Barranco Achar

Después de haber descendido la Foz de Fago decidimos acercarnos hasta el Parque Natural de los Valles Occidentales, en donde el barranquismo esta permitido (ya pudieran seguir el ejemplo otros muchos parques) para descender el Barranco Achar. Le elegimos entre otras cosas por su brevedad, pues no queríamos acabar muy tarde para poder hacer unas compras en la carnicería de Ansó y que Jesús posteriormente nos mostrara sus dotes culinarias con una buena barbacoa.

Cuando llegamos a Zuriza, tomamos una  pista a la derecha que nos llevó hasta el aparcamiento de Tacheras (plagado de coches) disfrutando durante el camino de las buenas vistas y de la presencia de gran cantidad de rebecos junto al río. El camino de acceso al barranco siguiendo el camino que se dirige hacia Achar de Alano se hizo duro, un poco por la hora que era (después de la sobremesa) y en parte también por no habernos quitado el peto del neopreno.

Superados los primeros resaltes iniciales del barranco, enseguida llegamos a la expuesta cabecera del primer rápel (20 metros) que te obligaba a cruzar el cauce justo al lado de la vertical.

Unos resaltes más y nos encontramos el segundo y último de los rápeles del descenso (17 metros) cuya bajada se hacía por fuera del agua.

Un largo pasillo con numerosos resaltes nos llevó hasta el final del barranco, justo en la confluencia con el Barranco Chipeta, aguas abajo de las cascadas de dicho barranco. Alicia y yo decidimos remontar un poco el río y ver de cerca estas preciosas cascadas.

Continuamos el descenso por el Barranco Chipeta, superando numerosos destrepes y realizando algún pequeño salto hasta salir al Barranco de Petraficha, siguiendo por el cauce del río hasta llegar de nuevo al aparcamiento de Tacheras, concluyendo de esta forma el descenso complemento del día.

Habíamos acabado la jornada barranquera temprano, así que nos volvimos tranquilamente a Ansó para realizar las compras y dar un largo paseo por el pueblo, antes de dirigirnos al camping a degustar una rica cerveza del Pirineo y la suculenta barbacoa que más tarde nos preparó Chus.