Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

jueves, 29 de marzo de 2012

Mina - Cueva de La Buenita



Para el domingo día 25 teníamos pensado hacer una jornada de relax, pero el viernes nos llego la información por parte de Sergio, Pelos y Fabián de que la entrada a la mina de La Buenita (Udías) había sido abierta, no se sabe muy bien por que motivo ni por quien. La entrada principal a la cueva quedó totalmente taponada cuando se realizaron las obras de acondicionamiento de la carretera, impidiendo la continuación de la topografía por parte del SCC. Existen otras entradas, pero no apetecía mucho el saber que te tendrías que rebozar de mierda (literalmente), así que la visita a esta cueva quedó un poco en el olvido. La ocasión no se podía desaprovechar, pues no creo que esta situación de puertas abiertas dure mucho.
Quedamos donde siempre, en Puente San Miguel a las 11:00 horas, y después de dar unos minutos de margen a que llegara la gente, tomamos camino de La Gandara, lugar donde dejamos el coche bien aparcado. Al final nos hemos apuntado a la salida Juan, Oscar, Naghy, Azu, David, Alicia y yo. Nos cambiamos y en tan solo unos minutos estamos en la boca de entrada.


Encendemos nuestros nuevos y potentes frontales, que tanto tiempo y esfuerzo han llevado a Oscar, David y Jesús y nos adentramos en la mina. Al principio nos desorientamos un poco por las galerías mineras, pero al poco rato damos con el buen camino y llegamos a la cueva. Ahora nos toca buscar un pequeño pozo de unos 7 metros, pero se nos resiste. Lo que sí  encontramos es algún rincón bellamente concrecionado.
Al cabo de un rato de buscar el pozo por fin damos con él, lo descendemos y continuamos nuestra visita a una pequeña sala que hay nada más bajar a la derecha.


Una vez todos en la base del pozo, y cuando descendemos una larga rampa  en la que hay unos escalones tallados en el suelo, aparece en la cuerda de bajada Fabián, que se había retrasado y le habíamos dejado en tierra. Alicia va guiándonos ayudada por las explicaciones que le dio Sergio para llegar a lo que realmente es el objetivo de la visita, una sala plagada de excéntricas de aragonito que tanto deseamos ver. Entramos en un amplio cañón  por el que algún día pasó un río, para luego superar un caos de bloques y por fin dar vista a las numerosas excéntricas. Allí cada uno iba de un lado para otro, cámara en mano intentando plasmar el espectáculo que estábamos presenciando.

                     

Dejamos un poco de lado las fotos para ponernos a picar algo, pero luego más fotos y fotos.


Llegó el momento de ir volviendo sobre nuestros pasos y salir hacía el exterior tras una visita de unas 4 horas, en la que los nuevos frontales rindieron perfectamente. Cuando llegamos al exterior el día sigue espléndido (como a nuestra entrada), con unas temperaturas más propias del verano que primaverales.
Como todavía es pronto decidimos el ir a visitar la entrada de Sel de Haya, que misteriosamente  también han abierto rompiendo unos barrotes y rellenando el suelo con escombro.


No sabemos muy bien quien ha sido el encargado de realizar y con que fines estas dos obras (creemos que el ayuntamiento), pero lo que sí tenemos claro es que de alguna manera nos afectará en el futuro en nuestras exploraciones dentro de la Cueva del Rescaño.
Terminamos la jornada en la posada tomando unos "refrescos" y charlando sobre el futuro incierto que les espera a estas dos cavidades.

       

