Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

martes, 25 de junio de 2013

Barranco del Pico el Moro


                         

Domingo 26 de mayo, después de realizar la oportuna foto de grupo con los barranquistas de la concentración y tras despedirnos de la gente, pusimos rumbo hacia el recóndito pueblo de Ocejo de la Peña para descender el Barranco del Pico el Moro, abierto por el equipo de Xankleteando el 29-03-2011.
Cuando llegamos a Ocejo nos cuesta ver donde se encuentra la iglesia, lugar hasta donde tenemos que subir con el coche. Una vez localizada (en la parte alta del pueblo) nos dirigimos hacia ella, aparcando la furgoneta  intentando no impedir el paso a los vecinos, pues el sitio es bastante reducido. Mónica decide que ya ha tenido bastante barranco durante ese fin de semana y decide esperarnos en el pueblo, mientras el resto del grupo cogemos una pista que parte desde allí mismo y que esta marcada con pintura de sendero de pequeño recorrido.


Seguimos esta pista durante unos 700 metros hasta encontrarnos con otra que sale a la derecha mucho menos marcada que la anterior. A ratos seguíamos su confuso trazado, pero en otras ocasiones ascendíamos directamente campo a través, en dirección al enorme murallón calizo que teníamos en frente. Muy cerca ya de él encontramos de nuevo la pista principal, que en cómodo caminar nos sube al circo que forma el Pico el Moro, la Peña Blanca, Peña Rionda, etc. Una vez allí observamos como el arroyo se encajona a nuestra derecha, después de unos 45 minutos de bonita aproximación.


Nos preparamos para el descenso, dejando un margen de tiempo a un par de grupos que nos preceden, para por fin comenzar el descenso. Se trata de un barranco con dos tramos, separados por una preciosa cascada de 35 metros. En la primera parte del barranco, el cauce se va encajando poco a poco, con pequeños resaltes ( algunos se destrepan y otros se rapelan) y una sucesión de rápeles cada vez más altos, cuya mayor altura llega a los 13 metros. Echamos de menos un poco más de agua en el descenso, pero la verdad es que el barranco nos estaba gustando mucho, incluso aunque el cauce se encuentre bastante tomado por la maleza, y eso que los aperturistas hicieron una buena labor de tala.


Esta primera parte acaba con la gran cascada del descenso (35 metros), en donde a alguno le temblaron un poco las piernas, pero la verdad es que la bajada es muy fácil y gratificante.

                         

 En la base de la cascada, el barranco se abre unos metros y hay una serie de caminos que van por los margenes del arroyo, pudiendo abandonar en este punto el barranco si lo deseábamos, pero nosotros tan solo hicimos una parada para picar algo y continuar con el descenso.

                         

Enseguida el barranco vuelve a encañonarse entre paredes de unos 15 metros de altura, lo que da lugar a una serie de rápeles en los que se encadenan las badinas, hasta llegar al final del descenso.


Una vez terminado el segundo tramo salimos por la izquierda para evitar las zarzas y muy pronto vemos un camino que cruza el arroyo. Lo seguimos unos metros, para una vez que damos vista al pueblo hacer un poco el cabra y bajar monte a través hasta él (30 minutos de retorno).
En la iglesia nos ponemos a comer algo, mientras comentamos la suerte, o más bien tesón, que tuvieron Xankleto y su equipo de poder encontrar este pequeño y estético barranco, muy recomendable si se pilla bien de agua, demostrando que aún quedan joyas barranqueras por descubrir.
Una vez acabamos de comer, convenzo a parte del equipo para descender la Garganta de los Suplicios, situada en la salida del pueblo de Ocejo, y así conocer ese barranco de coleccionista, que si no se está por la zona, no merecería la pena ir hasta él por su brevedad.

             

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