Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

jueves, 26 de enero de 2012

Monte Aá. Cubilón, Mellizo y Belén


El domingo 15 de enero, y después de pasar medio fin de semana con un buen resfriado, decidimos acercarnos hasta Ruente para realizar una pequeña ruta por el Monte Aá, resto mermado de lo que fue en otro tiempo. Este bosque esta ubicado en la vertiente sur de la Sierra del Escudo de Cabuérniga, barrera montañosa que separa de forma tajante la marina de los valles interiores.
Aunque se encuentra en el municipio de Ruente, la titularidad del Monte Aá la ostentan de modo compartido los pueblos de Ruente, Valle de Cabuérniga y Sopeña, siendo uno de los numerosos montes comunales que aún conservan parte de su superficie cubierta de bosque, por más que tenga más del cincuenta por ciento cubierto de matorral y praderías.
Aparcamos a la salida del pueblo de Ruente, junto a una fuente situada a la izquierda de la carretera. Son las 10:30 de la mañana, cruzamos la carretera y nos dirigirnos hasta el puente que cruza el río Saja. Allí tenemos un cartel indicativo con  algo de información sobre la ruta.


En la primera parte de la ruta, la pista discurre paralela al Arroyo de Monte Aá. En esta parte el bosque lo forman especies ligadas a los cauces fluviales, como el aliso y los sauces, pero también nos encontramos con avellanos, fresnos, etc. La ruta no tiene pérdida, pues hay numerosos carteles que indican el buen camino.
El bosque de Monte Aá ocupa una extensión de 400 hectáreas, y al separarnos del río vemos que está formado principalmente por un robledal maduro, dominado por la cajiga, aunque también encontramos hayas, acebos, etc. El acebo es una especie que resulta crucial para la supervivencia de gran número de especies animales, especialmente durante los meses de invierno.
Pero de todas las especies vegetales de Monte Aá, existen algunas que destacan de forma sobresaliente. Se trata de algunos robles centenarios de gran tamaño, cuya notabilidad les ha llevado a ser protegidos con la figura de Árboles Singulares, y cuya visita es el objetivo de nuestra excursión. Aunque el más famoso, El Cubilón fue ya victima de la edad, aún se conservan algunos robles extraordinarios, como el Mellizo o el Belén, situados a pocos metros de los restos del Cubilón.
El roble del Cubilón es el más conocido de Cantabría, tenía un diámetro de unos 15 metros, se le atribuía una edad milenaria, considerándolo el más antiguo de España, y se mantuvo en pie hasta el inicio de la década de los noventa, en la que un rayo acabó con su vida. De tronco hueco, se decía que podía dar cobijo a dos vacas de raza Tudanca y que se había usado en todos los tiempos para el cobijo de pastores y ganado. Cuenta la leyenda que el mismo Napoleón se llevo una bellota del Cubilón engarzada en oro, lo que sin duda revela la importancia de esta cajiga.
Cuando llegamos a la parte alta del bosque, y al llegar a una curva cerrada, nos encontramos con un cartel indicador que nos introduce en el bosque por un sendero bastante marcado, que a los pocos minutos nos lleva hasta la majestuosa cajiga del Mellizo. Nos ha llevado llegar hasta ella algo menos de dos horas, a un ritmo muy tranquilo y haciendo alguna parada para beber y picar algo.


Continuamos por el sendero y a escasos metros nos encontramos con la otra gran cajiga que sigue en pie, el Belén, que tiene el tronco hueco con forma de portal. Echamos unas fotos y volvemos hacia el Mellizo, en donde nos ponemos a comer admirando el tamaño de este árbol. Durante la comida se acerca hasta el lugar un grupo de senderistas, y se ponen a rodear la cajiga con sus brazos, siendo necesarias seis personas para rodear el tronco por completo. Según nos comentaban, hacían falta 10 personas para rodear al Cubilón.


Terminamos de comer y emprendemos el camino de vuelta por el mismo sendero hasta salir a la pista, pero a los pocos metros nos desviamos a la izquierda para regresar a través del bosque. Este camino es mucho más ameno que la pista y  rapidamente nos lleva a la parte final de la ruta, muy cerca ya de Ruente, habiendo disfrutado de una media jornada de senderismo muy tranquila, admirando estos árboles singulares que tantos años llevan en pie.

        

martes, 24 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

1ª Campaña de exploración (o cotillón). Bustablado 2012

6/01/2012


El día de Reyes, después de abrir y descubrir lo que nos habían traído los Magos de Oriente, habíamos quedado en Bustablado, para realizar la primera campaña de exploración del año 2012 en Torca Urbío.
Quedamos en llegar sobre las 20 horas para ir al bar de Chema, picotear algo juntos, preparar una buena magosta, echarnos unas risas y pasarlo lo mejor posible (y vaya si lo conseguimos), dejando la exploración para el sábado.
Cuando Ali y yo llegamos a Bustablado un poco más tarde de lo acordado, tan solo nos encontramos a Oscar y Naghy que ya han aparcado la furgoneta en la plaza del pueblo. Aparcamos a su lado y nos vamos al bar Romano a tomar algo mientras esperamos que llegue el resto de compañeros que van a participar en esta primera y "dura jornada de espeleo". Al poco rato aparece Manu, que nos deja para ir a preparar el catre para la noche. Cuando salimos del bar, después de haber conversado con la gente del pueblo que allí había, nos encontramos a Jara, Pelos y Julio, y entramos en el bar de Chema para ir preparando la magosta en la chimenea del bar que gentilmente ha puesto a nuestra disposición.
Manu y Ali se encargan de preparar las primeras castañas de la noche, mientras caen las primeras cervezas y calimotxos. Poco a poco el bar se va llenando de compañeros, Fran, Matias, Sergio y Carmen, Paula y Fonso, que nos traen una rica tortilla española, Cris e Ivan, y de algún  vecino del pueblo al que invitamos a comer castañas.
Tras hablar un poco por encima de lo que vamos a hacer en el día de mañana, llega la hora de sacar las guitarras, para que Pelos y Sergio nos den todo un concierto. En algún momento de la noche un vecino nos deja a cada uno de los presentes un instrumento musical, desde tambores, campanas, maracas, hasta instrumentos que no tengo ni puñetera idea de como se llaman, para así implicar a todo el bar en las canciones y en los bailes, haciendo que nos lo pasásemos muy bien.Volvieron a aparecer, como el día de la celebración del 35+1 aniversario, el niño de las maracas y un sabina un poco deslucido, y al doble de Sergio le vimos en la televisión hablando de Altamira, pero mejor que hablen las imagenes....

