Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Torca Palomas. Galería de la Joyería

                     Texto:  Antonio                                        Fotos:   Carlos y Alicia
         Extraido de su crónica PowerFit

 

El asunto de ir al Eurotúnel (Sistema del Lobo) no acababa de cuajar. De una forma o de otra siempre ocurría algo que lo impedía. Y este último fds no iba a ser menos. Había mucha gente en el club la noche del viernes. Alfonso ofrecía conocimientos sobre el montaje de iluminaciones leds. Pero para ir al Lobo sólo éramos dos, Manu y yo. Para no liarnos demasiado nos decantamos por hacer una visita turística a la Cueva del Narizón. A última hora se sumaron Carlos, Ali y su hija Belén. Me lo tome como una ocasión excelente para hacer fotos en La Joyería.




El anuncio de PowerFit resultaba inquietante. Primero, no estaba seguro de si era un fabrica de instrumentos para ponerse cachas o si, en sí mismo, el sitio era un local de culto al Dios Cuerpo. Mirando de otra forma me encontré con el contraste entre ambos dos. Ella, la chica, blanca, rubia y estilizada. Él, supergorila más que humano, negro, hipertrofiado hasta el paroxismo y satisfecho de su plenitud.  Le estallaban las venas. Ellos dos, cada uno a su manera, miraban hacia la ladera donde, a menos de cien metros, están las entradas al submundo: el Narizón y Torca Palomas. Mi perplejidad dio lugar a un film mental sin final aparente. Miraba el anuncio y me sumergía en el paisaje que dominaba a las dos figuras humanas. Algo así solo podía ser Singapur o Tokyo o quizás Hong Kong. Me pregunté que cojones hacía este anuncio en el Vallegón de Castro Urdiales y que cojones hacíamos allí nosotros. Era como si sus miradas nos estuvieran comunicando el camino. El camino de la sociedad posposmoderna. Y como una fina burla, tal vez ironía, a nuestros esfuerzos por acercarnos a la Naturaleza. Me sobrepuse a mis reflexiones y, pacíficamente, seguí preparándome para entrar en la cueva.



                   


Se suponía que el sábado iba a ser algo lluvioso pero durante el viaje hacia Castro no cayo ni una gota. Y solo cayeron dos gotas cuando estábamos acabando de prepararnos frente a PowerFit. Una de las gotas le cayo a Carlos y la otra me cayo a mi en el pescuezo.  A lo largo del día debieron caer del cielo cuatro gotas más pero, como es lógico, no nos cayeron a nosotros. Sin embargo sí que nos cayeron, desde las goteras, abundantes gotas. A mi me entraron varias por el cogote. Resultaban estimulantes.
Belén es el resultado de una madre sin miedo alguno. O, cuando menos, sin ninguno de los típicos miedos que complementan a la hembra maternal española. Una niña de nueve años jumareando y pasando fraccionamientos. Incluso pasó un desviador, aunque le tuve que echar una mano. Todo un ejemplo. De vez en cuando Belén exhibía un genuino NO a medio camino entre infantil y adolescente. Alicia ejerciendo de madre -y Carlos de padre- con paciencia que bordeaba peligrosamente el enfado. Belén no quería ponerse los talabartes hasta llegar a la sima, Belén esto o Belén lo otro. Pero, en este caso, la sima estaba a dos minutos del coche así que Ali se puso enérgica y la niña se vistió de romano.

 


La instalación de Torca Palomas tiene chapas de inoxidable con parabolt de 10. Sin embargo en la tercera fijación hay que poner la chapa. Y el cuarto fraccionamiento es de parabolt de 8 zincado. Abajo hay una hermosa sala en penumbra. Se pueden realizar bonitas fotos. A partir de aquí solo hay un camino posible, por el río, pero éste se va enrevesando progresivamente. El acceso a los otros niveles es francamente lioso. Pudimos acordarnos entre Alicia y yo. Sea como sea se accede a otro nivel en el que hay una galería bastante ancha obstruida por conjuntos de formaciones. En un momento dado, después de pasar por bastantes estrecheces,  se accede a una zona de excéntricas notables. Al principio me costó convencerles de que trajeran las sacas pero después de un instante de contemplación no tuvieron ninguna duda.




