Durante la comida en Hecho, Jesús, Alicia y un servidor, comentamos que estaría muy mal el marcharnos del Valle sin realizar el descenso de la Boca del Infierno. Ademas lo habíamos dejado en la reserva, pues habíamos controlado su caudal, siendo el día de nuestra llegada bastante alto. Iván nos había comentado que lo ideal era hacerlo con 3,5 metros cúbicos más o menos, y eso era lo que marcaba la estación de aforo situada aguas arriba del barranco. Así que con las mismas nos dirigimos hasta el camping donde estaban Oscar y Naghy (que habían decidido tomarse el día de relax) para comentarles que si se animaban a descenderlo. No nos costó mucho convencer a Oscar, sobretodo cuando fue la propia Naghy quien le dijo que se iba a arrepentir si no se venía con nosotros. Jesús tenía dudas de si hacerle o no, debido a las molestias del dedo, y yo decidí que iba aunque fuera arrastras.
Cuando nos dirigimos hacia Oza para buscar a Iván y decirle que si se anima, de repente nos le cruzamos en la carretera. Le preguntamos que a donde va y nos responde que a casa, que tiene unos días libres. La respuesta fue contundente: sí, para casa, pero después del barranco.
Al final vamos a entrar en Boca del Infierno Ali, Oscar, Iván, Jesús (que al final se animó) y yo. Naghy nos hará la logistica acercándonos al comienzo del barranco y esperándonos en el final.
Nos bajamos del vehículo en una pequeña explanada a la izquierda que hay tras pasar el túnel, y buscamos un sendero que nos lleva en unos minutos al cauce del río.
El barranco comienza con una sucesión de resaltes, en donde damos alcance a un grupo numeroso de agencia de aventura. Los monitores les enseñan como realizar un tobogán-rizo muy guapo, y nosotros no queremos ser menos y también lo hacemos. Si no hubiéramos coincidido con los monitores de esa agencia ( no recuerdo su nombre), nos pasamos de largo el tobogán.
Luego un pequeño salto, unos resaltes más y llegamos al primer rapel/salto de 12 metros, según se quiera realizar. Para llegar a la cabecera tenemos un largo pasamanos a nuestra izquierda, en el cual ahora nos toca esperar. Vemos como montan un pequeño rapel para bajar al gran bloque empotrado desde el que se realiza el salto o te descuelgas. Entre los chicos de la agencia, hubo quien salto y quien rapeló, todos nosotros decidimos rapelar.
Unos resaltes más y llegamos al segundo y último rapel/salto de unos 6 metros. Esta vez sí decidimos saltar para evitar el rebufo. Acabada la larga poza final ya solo nos queda el subir por una senda, que en apenas 5 minutos, nos lleva hasta el Centro de Interpretación del Megalitismo. Tomamos unos "refrescos" y ahora sí, dejamos que Iván se marche para casa, mientras nosotros nos marchamos hacia el camping en donde preparamos algo de cena y pasamos una larga noche de sobremesa, recordando los buenos momentos que hemos pasado en este puente.
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