Texto: Alicia
Después de acabar el "maldito roedor" (Raton) todavía nos quedaban ganas a tres miembros del equipo para descender el cercano barranco del Challandre, mientras el resto cogen las furgonetas y se van a curar la ceja a Chus, dejándonos justo al comienzo de la aproximación a eso de las tres de la tarde.
En un primer momento la aproximación se hace dura, pues es una pendiente bastante considerable, que unido al esfuerzo acumulado de habernos levantado a las 6 y el haber descendido ya el Raton, hace que suframos un poco. Afortunadamente la subida dio paso a una cómoda bajada que nos llevó en unos 40 minutos hasta el cauce, caminando por un sendero paralelo al río unos 20 minutos más hasta llegar al primer rápel, lugar en donde nos cambiamos.
No parece que hayamos cambiado de barranco, los tonos rojos siguen al igual que en el Raton, pero el barranco no es tan estrecho y los rápeles son más largos, siendo el agua mucho más clara, pudiéndose ver el fondo.
Tiene una primera zona de rápeles de poca altura, seguida de una zona de pateo por el río sin interés.
Más adelante encontramos una zona de cascadas enlazadas que te dejan con la boca abierta. Los rápeles se enlazan unos con otros por marmitas que no daban problemas, encontrando una equipación de 10, no siendo necesario rapelar en ningún momento por el agua.
Después encontramos otro corto tramo de río sin mucho interés que nos llevo a las dos últimas cascadas, que nos dejaron justo al lado de la carretera entre dos túneles de las Gorges du Cians.
El descenso nos llevó unas 2 horas, teniendo que esperar al resto del grupo un buen rato, pues contaban que saldríamos más tarde del barranco.
Cuando llegaron nuestros compañeros, lo primero que hacemos es preguntar a Chus que le habían dicho sobre su ceja, contándonos las vueltas que habían tenido que dar para al final acabar en una farmacia. Más tarde nos cambiamos y decidimos cambiar otra vez de valle, más en concreto hacia el valle de la Vésubie.
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