Se nos acababa el tiempo para conocer y pillar la Foz de Fago con agua esta atípica temporada (a estas alturas ya debiera de estar completamente seca), así que el pasado viernes 28 de junio y después de unos rápidos e imprevistos preparativos pusimos rumbo hacia Ansó, en donde tendríamos el campamento base, más en concreto en el camping Valle de Ansó, bastante vacío a pasar de empezar la temporada alta ese mismo fin de semana. En el equipo había alguna baja, un poco por lo precipitado del viaje, formado en esta ocasión por Alicia, Carmen, Jesús y yo.
A la mañana siguiente, sin mucho madrugar y sin ninguna prisa ( teníamos el barranco a escasos kilómetros) pusimos rumbo hacia Fago, llegando al aparcamiento del comienzo del descenso con la idea de dejar allí el material y bajar al final del descenso para dejar el coche, volviendo a subir a pata para comenzar el descenso. Afortunadamente para nosotros, nos encontramos un grupo de Vitoria y uno de sus miembros había olvidado las botas en el aparcamiento de abajo, ofreciéndose a realizarnos la combinación de coches (aunque a Carmen le costara entenderlo, ¡¡¡ bufff !!!) evitándonos de esa manera una buena caminata. ¡ Muchas gracias chicos!. Una vez preparados y antes de que las numerosas empresas de aventura se fueran para el barranco les adelantamos para no sufrir retrasos.
El barranco tiene fama de ser uno de los más bonitos del Pirineo y por ese motivo tenía mis dudas de si iba a cumplir con las expectativas ( ya me he llevado algún chasco con afamados descensos), pero tengo que decir que sí, que las cumplió y con creces. Ya desde los primeros metros el descenso es precioso, pequeños saltos y destrepes hasta llegar al hundimiento que da acceso al comienzo del barranco en sí.
Un rápel en rampa da paso a la garganta, en donde los tonos verdes y el abundante agua con el que pillamos el descenso le daban un toque mágico.
Puentes de roca de toba, resaltes, varios rápeles más, vegetación y juego de luces de gran belleza nos llevan poco a poco al gran sifón, evitándolo a la derecha por una trepada equipada con cuerdas y cadenas.
Superado el sifón aún nos quedaba el último de los rápeles antes de que el barranco se abriera definitivamente.
Unos cuantos saltos y destrepes más, nos acercan al camino de salida del cañón, que en escasos minutos nos llevó al coche alucinados con este precioso descenso que bien merecida tiene su fama.
En el aparcamiento aprovechamos para comer algo y charlar con una empresa de aventura mientras decidíamos cual era el siguiente descenso del día.
Muy guapas las fotos Carlos, eres un artista.
ResponderEliminarDeseando de volver a escaparnos otro finde.
Nos salio un finde flipante y eso q lo decidimos el jueves noche y el viernes mañana. Habra q repetirlo
ResponderEliminarGracias Chus. Sois los modelos que sois muy pacientes.
ResponderEliminarNo estuvo mal.. jeje