Presentación

Este es el blog de Carlos y Alicia, en donde os mostraremos las salidas a la montaña que realicemos solos o con nuestros compañeros y amigos.

martes, 21 de agosto de 2012

Cordiñanes - Collado Jermoso (1ª parte)


                      

Llevábamos mucho tiempo con idea de subir a Picos de Europa y pasar un fin de semana vivaqueando, y por fin después de una larga espera, el fin de semana del 11 y 12 de agosto nos animamos a esta aventura Mónica, Jesús, Alicia y yo. Por uno u otro motivo habíamos pospuesto mucho esta salida y los fines de semana en los que el buen tiempo nos podía acompañar se estaban acabando, pues los últimos días de agosto y primeros de septiembre los vamos a tener muy atareados. Los pronósticos del tiempo eran muy buenos, quizás demasiado buenos, pues se anunciaba una ola de calor para todo el país.
Quedamos con Chus y Mónica en pasar a recogerlos sobre las 8 de la mañana en su casa, para después emprender el largo viaje hasta la población leonesa de Cordiñanes, a la que llegamos sobre las 11:30 horas tras realizar alguna parada para hacer unas compras de última hora. Este primer día nos lo íbamos a tomar con tranquilidad y tan solo queríamos llegar al refugio de Collado Jermoso, aunque si nos daba tiempo quizás ascendiéramos  alguna cumbre.
Una vez preparadas las cosas y después de que a Alicia y a mi se nos quitara la cara de incrédulos al ver las mochilas de Chus y Mónica, pues llevaban todo lo necesario para el vivac en una ¡¡¡ mochila de 22 litros !!!, yendo nosotros con sacas más grandes y cargados como mulas, emprendemos la aproximación hacia La Rienda de Asotín, senda tallada en roca y con un atrevido trazado que va ganando altura poco a poco hasta perder de vista al pueblo de Cordiñanes en el Canto La Rienda.


Entramos en la Canal de La Sotín (o Asotín) y tras superar el Paso de Alfredo entramos en el Hayedo La Sotín en donde realizamos una parada para recuperar el aliento y beber algo de agua bajo la sombra de las hayas. Hasta ahora hemos tenido bastante suerte, pues casi toda la subida la hemos realizado en la sombra, pero esta situación va a durar muy poco, justo hasta la salida del hayedo y comenzar a subir la Cuesta Robequera, que nos lleva directa hasta la Vega de Asotín.


Empezamos a buscar las sombras que generan algunos de los grandes bloques que hay en esta vega y aprovechamos para volver a descansar. Ahora el sol calienta de lo lindo, pero no tanto como en un principio  habíamos pensado. Tras hablar unos instantes con una guiri, retomamos el camino de ascenso siguiendo los hitos, que nos llevan zigzagueando hacia la Canal Honda, aunque nosotros seguimos el camino más marcado  que iba más a la izquierda, entrando en la Canal Solano y que en poco tiempo nos lleva hasta el Collado Solano, en donde realizamos una nueva parada y hablamos un rato con unos chicos de Santa Marina de Valdeón.


Comenzamos una travesía ascendente horizontal que tras superar la parte alta de la Canal Honda nos lleva a la parte alta de las Traviesas de Congosto, en donde paramos para picar algo y Chus haciendo honor a su apellido nos premio con unos mejillones en escabeche, regados con una cerveza fría que nos supieron a gloria.


Más adelante hacemos una bajada hasta entrar en el Argallo Congosto, por el que subiremos realizando alguna trepada y superando algún paso estrecho hasta llegar bajo la cascada (casi seca en esta ocasión) que forma la fuente de Jermoso. Pasamos bajo la cascada y cruzamos a la otra vertiente para ascender por ella y por fin dar vista al refugio Diego Mella, al cual llegamos sobre las 16:30 horas.


Lo primero que hacemos al llegar es tomarnos una buena birra de cañero, y preguntar al guarda si nos pueden dar de cenar esa noche, respondiéndonos afirmativamente. Una vez solucionado el tema de la cena le preguntamos sobre un buen sitio para montar las tiendas, indicándonos un par de lugares a los que echamos un vistazo antes de decidirnos por uno. Nos ponemos a montar las tiendas, y como todavía es pronto hablamos de la posibilidad de hacer alguna cumbre, pero de repente aparece una niebla muy intensa que tapa en ocasiones por completo las montañas, para dejarlas de nuevo a la vista tras un tiempo. Con este panorama de tiempo, decidimos dejar la ascensión para el día siguiente y dedicar el resto de la tarde a pasear por la zona, charlar con la gente ( entre la que encontramos algún conocido) y tomar unas cervezas en tan idílico lugar.


La niebla nos iba a dar el único chasco del día, y es que no íbamos a poder disfrutar del hermoso atardecer que se puede ver desde los collados cercanos al refugio. El disgusto lo olvidamos con una buena cena de ensalada de pasta, filetes de lomo y piña, disfrutando además de buena compañía. Con la tripa bien llena nos  fuimos hasta nuestro campamento para enseguida echarnos a dormir, deseando que la dichosa niebla desapareciera a la mañana siguiente y por lo menos nos dejara ver el amanecer.

        








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