Hacía bastante tiempo que queríamos ir a conocer la afamada Faja de las Flores en Ordesa, así que aprovechamos mi último fin de semana de vacaciones para desplazarnos (viernes por la tarde) hasta Torla, y ver si la fuerte tormenta que nos fue acompañando desde Pamplona, nos dejaba realizar alguna actividad a la mañana siguiente. El sábado amaneció un día un poco gris, aún así decidimos subir hasta Ordesa (subida en bus obligatoria en estas fechas) y ver que se podía hacer.
Pasamos por al lado de un refugio de madera abierto y nos desviamos a ver la gran cascada de Cotatuero.
Continuamos hacia arriba, siguiendo los indicadores a la Brecha de Rolando y las clavijas de Cotatuero. El camino se va volviendo más abrupto y uno tiene la sensación de que será difícil seguir avanzando, hasta que
llega un momento en donde debemos trepar por unos bloques. Este es el paso previo
a las clavijas de Cotatuero.
Nos ponemos el arnés, disipadoras y casco, justo antes de que las clavijas comienzan a aparecer en una estrecha canal. Realizamos una trepada en la que aún no hay linea de vida, extremando las precauciones después del susto de hacía un rato.
Superada esta trepada encontramos el paso equipado de las clavijas de Cotatuero, el tramo es corto pero bastante expuesto.
En todo momento tenemos
agarres para manos y pies, y el cable de acero para asegurarnos.
La salida de
las clavijas se hace junto a la cascada de Cotatuero, teniendo unas vistas espectaculares al valle y al camino de subida.
Descansamos y picamos algo junto al espectacular salto de agua. Después del descanso continuamos subiendo sin tregua, tomamos un pequeño sendero que gira a la
izquierda.
En esta parte del camino empezamos a oír ruidos que creíamos eran marmotas, confirmando tan solo unos metros más adelante que estábamos en lo cierto, comenzando a ver numerosos ejemplares. También empezamos a ver la flor de edelweiss.
Seguimos subiendo, el desnivel a superar es
importante y aunque el camino está poco definido, vamos encontrando pequeños
hitos que nos sirven de guía. Caminamos junto a un pequeño riachuelo, que una vez
cruzado nos acompaña siempre a nuestra derecha.
Después de una última subida y de
superar una zona de roca pulida, llegamos a la entrada de la Faja
de las Flores. Desgraciadamente no podemos disfrutar de unas vistas que se presumían espectaculares. La niebla que viene y va no nos deja ver al cien por cien todo el amplio valle.
Comenzamos a caminar por la Faja de las Flores, un balcón de
unos 3 km de longitud que discurre por un paraje impensable en lo alto del Valle de Ordesa.
El serpenteante sendero, unas veces estrecho y otras más amplio, nunca supone un problema para caminar. Paramos en una amplia zona para comer y ver si las nubes nos dejan disfrutar del amplio paisaje.
Comenzamos a descender bruscamente hasta llegar a un pequeño llano, en donde encontramos los indicadores de las clavijas de Carriata, pero como aún era pronto decidimos desviarnos a la derecha y en apenas media hora llegar a la cumbre del Tozal del Mallo (2.254 metros).
Volvemos hacia el camino de las clavijas de Carriata, comenzando un pronunciado descenso que nos llevo a los pasos equipados. Las clavijas en si no son complicadas, sólo que de
bajada es más delicado avanzar. Divididas en dos tramos la primera parte es la más comprometida, siendo la segunda más escalonada y con más agarres, aunque en ninguno de los dos tramos hay linea de vida.
Superado este acrobático paso continuamos descendiendo y destrepando metros sin parar, pensando que hemos acertado con realizar la ruta en este sentido y no al revés.
Llegamos al sendero que llega de la Faja Racón y como aún hay ganas de caminar, nos animamos a completar este precioso y largo circuito volviendo de nuevo hasta la cascada de Cotatuero, y de de ahí por terreno ya conocido hasta la pradera.
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