderas que desciende al cauce del Mascún. Seguimos río arriba y después de pasar junto a la surgencia del Mascún a los pocos metros nos encontramos con un cruce señalizado que nos manda a la izquierda, comenzando a subir por la Garganta Baja. Esta es la parte más dura del recorrido, aunque caminando entre arbustos y como todavía lorenzo no pega con fuerza se hace bastante llevadera. Llegamos a la parte superior de la canal, dando vista a los antiguos campos de labranza denominados llanos de Seral. Aquí realizamos una parada para beber algo y descansar antes de continuar hacia la derecha en ligero ascenso a través de la  Garganta Alta. El camino es muy agradable y llevadero, y eso que vamos con las mochilas a reventar con el equipo y un par de botellas de agua cada uno. Salimos a una zona mas abierta en la que la pista gira a la izquierda, justo al llegar al dolmen de la Losa Mora, al que hacemos una visita.
Emprendemos de nuevo la marcha para dirigirnos llaneando al abandonado pueblo de Nasarre, aunque posee una bonita iglesia restaurada (San Andrés) a la que echamos una mirada, aprovechando la parada para tomar alguna de las muchas barritas energéticas que llevo la "güela" Carmen.
                       

Continuamos por la pista que bordea el pueblo por el norte, para más adelante comenzar un empinado descenso y luego un desvío a la izquierda que nos llevó siguiendo hitos (aunque por momentos creíamos que nos habíamos equivocado) al cauce del río Alcanadre. Ya tan solo nos quedaba seguir  río abajo hasta llegar al lugar en donde nos cambiamos para comenzar el descenso, habiéndonos llevado toda la aproximación unas 3 horas.

Comenzamos el descenso con un desfiladero sombrío en el que nos encontramos multitud de marmitas y resaltes, encontrando también la primera instalación para rapelar, aunque como la poza de recepción tenía agua suficiente decidimos saltar.


Más adelante nos encontramos un primer caos de bloques dentro del mismo desfiladero, que poco a poco se va abriendo hasta llegar a los Bozos de Lañas, una zona de grandes bloques de piedra que superamos por donde mejor podíamos.


Superado el gran caos llegamos a la zona de las cascadas, pero ¡ sorpresa !, el agua de las marmitas se filtra haciendo imposible cualquier tipo de salto. Así que no queda más remedio que rapelar, haciéndolo por entre unos bloques que nos dejan en la parte inferior de la cascada. A continuación esta la siguiente cascada y el aspecto de la marmita de recepción es aún más desolador. Tan solo una pequeña charca en su base, así que volvemos a montar un rápel de unos 8 metros.


Un poco más adelante nos encontramos con la siguiente y más larga cascada del descenso montando el rápel por la derecha (unos 15 metros). En su base corre un hilo de agua que forma alguna pequeña charca, pero no lo suficientemente profunda para saltar, como pretendían hacer el grupo que nos cogió en ese punto del descenso. Fonso se puso en plan padrazo y saltando a la pequeña charca los convenció para que no saltasen.

                       

Superada la zona de las cascadas el agua volvió a aparecer, y de que manera, como en Fuente Fría en donde el agua surge a unos 8º grados centígrados. Superamos la gélida charca en donde brota la fuente y hacemos una parada para comer algo y recuperar fuerzas. A partir de este punto el agua nos acompaña en todo el descenso, unas veces superando largas badinas, otras en zonas estrechas, caos de bloques, y algún que otro salto, como el de la zona de Os Ganchos  que hacen el descenso entretenido.


Mas tarde badinas, badinas y más badinas dentro de un paisaje espectacular, hasta llegar al final del barranco Gorgas Negras en la zona de Chasa, amplia zona de río en donde comienza el descenso del Barrasil. Justo antes de llegar a esta zona Fonso empieza a tener dolores en  un abductor, pero afortunadamente en mi bote estanco llevo nolotil  que le alivió en parte el dolor. Nos planteamos la retirada por este motivo y también porque el buen tiempo que nos acompañaba durante todo el día se iba estropeando rapidamente, oyendo  una tormenta que se acercaba hacia nosotros. Pero es que si nos salíamos del barranco tardaríamos una hora y media, y si seguíamos por Barrasil sería poco más. Al final decidimos seguir por el cauce, y la verdad es que fue todo un acierto.


Lo primero que nos encontramos en el descenso del Barrasil es el Bocazal d'os Gatos, gran caos de rocas que superamos por donde mejor podíamos, evitando en todo lo posible el caminar por el agua y así hacer el descenso más rápido. Justo al acabar esta zona la lluvia hizo apto de presencia, acompañándonos durante el resto del descenso.


Salvo algunas zonas estrechas en las que el contacto con el agua era inevitable, caminábamos por un sendero muy marcado que va por las orillas. Nos encontramos con unos escaladores en el sector paraíso,  y más adelante las barcas que utilizaron para atravesar la larga, muy larga badina del Ajuntadero (garganta inundada en donde desemboca el barranco de Mascún). Alguna de las barcas que encontramos al superar esta badina era bastante curiosa.