El resto del tiempo se me pasó volando. Hacía lo que buenamente podía con la cámara en el trípode (La dificultad es colocar las luces de forma que realcen lo que en un fugaz instante has vislumbrado. Esa combinación de luces y sombras que hacen del paisaje subterráneo algo mágico o de otro mundo) Poso Alí, poso Carlos, poso Manu y poso Belén. Luego comimos. Y continuamos haciendo fotos. Belén me acompaño a una galería ascendente cuajada de cristales. La paciencia de algunos empezó a resquebrajarse y la mía también pero, aún así, se mantuvo en pié hasta el final. Alicia tuvo tiempo de lanzarse a explorar una continuación que la llevó a una sala con formaciones. Días más tarde he mirado la topo del Narizón. He descubierto que la zona donde Alicia empezó a hurgar es un portal. Por ahí hay más cueva que todo el resto que conocemos. Me temo que, como casi todas las cuevas de Cantabria, esta es una cueva en la que hay más de lo que indican las aparencias. Lo que pasa es que casi todos nos centramos en el recorrido de la travesía Narizón>>Torca Palomas. Y esto está ocurriendo en todas las cuevas que tienen una travesía o un recorrido estándar. La ventaja, para la posteridad, es que el deterioro de la cueva queda reducido a un camino muy concreto. 

                

No puedo decir que fuera cansado pero si notaba el paso de tanta estrechez y gatera. A media tarde salimos al exterior. Alicia y Carlos proyectaban ir a devorar pinchos en Sarón. Una especie de fin de semana gastronómico en que los bares de Sarón compiten por ofrecer los mejores pinchos a 1€ el pincho. Durante el viaje de vuelta a Solares nos fuimos calentando todos. Manu se marchó directamente a Sarón a comer pinchos. Yo me pasé por casa con la intención de ir un poco más tarde. Pero las circunstancias me desviaron hacia una velada más casera…


      

jueves, 22 de noviembre de 2012

Barranco del Sembrao



Aprovechando el buen tiempo, las altas temperaturas  de la semana pasada y como tenía un negocio pendiente con Iván, quedé con él para descender algún barranco. En principio quedamos el viernes bien temprano en Puente San Miguel para ir hasta Asturias, pero al final como él tenía que volver pronto a casa optamos por hacer algo más cercano y nos desplazamos hasta San Sebastián de Garabandal para descender el barranco del Sembrao.
El barranco (como ya sabíamos) es bastante corto y da poco de si, descendiéndolo en una hora. A los primeros metros de resaltes y toboganes le sigue un pequeño rápel de unos 8 metros.


Después de una larga zona sin mucho interés, aunque se puede realizar algún salto opcional y algún pequeño tobogán, se llega a la parte final del barranco, en donde encontramos dos rápeles más, el primero de ellos de unos 20 metros.

                       

Superado esta bonita cascada nos encontramos a escasos metros el tercer y último rápel, de unos 10 metros de altura.


En su base un sendero nos saca a mano derecha a la carretera, dando por acabado este modesto barranco. Aprovechamos que todavía es pronto y nos bajamos al pueblo de Cosio a tomar algo y charlar largo rato con la gente del pueblo, antes de volver  a casa para comer, después de esta fugaz visita al pueblo de los   milagros.

