Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

miércoles, 17 de julio de 2013

Barranco Chipeta


                           

Lo primero que nos llama la atención al entrar al Barranco Chipeta es la gran anchura del cauce, aunque el Barranco Mazandu aporta más caudal que el propio Chipeta. El descenso comienza con un enorme caos de bloques, buscando la mejor manera de sortearlos. El día es caluroso, con alguna nube, pero las vistas son espectaculares allá donde mires.


Pronto encontramos el primero de rápeles, que si bien no es obligado, pues se puede destrepar por un lateral, decidimos hacerlo pues la temperatura invitaba al baño al igual que las limpias aguas del río.


Tras un nuevo caos de bloques llegamos al segundo de los rápeles (también evitable).


Enseguida llegamos al tercero de los rápeles del descenso de unos 15 metros, decidiendo instalar por fuera del agua y teniendo mucho cuidado con un fuerte roce que sufría la cuerda.


De inmediato estamos en la cabecera del cuarto y último rápel, el más espectacular y bonito del descenso, de 22 metros.


Otro pequeño rápel, este es fácilmente destrepable y llegamos a la confluencia del Barranco Achar, que descendimos el día anterior. Escogemos este lugar para picar una rica empanada que compramos el día anterior y unos mejillones, que empiezan a ser todo un clásico en nuestras aventuras.



A partir de este momento volvemos a repetir la parte final del Barranco Chipeta hasta llegar al Petraficha, pero esta vez no bajamos por el cauce, si no que nos salimos a la derecha en un hayedo, jabalineando un poco, buscando un sendero que asciende para luego ir paralelo al río, hasta encontrar el camino de bajada que nos llevó de nuevo al aparcamiento de Tacheras.
Aprovechamos para pegarle un lavado a todo el material y hacer la comida fuerte del día acompañados de una joven mastina que se puso las botas con la comida que le dimos, para rápidamente ponernos de camino hacia Ansó, terminar de recoger las cosas y emprender el camino de vuelta a casa, sufriendo alguna incidencia, pues la carretera que nos llevaba al Valle de Roncal estaba cortada por un desprendimiento, causándonos un pequeño retraso. De esta manera concluyo un fin de semana muy bien aprovechado y eso que surgió todo un poco de improvisto.

                 

1 comentario:

  1. aunque los barrancos no sean espectacurales en lo deportivo en el paisaje como bien dices merecen la pena.

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