Unos cuantos metros más y por fin damos vista al Puente Pedruel, en donde damos por finalizada esta larga jornada de barrancos, después de 11 horas de actividad, de las cuales 3 horas fueron de aproximación, 6 del descenso del Gorgas Negras y 2 del Barrasil. Andamos los escasos metros que nos separaban del camping bajo la lluvia que no cesaba, pero aún nos quedaba el ir a buscar el vehículo a Rodellar. Alicia decidió ir a recogerlo caminando sin quitarse el neopreno, mientras los demás nos cambiábamos y nos dábamos una merecida ducha. A su vuelta nos comentó que había visto a dos vehículos que habían sido desvalijados, los dos mismos coches que vimos por la mañana aparcados en la cuneta, mientras sus dueños desayunaban. Afortunadamente nuestra furgoneta estaba intacta. Más tarde cuando decidimos ir a dar un paseo por Rodellar, vimos como la benemérita estaba haciéndoles el informe. La verdad es que se ensañaron con los vehículos, pues tenían todas las ventanillas rotas y habían tirado muchas de sus pertenencias por el suelo.
Cenamos un par de pizzas en un restaurante del pueblo y charlamos con el dueño un largo rato, comentándonos que más tarde habría una fiesta en el Kalandraka, pero no convencí a nadie para acompañarme a ella, cosa que casi agradecí, pues lo único que queríamos era pillar la cama y meternos un buena sobada.

           

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Fiestas de San Vicente. Concurso de Carrozas Engalanadas. Lloreda de Cayón


POSADA EL MARQUES.-   Segundo puesto
El pasado 1 de Septiembre se celebraron las fiestas de San Vicente Martir en nuestro pueblo, participando Alicia en el Concurso de Carrozas Engalanadas, consiguiendo un meritorio 2º puesto,  igual que Belén en el concurso de los más pequeños. Os dejo la noticia  estraida de Valles Pasiegos.
Con alegría general y en una jornada llena de ilusión, Lloreda de Cayón ha celebrado su fiesta de San Vicente Mártir por primera vez como fiesta de interés turístico regional.
Gastón Gómez y las concejalas Virginia Setien y Pilar del Río así como la presidenta de la Junta Vecinal de LLoreda, Susana Rico ejercieron de anfitriones con los representantes del gobierno de Cantabria que acudieron a esta celebración. Se contó con la presencia del director general de Turismo, Francisco Agudo, del director general de Cultura, Joaquín Solana, del director de Cantur, Roberto Media, asi como de la senadora Tamara González y el diputado Luis Carlos Albalá.
Las Palmeras fue la ganadora del concurso de carrozas engalanadas que desfilaron ante la presencia de miles de personas que se congregaron en esta localidad para presenciar el acto central de las fiestas de San Vicente. La carroza fue presentada por Óscar, Isaac, Carlos, Mario y Joseph, vecinos de Bascoña que contaron con la ayuda de algunos amigos y que tardaron un mes en construirla. 
LAS PALMERAS.-   Primer puesto

La segunda posición fue para la Posada del Marqués realizada por Alicia, de Liaño, mientras que la tercera fue Casa Luisa elaborada por un grupo de amigos de Lloreda. El cuarto premio fue para Viña Vendimia, recibiendo los premios de consolación La Portilla, Los Sotos y las Casucas de Gorio. La cuantía de los premios fue la siguiente. 1.200 euros para el primer premio, 900 para el segundo, 650 para el tercero, 400 para el cuarto y 250 y 200 para los últimos galardonados.


CASA LUISA.-  Tercer puesto

En cuanto a las carrozas infantiles, el premio fue para La Iglesiuca de Lloreda que se vió premiada con 110 €, siendo segunda la carroza La Granja (Liaño) con 80 € y tercera El Bar del Valle Lloreda con 60 euros. El Castro de la Estela , con el cuarto premio recibió 40 euros y los premios de consolación con 25 euros fueron para La Casa de los Pinares, La Casuca de Bascoña y el Buhonero de Santa Lucía. 