miércoles, 28 de marzo de 2012

Hoz del Vau Azones


La Hoz del Vau Azones es un barranco de la cuenca del Cares formado por la unión de varias surgencias kársticas en la cabecera del barranco. Hasta hace unos años era todo un desconocido, pero en la actualidad se ha convertido en uno de los descensos clásicos de la zona. Tiene rápeles, saltos, toboganes, zonas estrechas,etc, haciendo de él un descenso bonito y divertido. Por todo ello,  fue el barranco escogido para realizar la actividad de cañones del 25 Curso de Iniciación.
Quedamos a las 9:15 horas en Puente San Miguel. De los cursillistas tan solo se apuntaron a la salida Modesto y Fabián, pero formábamos un grupo muy numeroso. También se apuntaron Oscar, Naghy, Azu, Fernando, Julio, Fran, Matias, Jesús, Alicia y un servidor. Cuando salimos dirección Unquera para alquilar los neoprenos que nos faltaban, llamamos a Lolo, que irá directamente hasta Arenas de Cabrales.
El día no puede ser mejor para la practica del barranquismo, disfrutando de una temperatura más que primaveral, pero tenemos dudas de si la semana anterior habría llovido lo suficiente como para que el barranco fuera alegre de agua. A nuestro paso por el final del barranco, vemos como desde el coche se aprecia tan solo un pequeño chorro de agua, pero ya no cambiaremos el plan.
Llegamos justo a la vez que Lolo a Arenas, y sin retrasarnos más nos dirigimos por la pista que corre pareja al río Cares por la orilla izquierda, hasta llegar al cruce de caminos por donde luego volveremos. Allí dejamos los coches, nos cambiamos y nos ponemos a caminar. Por delante tenemos una aproximación de unos 45 minutos.


Cuando la pista acaba cogemos un sendero que atraviesa un pequeño bosque, que al poco enlaza con un camino ancho y bien conservado con armaduras, que se dirige a los invernales de Nava. El camino cada uno lo hace a su ritmo, llegando con cuanta gotas al puente donde  comienza el descenso. Lolo decidió imponer un ritmo fuerte en la subida y Fabián quiso  seguirle como pudo (no sabía donde se metía) llegando los primeros. Luego lo hacemos Ali y yo, y poco a poco el resto del grupo. Después de hacer un pequeño descanso  y ponernos el neopreno comenzamos con el descenso sobre las 13 horas.


La primera parte del barranco es abierta y consta de grandes rampas y resaltes. En ella montamos hasta tres rápeles antes de ponernos a comer justo al pie del tercero de ellos. Todavía en terreno abierto montamos un cuarto rápel, antes de llegar a una importante surgencia a la derecha que aporta buena parte del caudal. Entramos en el primer tramo estrecho del barranco, en donde encontramos otros tres rápeles más, y en donde resulta imposible evitar alguna marmita de agua muy fría, que hace más divertido el barranco.


Posteriormente el barranco vuelve a abrirse, antes de volver a encajarse en el precioso estrecho final. Este tramo se caracteriza por poseer numerosos rápeles encadenados, con marmitas en la base de cada uno de ellos. Esta es la parte más espectacular y divertida del barranco.



Cuando esta parte se abre, nos encontramos de frente las aguas del Cares, lugar donde termina la aventura.
Son casi las seis de la tarde, y sin más espera cogemos un sendero por la orilla del río, que al poco se convierte en pista y se dirige al cruce en donde tenemos los coches aparcados.
Este camino nos lleva una media hora, y en él tenemos la principal anécdota del día. Cuando estamos llegando al vehículo vemos a un señor que nos saluda (o eso creíamos) desde un prado cercano, incluso Julio le devuelve el saludo, otros ni siquiera lo vieron. También vemos a Azu, que ya había llegado al coche, como se dirige pista arriba. Al llegar al cruce nos encontramos con una señora que nos dice que su marido se encuentra mal, y sin dudarlo van a ayudar  a Azu, Alicia, Modesto y Fabián. Al poco vuelven ayudando a caminar al señor, de 86 años y nos cuentan que sufre del corazón y  le había dado mal.
Lo que son las cosas, Julio pensando que le saludaba y yo que nos reprendía por algo, pero como no llegábamos a oír sus gritos de auxilio....... Como Fernando y yo ya estamos cambiados, acercamos al matrimonio en furgoneta hasta Arenas, agradeciéndonos los abuelos nuestra  buena acción del día.
Volvemos con nuestros compañeros, llevándolos unas birras bien frescas que entran solas, para posteriormente dirigirnos hasta un bar cercano, en donde sentados alrededor de una mesa, comentar sobre futuros planes, y las anécdotas y vivencias  de una soleada y buena jornada de barranco.

