En nuestra segunda jornada por Els Ports decidimos afrontar el descenso del Barranco de la Paridora, puesto que habíamos pedido el permiso (obligatorio) para esa jornada. La tarde anterior charlamos sobre la mejor manera de realizar la aproximación a este descenso, bien saliendo andando desde Beceite o bien realizar un largo trayecto en coche hasta Tortosa, Mont Caro y ver si nuestros coches superaban la pista que daba el acceso inmediato al barranco y que en teoría no estaba en muy buen estado. Al final nos decantamos por esta última opción.
A la mañana siguiente, al llegar a la pista salimos de dudas rápidamente, ¡¡¡ no podíamos subir !!! podíamos haber forzado un poco la situación, pero decidimos aparcar allí mismo y afrontar la aproximación a pata, no sabiendo cuanta distancia teníamos por delante.
Conforme andábamos por la pista más de mal humor nos poníamos, por un par de cortos tramos en mal estado de la pista nos íbamos a meter una buena caminata hasta el comienzo del barranco. Afortunadamente para nosotros todavía queda gente buena, y un barranquista que se dirigía con su todo terreno a descender la Paridora paró y se ofreció a llevar las mochilas y a un par de nosotros. Fonso y Ana subieron encantados al coche, mientras el resto metimos las sacas en el maletero, todos menos Lolo, que para "media hora, un par de kilómetros" que quedaban según nuestro nuevo amigo, decidió llevarla consigo.
Durante nuestro largo paseo hasta la cabecera, las frases más repetidas fueron: ¿Cuanto queda José Mari? ¿Falta mucho? Todavía un rato.... ¡¡¡ Y joder si quedaba !!! Al final después de dos horas de aproximación llegamos al aparcamiento desde donde se accede al barranco.
Nos cambiamos y nos dirigimos hacia el cauce del barranco, ya teníamos ganas de comenzar el descenso después de la paliza en coche y la pateada andando. Lo primero que encontramos son un par de rápeles en los que no corría el agua, aunque si encontramos alguna marmita estancada con el agua muy fría, y es que eso fue una característica de este descenso, pasando bastante frío sobretodo en las pozas finales.
Superados los primeros rápeles el agua aparece y el barranco se abre, encontrando zonas de pateo y algún pequeño estrechamiento bastante estético que le daba vistosidad al descenso.
Superando saltos y pequeños rápeles llegamos a la parte mas engorgada y vertical del descenso, en donde una placa nos recordaba un accidente mortal ocurrido en el año 2002.
Un amplio rápel de 35 metros puso fin al descenso, dejándonos un buen sabor de boca, aunque todos pensábamos ya en lo que nos quedaba aún para regresar al coche.
El retorno hasta el aparcamiento superior (1 hora) lo realizamos siguiendo las marcas rojas que remontan el barranco por el margen derecho e incluso te vuelven a meter de lleno en él. Llegamos hasta la confluencia con el Barranco Algars y poco más adelante encontramos un sendero que por terreno muy píndio nos llevó hasta el inicio del descenso en donde recuperamos el aliento y bebemos algo, sabemos que por delante tenemos una larga caminata de 2 horas de regreso.
Cada uno realizó el retorno al ritmo que mejor le iba, pero al final todos coincidimos en una cosa, dos horas de aproximación en coche, mas otras dos hasta el comienzo del descenso, más otras tres de regreso desde el final del barranco hasta donde tuvimos que dejar el coche, bufff !!! deslucieron mucho la actividad, puesto que el barranco lo descendimos en unas tres horas.
Una buena cena preparada por los compañeros que se quedaron de turistas por Beceite puso fin a esta demoledora jornada, obligándonos a cambiar los planes para la mañana siguiente.