              

jueves, 15 de noviembre de 2012

El Mamut de Sarón



HISTORIA DE LA APARICIÓN DE LOS RESTOS

En los años 50, mientras se extraía tierra en la finca La Barrera de Sarón, propiedad de Antonio Lavín, para su utilización en la fabricación de teja y ladrillo en la tejera de Sarón, su sobrino Atanasio Laredo Lavín observo como aparecían restos que semejaban huesos. Nadie prestó atención a este hallazgo, pero  Atanasio , persona curiosa, recogió y limpio aquellos huesos, que podrían corresponder a costillas, fémures, etc.
Considerando que el hallazgo era digno de un museo, personalmente metió los huesos en sacos y en una furgoneta se dirigió al Museo de Prehistoria de Santander, pensando que se trataba de la osamenta de un dinosaurio, y allí deposito su cargamento.
En años posteriores Atanasio acudió en varias ocasiones al citado museo, pero los restos que el había entregado, nunca se exhibieron, ni nadie dio razón de ellos.
Durante estos 50 años, él conservo 2 vértebras, prometiéndose a si mismo que después de la nefasta experiencia, no entregaría las citadas vértebras a ninguna institución oficial.
Las vértebras en el año 2004, fueron examinadas por los paleontólogos  J.E. Urquijo, de la Universidad de Cantabria y por M. Castaños, de la Universidad del País Vasco, confirmando que se trataba de vértebras de MAMUT.

En noviembre de 2006, Atanasio Laredo Lavín, en un acto de generosidad hacia el pueblo donde le vio nacer, y hacia sus vecinos, donó las vértebras al centro de salud Pisueña - Cayón, para su exhibición permanente.








Después de ¡62 años! por fin se dieron cuenta del valor del hallazgo.
  El Gobierno Cántabro recibió en donación un sacro de mamut

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Water Stone & Rope

Para la próxima temporada tenemos que ir perfeccionando nuestra técnica de salto. Se acabo eso de taparse la nariz, gritar como niñas, etc. Os dejo un vídeo donde podemos aprender alguna pirueta y nuevas técnicas.



Buffff...... ¡Me duele el culo solo de verlo!

jueves, 8 de noviembre de 2012

Cueva de Chivos Muertos


Este pasado sábado visitamos la Cueva de los Chivos Muertos, que si bien  pertenece al municipio se Soba se accede a ella desde la localidad de San Roque de Ríomiera. Bien temprano por la mañana no sabíamos que íbamos a hacer, si barranco o cueva, pero unas nubes amenazantes nos ayudaron a tomar la decisión de meternos bajo tierra. A la salida nos apuntamos Alicia, Belén, Carmen y yo, después de que hubiera alguna baja de última hora.
De camino a San Roque los peores pronósticos se hicieron realidad, comenzando a llover con intensidad. A nuestra llegada al pueblo comenzamos a buscar la boca de la cueva desde la carretera y sin bajarnos del coche, pues es fácilmente localizable  al encontrarse unos 100 metros más al sur que el abrigo denominado El Campanario. Una vez localizada la boca y como la lluvia continuaba, decidimos acercarnos hasta La Concha con la intención de tomar unas cañas y comer unas rabas, esperando que la lluvia cesara y nos dejara cambiarnos con tranquilidad. El plan nos salio bien y aprovechamos una escampada   para regresar al lugar desde donde se accede a la cueva y cambiarnos sin mojarnos. Bajamos al río Miera y lo atravesamos, subiendo ladera arriba hasta llegar en pocos minutos a la pequeña boca de entrada.


La cueva es un complejo conjunto de galerías fósiles, excavadas a distintos niveles, que poco a poco vamos descubriendo y explorando. Es de configuración muy irregular, con amplias galerías y pequeños conductos.

                       

En una de las galerías cercana a una pequeña boca de salida, encontramos una colonia de murciélagos a los que intentamos no molestar mucho con las fotos. También encontramos varios esqueletos que bien pudiesen ser de los chivos que dan nombre a la cueva.