      

jueves, 22 de marzo de 2012

Cascadas de Aguake




Después de haber descendido las Cascadas de La Tobería y  comer, cogemos dirección Antoñana, para ir a descender las Cascadas de Aguake. Nada más salir de Andoin, nos cae un chaparrón de los buenos, que hace que dudemos si ir a realizar el descenso o volvernos para casa, pero la lluvia cesa en poco tiempo y unos kilómetros más  adelante la carretera vuelve a estar completamente seca. Llegamos a Antoñana y cogemos la carretera que nos lleva hacia el pueblo de Sabando. A unos 3 kilómetros nos encontramos a la derecha con el molino de Oteo, lugar donde dejamos el vehículo.
Cuando bajamos de la furgoneta hace un viento helador, que hace que Paula se piense dos veces el ir con nosotros a descender el barranco. Bueno, en realidad yo creo que todos pensamos lo mismo que ella, pero una vez que estábamos allí era de cobardes el no descenderlo. Además, la aproximación es "muy dura", tan solo hay que subir una corta cuesta de la carretera, meterse en el río y ya estamos en la primera cascada.
Realizamos este primer  rapel  de unos 10 metros y nos salimos del cauce para ir andando por un campo de cultivo (con mucho cuidado de no pisar la siembra)  varios cientos de metros.


Pasamos una alambrada  y nos volvemos a meter al río. Pronto el  cauce se encañona y tras pasar una larga poza en la que soltamos algún que otro grito, y eso que no nos cubre por completo, llegamos al segundo rapel de 3 metros. Al realizar este rapel  ya nos toca el mojarnos por completo, pues en su base hay una buena poza. Nos tenemos que rendir ..... ¡Ríndete  Paula! ¡No luches!.....


Seguimos  por una zona bonita y encañonada (aunque muy corta), atravesando badinas y resaltes hasta llegar al último rapel, la Cascada de Aguake, que da nombre al barranco. Esta cascada tiene una altura de 8 metros y es un bello y tranquilo lugar.


Abandonamos el cauce del río después de haber descendido el barranco en aproximadamente una hora. Cogemos una pista a la derecha del cauce que se dirige hacia Antoñana, y cuando vemos que el terreno se suaviza y nos permite subir hasta la carretera lo hacemos. Ya tan solo nos queda el regresar por el asfalto hasta donde tenemos el coche, tardando aproximadamente 40 minutos.
Este barranco es muy asequible, no requiere mucho esfuerzo y posee rincones muy estéticos. Por contra decir que se hace muy corto, pero que como fue nuestro caso, para combinar con alguno de la zona viene genial.
Una vez nos hemos quitado el neopreno y estamos cambiados,damos por acabada esta buena jornada barranquista. Ya tan solo nos queda el regresar hasta nuestros hogares, en donde disfrutar de un merecido descanso.

        

jueves, 15 de marzo de 2012

25 Curso Iniciación. Cueva Coventosa




El sábado día 10, fuimos a visitar la segunda de las cuevas de la que constaba el curso de iniciación. En esta ocasión la elegida fue Cueva Coventosa. La red de entrada de esta cueva es lo bastante grande como para que nos pudiéramos mover con soltura la gran cantidad de gente que íbamos a visitar esta cavidad.
Quedamos en Solares a las 9:30, para luego dirigirnos hacia Arredondo. Como en otras tantas ocasiones, esta vez también me fui  casi de empalmada, pues he salido de currar a las 6 de la mañana y apenas he dormido un par de horas. Casi todo el mundo quiere llevar su coche para regresar el domingo cuando más les apetezca, después de la fiestorra que nos pegaremos el sábado por la noche. Así que me toca llevar la furgoneta en soledad, y casi que lo prefiero, así no me duermo. Alicia va con Lolo que ha venido desde Asturias a echar una mano y pasar el día con nosotros, y Belén se ha acoplado en el coche de Fonso. El día es buenísimo, y al llegar al mirador de Alisas alucino con la visión del Porracolina, al que todavía le queda algo de nieve en su cima.
Cuando llegamos al aparcamiento de Val de Asón, nos ponemos a cambiarnos en donde podemos, pues ademas de ser nosotros un grupo numeroso, nos encontramos con bastante gente que también vienen a visitar Coventosa. Hablamos con alguno de ellos antes de que partan hacia la boca. Nosotros vamos decidiendo como vamos a repartir a la gente, y después de unos minutos también emprendemos el camino de ida.


                     

Dentro ya hay gente del club que han venido mas temprano para instalar la primera de las rampas de bajada. Al final hemos hecho 4 grupos, y cada uno de ellos irá visitando una de las tres zonas de Cueva Coventosa (Sala de los Fantansmas, Sala del Macarrón y los Gours) que enseñaremos a los cursillistas.
A nosotros nos toca ir primero a la Sala de los Fantasmas, en donde les enseñamos una gatera que da acceso a una pequeña sala. La gatera es descendente y fácil en bajada, pero no lo es tanto de subida. Alicia y yo nos burlamos un poco de los nuevos y no les enseñamos una salida más fácil que evita la incomodidad. Seguro que más de uno se acordó de nuestra familia en el momento en que nos vieron salir de pie de la sala.


