Este pasado sábado visitamos la Cueva de los Chivos Muertos, que si bien pertenece al municipio se Soba se accede a ella desde la localidad de San Roque de Ríomiera. Bien temprano por la mañana no sabíamos que íbamos a hacer, si barranco o cueva, pero unas nubes amenazantes nos ayudaron a tomar la decisión de meternos bajo tierra. A la salida nos apuntamos Alicia, Belén, Carmen y yo, después de que hubiera alguna baja de última hora.
De camino a San Roque los peores pronósticos se hicieron realidad, comenzando a llover con intensidad. A nuestra llegada al pueblo comenzamos a buscar la boca de la cueva desde la carretera y sin bajarnos del coche, pues es fácilmente localizable al encontrarse unos 100 metros más al sur que el abrigo denominado El Campanario. Una vez localizada la boca y como la lluvia continuaba, decidimos acercarnos hasta La Concha con la intención de tomar unas cañas y comer unas rabas, esperando que la lluvia cesara y nos dejara cambiarnos con tranquilidad. El plan nos salio bien y aprovechamos una escampada para regresar al lugar desde donde se accede a la cueva y cambiarnos sin mojarnos. Bajamos al río Miera y lo atravesamos, subiendo ladera arriba hasta llegar en pocos minutos a la pequeña boca de entrada.
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La cueva es un complejo conjunto de galerías fósiles, excavadas a distintos niveles, que poco a poco vamos descubriendo y explorando. Es de configuración muy irregular, con amplias galerías y pequeños conductos.
En una de las galerías cercana a una pequeña boca de salida, encontramos una colonia de murciélagos a los que intentamos no molestar mucho con las fotos. También encontramos varios esqueletos que bien pudiesen ser de los chivos que dan nombre a la cueva.
Una vez recorridos casi por completo los 1724 metros de la cueva, y un poco sorprendidos por la cueva, que sin ser gran cosa si supera en belleza a su vecina
Cueva de los Zorros, vamos saliendo hacia el exterior, en donde comprobamos que el tiempo nos vuelve a respetar y nos permite hacer la resbaladiza rampa de bajada sin la presencia de la lluvia. Nos cambiamos y Alicia aprovecha para charlar con un pastor que anda por la zona, aprovechando para preguntarle por bocas de otras cuevas cercanas y que quizás visitemos en breve. También nos acercamos a la localidad de Merilla para localizar la cueva de Covallarco, antes de que la fría y temprana noche nos cayera encima, dando por finalizada esta jornada de espeleología.
Parece mucho mas grande de lo que era.
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