Una vez recorridos casi por completo los 1724 metros de la cueva, y un poco sorprendidos por la cueva, que sin ser gran cosa si supera en belleza a su vecina Cueva de los Zorros, vamos saliendo hacia el exterior, en donde comprobamos que el tiempo nos vuelve a respetar y nos permite hacer la resbaladiza rampa de bajada sin la presencia de la lluvia. Nos cambiamos y Alicia aprovecha para charlar con un pastor que anda por la zona, aprovechando para preguntarle por bocas de otras cuevas cercanas y que quizás visitemos en breve. También nos acercamos a la localidad de Merilla para localizar la cueva de Covallarco, antes de que la fría y temprana noche nos cayera encima, dando por finalizada esta jornada de espeleología.

        

lunes, 5 de noviembre de 2012

De vuelta a la Mina - Cueva de La Buenita


Hacía tiempo que le había prometido a mi amigo Javi  el llevarle a visitar la Cueva del Rescaño y que conociera un poco de la historia minera de la zona de Udias. Así que como para este sábado día 27 de octubre no teníamos ningún plan, aprovechamos para llamarle y quedar con él, mostrándose encantado de poder por fin realizar la visita.


El  día amaneció muy lluvioso y desapacible, pero aún así no nos íbamos a quedar en casa.  A la salida también se apunto  Kiki, quedando en pasar a recogerles  a las 11 de la mañana. Antes de recoger a Alicia y poner rumbo hacia Udias, pasamos a echar un vistazo a la cerveza que los dos están elaborando. Aquello no tenía muy buena pinta, pero según comentaban todavía le quedaba por hacerse. Algún día habrá que probar la cerveza "El Jaro" maestros cerveceros desde el 2012, jejeje.
Sobre las 12 estábamos en La Gándara, y como no queríamos hacer una visita pesada y larga decidimos cambiar el Rescaño, por la mas corta y bonita Cueva de La Buenita. Nos habían comentado que la puerta que habían colocado para impedir el paso estaba abierta, pero por si acaso Alicia y Javi fueron a echar un vistazo bajo la lluvia que no cesaba, comprobando que efectivamente el candado había desaparecido.


También nos habían comentado que ya no era necesario el uso de cuerda para descender al nivel más bajo de la cueva, pues habían colocado una escalera para descender el pequeño pozo. De no ser así no hubiésemos podido descender, pues mis compañeros no tienen conocimientos de técnicas de vertical.
Una vez cambiados comenzamos la corta aproximación hasta la boca de la cueva, dirigiéndonos hacía el mencionado pozo, disfrutando de un ameno paseo por las galerías mineras. Al llegar al pozo, comprobamos como efectivamente han colocado una larga escalera que permite la bajada a cualquier persona con un mínimo de agilidad.


Desde la base hacemos una visita a una pequeña sala bastante concrecionada. Hasta aquí la cueva les esta gustando a mis amigos, pero aún les faltaba por ver el plato fuerte de la cueva.

                       

Continuamos con la agradable visita, dirigiéndonos poco a poco hacia la sala de las excéntricas, en donde una vez más nos deleitamos con el espectáculo que presenciamos. Antes de ponernos a comer, me sacio sacando fotos, para luego tomar alguna más antes de ir saliendo hacia el exterior.

                       

Una vez volvemos a la zona minera, decidimos explorar las numerosas galerías, en las que por momentos te pierdes, pensando en lo duro que sería el trabajo en ellas. Antes de salir al exterior caminamos por completo la larga galería de entrada hasta el final, punto desde donde se ve minúscula la boca de entrada, calculando una longitud de unos 500 o 600 metros en linea recta.


Cuando volvemos de nuevo sobre nuestros pasos y llegamos a la boca después de tres horas de visita a la cueva, comprobamos que sigue lloviendo, haciendo el camino de vuelta a la furgoneta bajo la intensa lluvia, que ni tan siquiera nos dejo cambiarnos a gusto. Una vez cambiados volvimos a casa sin entretenernos mucho, y es que el día era de cabaña y chimenea, pero no impidió que disfrutáramos de una agradable visita.