De vuelta de Fantasmas nos encontramos con alguno de nuestros compañeros que se dirigen hacia esa sala. Charlamos con ellos antes de seguir  hacia la Sala del Macarrón. Antes tenemos una pequeña subida por cuerda en la que la benjamina Belén se defiende muy bien, al igual que hizo en la primera bajada. Cuando llegamos a la cuerda que baja a este rincón de la cueva, nos encontramos con mas gente del club, y es que resulta casi imposible el no encontrarse con nadie. Es la bajada mas difícil que se encontraran los cursillistas y Belén en la visita, pero todos lo superan con nota. Abajo, en La Playa nos encontramos a más gente del SCC. Decidimos que este es un buen sitio para comer, antes de visitar La Sala del Macarrón.


Después de la visita a esta sala, toca el ir a conocer la tercera de las zonas, los Gours, a los que hacemos una rápida visita, y en la que algún valiente quiso probar como estaba el agua. Sobre las 17:00 decidimos ir saliendo hacia el exterior tal y como era el plan. La idea era estar todos temprano en la calle, para irnos a las Casucas del Asón, esperar al resto de compañeros que no habían participado en la visita y preparar lo que seria la siguiente actividad del día, una merecida cena con una larga sobremesa de canciones y risas hasta que el cuerpo dijera que ya era suficiente.

       

viernes, 9 de marzo de 2012

Vía Ferrata La Hermida

                Crónica de Jesus                                          Fotos de Carlos y Alicia
        Enlace a Blog Por Cantabria


El sábado cuando volvíamos derrotados de la dura ascensión a Porracolina, recibimos la llamada de Alicia, los dos sabíamos que ya había plan para mañana, descolgué el teléfono y contesté, las primeras palabras que oí fueron, ¿Qué hacemos mañana?. Nosotros estábamos muy cansados y decidimos hacer algo facilito, “La Ferrata de la Hermida”, ya la habíamos realizado anteriormente, pero que mejor forma de pasar el domingo. Pusimos como condición quedar pronto para que nos diera tiempo a comer algo por ahí. A la salida también se apuntaron Oscar y Naghy.
Quedamos a las 10:00 en nuestro punto habitual de encuentro, “la gasolinera de Puente San Miguel”. Casualmente todos llegamos tarde, sobre las 10:30 nos montanos en la furgoneta de Ali, y pusimos rumbo a  la Hermida, el día estaba bastante claro, por lo que no dudamos en animarnos a realizar la actividad.
Las Ferratas, nacidas en Italia (Dolomitas) como medio de paso de los ejércitos, posteriormente se  han empezado a popularizar en países como Alemania y Francia, hasta que el año pasado se decidieron a instalar un par de ellas en Cantabria.


El itinerario discurre por varios muros de roca caliza de aproximadamente unos 20 metros cada uno, que nos permiten disfrutar a medio trayecto de las cuevas del Jabalí y Diosu. Posteriormente tenemos que realizar una larga pero a su vez sencilla trepada justo por encima del Balneario de La Hermida que nos conducirá al punto final de la Ferrata, la Cueva Ciloña, de unos 70 metros de ancho por 25 de alto.
La Ferrata consta de un desnivel máximo de unos 700 metros, que posteriormente hay que descender por un sendero que nos conduce a la carretera de Bejes, que sinceramente se hace bastante largo.
Antes de empezar la ascensión tuvimos que pasar por el caseto de la organización de La Hermida, para dar nuestros datos, y alquilar unas disipadoras para Mónica, allí nos comentaron que han empezado las obras para construir dos puentes tibetanos y que tenían previsto tenerlos terminados para Semana Santa. Esto es un buena disculpa para volverse a animar a realizar esta actividad, dado que si dispones del material técnico que consiste en casco, arnés y disipadoras, es completamente gratuita.
Una vez equipados empezamos la aventura con muchas ganas, Carlos comandaba la ascensión, antes de toparte con la primera pared de caliza, se ha superar unos 100 metros de desnivel, por una pista claramente marcada. Enseguida nos topamos con ellas y empezamos a utilizar nuestras disipadoras con bastante fluidez teniendo en cuenta que hacia prácticamente un año que no las utilizaba.


