Remontamos la pista que va paralela al río Ara y más tarde sube decididamente hasta el Llano de Otal, soportando la fuerte temperatura que hacía a primera hora de la tarde.
Una vez en el llano entramos al cauce del río, encontrando un barranco bastante ancho y con abundante caudal.
La verdad es que los primeros metros nos parecieron un poco decepcionantes, llegando incluso a creer que terminaríamos el barranco cagando leches, pero poco a poco la cosa fue cambiando.
Empezamos a encontrar los primeros rápeles y muchas rampas, que bien son destrepables por los laterales o bien se puede montar rápel.
La zona final del descenso quizás sea la mas bonita, encontrando algún breve encañonamiento en donde el agua empujaba con fuerza, llegando incluso a montar un guiado.
El Barranco de Otal acaba en la Garganta de Ordiso, pero nuestra aventura continuaba, teniendo que afrontar el último pasillo que forma el río Ara en esta garganta.
Este ultimo pasillo de Ordiso es bastante acuático, poniendo mucha atención en cada movimiento que hacíamos.
Cuando llegamos al puente de Oncíns, final del descenso de la Garganta de Ordiso, abandonamos el río baja la atenta mirada de numerosos bañistas que andaban por la zona.
Ya tan solo nos faltaba regresar a San Nicolás en cómodo caminar por una buena pista, en donde por fin poder dejar los bartulos e irnos a tomar unas cervezas con nuestros compañeros de descenso.