VIÑA VENDIMIA.-  Cuarto puesto

Toda la jornada y el desfile de carrozas estuvo animada por la banda de música de Gujan-Mestras, pueblo francés hermanado con Santa María de Cayón, que contagió a todos los asistentes su alegría y su música, siendo la primera vez que acudían a este evento y dejando a todos con ganas de su vuelta para años venideros.
LA PORTILLA.-  Quinto puesto

En suma, una celebración magnífica de organización y de público que promete que esta fiesta se consolidará como una de las más importantes fiestas de esta región.
           

martes, 4 de septiembre de 2012

Vía Ferrata Regina de Peramola

 
                       

Cuarto día de aventuras por Lérida. Hoy tocaba visitar la vía ferrata Regina, considerada por muchos como la mejor de todo el territorio nacional. Después de preparar las cosas, incluida mi cámara fotográfica que volvió a la vida, emprendemos al largo camino desde Senterada hasta Oliana, continuando en dirección a La Seu d'Urgell. En el kilómetro 149 encontramos una zona de aparcamiento a la izquierda, justo antes de un túnel. Como no se puede hacer al giro, seguimos unos 4 kilómetros para realizar el cambio de sentido.
Con la furgoneta bien aparcada empezamos a preparar las cosas, entre las que metemos 8 litros de agua para 5 personas, pues no queremos que nos pase como el día anterior en el que pasamos mucha sed. Por cierto que ese día en la zona de Ager, donde estuvimos de ferratas, se alcanzaron temperaturas de 40 grados a la sombra, según informaban los diarios locales.
Con un sofocante calor ya desde primeras horas de la mañana, comenzamos la aproximación hacia la ferrata por un sendero con marcas rojas que baja al torrente, para más tarde subir hacia un espolón. Una torre eléctrica nos sirve de guía. Continuamos hacia la pared que flanqueamos hacia la derecha, para llegar en unos 25 minutos al comienzo, en donde vemos gran cantidad de gente que comenzaba la subida en ese momento, dándoles  un poco de ventaja antes de  comenzar la subida.


El primer tramo empieza con pasos largos y verticales, que hubiésemos hecho en nada de tiempo, pero delante de nosotros llevamos a dos grupos más. En el primero de ellos vemos a un par de niños que lo van pasando realmente mal, incluso llegando a llorar. El atasco que van montando es monumental, por no decir la cantidad de piedras que nos iban tirando. En una de las muchas esperas oímos como avisan de la caída de una piedra, juntando los cuerpos todo lo que podemos contra la pared. A Fonso que va el primero le pasa rozando y yo que me encuentro junto a un pequeño árbol, tan solo puedo ver como la piedra del tamaño de un balón de balonmano golpea en el tronco, saliendo afortunadamente hacia el exterior de la vía. De haber continuado con la misma dirección casi seguro que golpeaba a alguno de nuestros compañeros. Después del susto y aún algo nerviosos continuamos hasta una pequeña repisa, en donde por fin este grupo nos dejó adelantarlos después de habernos hecho perder mucho tiempo.
Entramos en una canal con vegetación hasta llegar a una bifurcación. A la izquierda se va a la cima de la aguja y a la derecha continuamos hacia el puente colgante. Nosotros desechamos subir  a la aguja, por todo el tiempo perdido y encaramos el segundo tramo de la vía.


Superado el espectacular puente, que por cierto tiene algún cable roto, nos encaramamos por una larga pared vertical equipada con escalones muy salidos, hasta llegar a un corto rellano que nos conduce a un espectacular y aéreo espolón.


Superado este espolón tenemos un escape, aunque nosotros nos encaminamos a la izquierda siguiendo un sendero que nos lleva al tercer y último tramo. Este se inicia con una larga, vertical y aérea pared para más adelante realizar un espectacular y aéreo flanqueo hacia la izquierda.


El flanqueo nos sitúa entre dos paredes que ganamos, tras un pequeño desplome, realizando el peculiar Paso de la Fe.


Seguimos recorriendo varios tramos una vez superado el aéreo Paso de Fe, hasta un rellano en donde encontramos las dos variantes de salida, optando nosotros por la salida de la izquierda (la normal) un poco más fácil que le de la derecha (la original).


Más adelante llegamos a una plataforma en donde encontramos el buzón de registro, plagado de notas, y tras un último resalte damos por concluida esta magnifica y espectacular vía ferrata que nos causó gran impresión.


El regreso lo hacemos sin quitarnos el arnés, pues bajamos por el camino equipado Joan Nubiola, marcado con marcas rojas, que en una hora de descenso y tras pasar por debajo del Salt del Boter (cascada más alta de Cataluña) nos lleva  de nuevo al aparcamiento. A nuestra llegada y después de volver a tener que racionar el consumo de agua, alguno optó por darse un baño en las aguas del pantano, mientras otros preferimos regular la temperatura corporal con cerveza bien fría y una buena sombra. Por cierto, que teníamos que haber puesto un chiringuito, porque todos los que acababan la ferrata venían hacía nosotros pidiendo agua. Nosotros como buenos samaritanos repartimos lo que pudimos, y es que el calor había hecho agotar a todo el mundo sus botellas de agua.

        

Esta fue nuestra última actividad  en este viaje, aprovechando lo que quedaba de día para hacer algo de turismo e ir a hacer unas compras a Sort. El domingo 19 de agosto lo dedicamos para el viaje de regreso, que nos tomamos con bastante calma, regresando a nuestros hogares con un buen puñado de recuerdos y grandes momentos vividos.