     

Cuando Ali y yo salimos del bar, cae una llovizna que esperemos que pare para mañana y así no tener que entrar empapados en la torca. Al marchamos a descansar, son algo más de las dos de la madrugada. Algunos todavía tienen cuerda para rato, y otros se han marchado antes que nosotros, pues mañana toca hacer algo de espeleo en Torca Urbío.

7/01/2012


La mañana amanece tranquila. La fuerte lluvia que en algún momento de la noche golpeaba con fuerza el techo de la furgoneta ha cesado, dejando el suelo bastante mojado, pero el cielo nos da una tregua y nos deja a los más madrugadores, Ali, Oscar, Naghy, Manu, Jesús (que se apuntó a la jornada de espeleo) y yo, ir caminando desde la plaza hasta Torca Urbío. Una vez en la boca, comenzamos a bajar por las dos cuerdas que los más exploradores han colocado para acceder a  Urbío, y es que ni Ali ni yo habíamos vuelto a bajar desde que tuvimos que hacer el desescombro. Para otros como Naghy, Oscar y Jesús será su primera vez en la sima.
Una vez estamos abajo, nos damos cuenta de la gran cantidad de basura que hay, que cubre casi por completo el coche que antes estaba suspendido en la boca, y que hacía que las bajadas a la torca fuesen realmente peligrosas.

                      

                                                                                               Torca Urbío (Octubre 2010)


Superamos la rampa de basura y dejamos las sacas para ir a visitar la Sala la Olvidada, para luego dirigirnos a topografiar  una zona en la parte fósil de la cueva y recoger una cuerda en la zona del cruce de los esqueletos . Son las doce y media y todavía el otro grupo no ha aparecido, dudamos ya si al final van a entrar.
Cuando llegamos a la zona a topografiar no estamos mucho por la labor, y ayudados por un fallo en los aparatos de medición, decidimos dejarlo para otra ocasión y ponernos a papear. Acabamos la comida y nos dirigimos hacia el Arenal, una amplia y bonita galería que Manu quiere enseñar a los primerizos en Urbío. Llegamos a ella y oímos a lo lejos como llega el otro grupo formado por Pelos, Sergio y Fonso. 
Hablamos con ellos y nos repartimos las tareas. Ellos irán a mirar alguna incógnita que tienen y nosotros a buscar la cuerda. A esta altura Oscar y Naghy deciden ir saliendo para el exterior. Yo continuo hacia el cruce de los esqueletos, pero al llegar a la zona de la gatera me entra el bajón. Manu me dice que volveremos por el mismo sitio después de recoger la cuerda, y a mi no me apetece el pasar por la ahora más ancha gatera (según me comento Ali) que el primer día que pasamos por ella. Además mi rodilla me está dando algún problema y también hay que sumar el cansancio de la noche anterior, así que decido  volver hacia el exterior para ver si cojo a Oscar y Naghy.
Llego a la zona de los pasamanos en donde encuentro a mis compañeros. Los superamos y salimos a la Galería Pirelli.


Cogemos una cuerda cada uno de las  retiradas de diversos lugares de la cueva (hasta el verano no se volverá por Urbío) y la introducimos en las mochilas. Ya tan solo nos queda  remontar la gran montaña de basura y subir el pozo. Lo hago yo primero, y me cuesta bastante pues la cuerda no corre bien por el croll hasta alcanzar bastante altura. Llego al exterior agotado, y veo que he acertado al darme la vuelta a tiempo. Después de mi sube Naghy, que tiene un problemilla con el croll ya casi a la salida. La echo una mano y sale a mi lado. Al poco sube Oscar, que ha subido como un tiro, y ya los tres fuera aprovechamos para beber algo de agua y recuperar el aliento.
Oscar y Naghy deciden el ir hacia la furgoneta para no quedarse frios, mientras yo espero a que suban Alicia y Jesús, a los que ya escucho en el fondo de la torca. Cuando llegan a mi lado ya esta anocheciendo, y decidimos el ir hacia el pueblo para ir cambiándonos.
Ya en la plaza del pueblo, y una vez cambiados, vemos como van llegando el resto del grupo que ha entrado a la cueva y otros que decidieron al final no entrar. Mientras acaban de cambiarse, hacemos un corro alrededor de unos calimotxos, comentando como ha ido la jornada y las impresiones que se han llevado los nuevos sobre la cueva. Hacemos algo de tiempo antes de ir hacia el bar Romano, en donde nos espera una buena cena para reponer fuerzas.
Esta noche la gente está cansada y poco a poco nos vamos marchando con cuenta gotas, unos hacia sus hogares y otros hacia las furgos, en donde poder descansar después de este primer fin de semana de exploración o cotillón, llamarlo como queráis.