Texto: Alicia |
Nuestro segundo día en tierras francesas amanece con una tormenta bastante fuerte sobre las 6:30 de la mañana.Desayunamos y damos un paseo por la localidad de Gillaumes, realizando alguna compra y esperando que el día vaya mejorando. A media mañana ponemos rumbo hacia el Clue d'Amen, pero cuando llegamos al aparcamiento desde donde se ven las cascadas finales sigue lloviendo, evaluamos la situación y decidimos no entrar con esas condiciones.
Nos desplazamos hasta el cercano pueblo de Entrevaux, que es bastante turístico, tiene una gran muralla, una ciudadela y también coincidimos con un viejo tren de carbón que nos dejó maravillados.
Durante la visita al pueblo intentamos conseguir por segunda vez en el día (ya lo intentamos en Gillaumes) las guías gratuitas randoxygène sobre barrancos de la zona, pero en ambos casos estaban agotadas.
Como parece que el tiempo mejora decidimos acercarnos a ver la cabecera del Roudoule para evaluar caudal y llegado el momento decidir si entrar en él. Cuando llegamos al puente colgante en donde está el aparcamiento del final del barranco comemos algo, y como vemos que el tiempo se estabiliza decidimos entrar en el barranco, animados también al ver una pareja que salía del cañón y nos comentó, en un buen español, que no daba problemas.
Durante la comida, vemos en el libro de Carlos que podemos enlazar un pequeño afluente que termina justo en el comienzo de las Gorges de la Roudoule, el Torrent d'Amarines, decidiendo enlazar los dos descensos y así realizar una actividad más completa. Fonso y Luisa deciden no acompañarnos en el descenso, pero nos aproximan al aparcamiento de la cabecera.
La aproximación al Torrent d'Amarines comparte la primera parte con la del Roudoule, pero en vez de meternos al cauce una vez llegamos al río, continuamos subiendo por un buen camino hasta llegar a un punto en donde nos debemos internar a la derecha en el bosque, por un sendero poco marcado que nos dejó en el cauce en apenas 25 minutos.
El Torrent d'Amarines es un barranco de iniciación con poco caudal, con fáciles verticales de hasta 20 metros, eso sí en alguna de ellas es necesario montar pasamanos recuperables pues las cabeceras están bastante expuestas.
Es un barranco divertido, sin tiempos muertos, muy aconsejable para combinar con Roudoule, pues aunque en el libro ponía que se tardaba unas dos horas en su descenso, nosotros llegamos al puente que marca el comienzo de las Gorges de la Roudoule en una hora.
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