Aprovechamos una ventana de buen tiempo durante el pasado fin de semana, para desplazarnos hasta Espinama a pisar la nieve recién caída la noche anterior. Nada más bajarnos del coche un enorme ejemplar de perro terranova, con tendencia a escaparse de casa (como decía una placa atada en su collar) nos vino a saludar. Una sola caricia a Teo (que así se llamaba el perro) sirvió para que nos acompañase durante toda la ruta, abriéndonos huella durante todo el recorrido y pudiendo disfrutar de este precioso perro durante toda la jornada.
La ruta elegida era el PR - PNPE 26, denominada el Hayedo de las Ilces. Este cómodo circuito con inicio y final en Espinama permite compaginar la belleza de los pueblos del alto valle de Camaleño con los magníficos bosques de hayas y robles que tan bien se conservan en su entorno. Tras callejear entre la cuidada arquitectura popular de Espinama y Pido la ruta se adentra en la pista de Pierga en dirección a Cosgaya, que discurre por la margen derecha del río Deva y al pie de los frondosos bosques que descienden desde las cumbres del Coriscao por los valles de Pierga y Peñalba.
Disfrutamos mucho pisando la nieve polvo a lo largo de todo el recorrido, no requiriendo la utilización de las raquetas. La ruta discurre por un denso bosque de robles y hayas, surcados por arroyos que bajan de la Cordillera Cantábrica, hasta cuyas estribaciones llega el Parque Nacional de Picos de Europa.
Tras pasar por los prados de la Navega, se dejan atrás unos repetidores de telefonía, y se continúa por la pista, siempre siguiendo el ramal principal. Dejando el cauce del Deva siempre a la izquierda, la pista entra y sale continuamente en los pequeños valles que bajan por la derecha.
Se deja atrás el que lleva la riega de Pierga, para continuar por el denso bosque, salpicado de vez en cuando de algún roble de enormes dimensiones destacando entre los demás árboles.
Un nuevo entrante nos lleva al invernal del Mato, lugar donde paramos para comer. Tras cruzar la riega aparecen dos bifurcaciones, una a la derecha y un poco más adelante otra a la izquierda. Se toma esto último ramal a la izquierda que desciende rápidamente hasta un puente sobre el Deva que habrá que cruzar para salir a la carretera N-621 que viene de Potes.
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Cruzamos la carretera y subimos hacia el pequeño pueblo de Las Ilces, donde unos perros salieron a nuestro paso. Un solo gruñido de Teo sirvió para hacerlos retroceder.
Desde Las Ilces, la ruta sale por la izquierda, subiendo en fuerte pendiente durante unos momentos por el robledal hasta otra nueva bifurcación que da acceso a una pista más llana, y que habrá que seguir hacia la izquierda.
Enseguida la senda se divide de nuevo en dos ramales, y se vuelve a tomar el de la izquierda que desciende rápidamente hacia Espinama, donde nos despedimos de Teo, dejándolo con su dueño y dando por terminada esta preciosa ruta por frondosos bosques atlánticos.
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