La ascensión fue bien hasta que llegamos a la cueva de Diosu, momento en el que empezó a llover, en este momento nos planteamos el abandono, pero no fue posible dado que habíamos superado todas las escapatorias, nos pusimos los chubasqueros y continuamos con la Ferrata.


La lluvia no nos daba tregua, y cada vez la ascensión se complicaba más y más dado que el terreno era muy resbaladizo, una vez superados los últimos muros de caliza, Carlos y Alicia decidieron adelantarse para esperarnos con la furgoneta en la carretera que va a Bejes, y así ahorrarnos media hora de caminata.
Cuando llegamos a la cima tienes una clara bifurcación a la izquierda hacia la cueva Ciloña y a la derecha hacia la Hermida, esta última fue la elegida, dado que con el día que hacia no apetecía demasiado hacer turismo.
La bajada fue bastante complicada, casi todo el camino estaba muy embarrado y lo peor de todo, resbaladizo. En unas dos horas ya lo habíamos completado, y allí estaban Carlos y Ali, con la calefacción atopeee.
Eran ya las 6:00 de la tarde y apenas habíamos comido nada, por lo tanto paramos en Panes y nos comimos unas buenas tablas de quesos, embutidos, hasta unos callos, había que recuperar.

       

miércoles, 7 de marzo de 2012

25 Curso Iniciación. Cueva del Rescaño



El pasado sábado 3 de marzo, tocaba  visitar la primera de las cuevas que mostraremos a los cursillistas en el curso de este año. En esta ocasión la elegida fue la Cueva del Rescaño, cavidad en la que tenemos nuestra zona de exploración y que algún día no muy lejano esperamos unir con Torca Urbío.
Después de las charlas teóricas del viernes, quedamos en Puente San Miguel sobre las 9:30 horas, para posteriormente dirigirnos hasta Sel de Haya. El día es soleado y da pereza meterse bajo tierra. Allí nos dividimos en dos grupos, puesto que entre cursillistas y monitores eramos un grupo bastante numeroso. Sergio, Pelos y Fonso se llevaron a una parte del grupo directamente hacia la cueva, mas en concreto hacia la zona de los gours, mientras Alicia y yo, junto con Manu, Julio y Juan nos llevamos al resto a conocer las cercanas galerías mineras, que tan solo unas semanas antes habíamos conocido y en las que encuentras rincones pintorescos. La idea era no crear un colapso en la escalera de bajada a la cavidad.


Después de visitar la zona minera y de explicar un poco la historia de la mina, nos dirigimos a la cueva, tomando la dirección contraria al otro grupo para visitar  la conexión con la Luna Llena.
De retorno de esta zona nos encontramos con el otro grupo, que ya había visitado los gours y se dirigía hacia la base de la sima. Decidimos parar a comer todos juntos, y echarnos unas fotos y unas risas antes de continuar en direcciones contrarias.


Ahora nos tocaba el ir a nosotros hacia los gours. Llegamos a ellos pero Manu decide alargar un poco el camino e ir a ver una tirolina, que no sabemos muy bien quien ha instalado no hace mucho tiempo.
Llega el momento de ir saliendo hacia el exterior, hemos quedado en salir mas o menos sobre las 17 horas, pero antes decido ir a ver una minúscula sala con excéntricas que habíamos dejado sin ver a nuestra entrada. Me acompañan las Elenas, Manu y Ali. Al llegar a la entrada de la embarrada sala nos encontramos con el otro grupo que se disponen a verla. Unos deciden no entrar, pues el fango es bastante abundante y te tienes que arrastrar por el y el resto vamos entrando en pequeños grupos. Cuando sale el primero casi se me quitan las ganas de conocer esa sala, pues la cantidad de barro que sacaban en sus cuerpos era considerable, pero aún así decidimos entrar. Mereció la pena el esfuerzo y la embarrada, pero creo que ya he estado dos veces en ese lugar, la primera y la última.
Poco a poco vamos saliendo al exterior, y con puntualidad británica, a las 17 horas estamos en la boca de la mina. Nos quitamos como podemos todo el barro que tenemos encima para dirigirnos a tomarnos unos merecidos refrigerios, primero a La Gándara y mas tarde a Bustablado, para que los cursillistas conozcan este pequeño pueblo que tan bien nos trata.